La canción sigue siendo la misma. J Mascis lleva décadas persiguiendo un ideal sonoro, apegado a él como un koala que abraza su rama. A grandes rasgos, el nuevo disco de Dinosaur Jr. es algo que hemos escuchado muchas veces antes. Pero con esta banda, a pesar de toda la exuberancia de los chirriantes solos de guitarra de su líder y de la contundente base rítmica que lo sostiene, en realidad nunca se trata de planos generales, sino de fotos chicas. En los detalles pequeños yace el encanto de Give a glimpse of what yer not y, más importante aun, su razón de ser: potenciar un catálogo de estándares exigentes. Recordemos que se trata del cuarto álbum de la formación original tras su regreso hace 12 años. A estas alturas, Mascis, Lou Barlow y Murph llevan juntos el doble del tiempo que duraron la primera vez. Y no han dado pasos en falso: los lanzamientos de esta segunda etapa ameritan un espacio entre lo mejor de su carrera, especialmente Beyond (2007), tal vez el disco de reunión definitivo.

La racha ganadora sigue. Give a glimpse of what yer not puede ser descrito en idénticos términos que cualquiera de sus antecesores. Le calzan las etiquetas usadas para verbalizar a Dinosaur Jr. desde los ochenta: crujiente, slacker, eruptivo, melódico y el usual etcétera. Pero cada milimétrico giro que el trío le da a la tuerca de siempre devela un nuevo universo de posibilidades, o al menos la cantidad suficiente como para nunca merodear los terrenos del autoplagio. El descorazonador “Be a part” debe ser el enésimo tema de Mascis sobre el amor y los dolores torácicos que conlleva, y aun así enriquece su narrativa sobre el peliagudo asunto con un tipo de desgarro malherido, crepuscular y resignado que no es el mismo de, por nombrar una canción vieja, la explosiva “Turnip farm”. Similar es lo que ocurre con los dos aportes de Barlow, “Love Is…” y “Left/right”, posicionada de forma sorpresiva como cierre del disco; ambas podrían ser de Folk Implosion y Sebadoh, respectivamente, pero poseen una cualidad distintiva y difícil de conceptualizar sin apelar al tópico de la madurez, que nunca será apropiado para hablar de un grupo como Dinosaur Jr., sumido en un estado de eterna adolescencia.

Es sólo una de las encrucijadas que propone Give a glimpse of what yer not. Lo que lo hace especial es tan sutil que cuesta darle captura en un lenguaje concreto. Era de esperar: todo lo que firma el grupo responde a las visiones de J Mascis, un personaje conocido por ser silencioso hasta la crispación, pero al que nadie supera en expresividad cuando empuña la guitarra; o sea, la clase excepcional de artista que dice con música lo que calla su boca. Así que es normal perderse buscando la manera de aterrizar en palabras algo como, por ejemplo, la fluidez de la comunicación que entabla con sus compañeros en “Knocked around”, acaso la menos predecible de las canciones del disco, de arranque sumiso y remate bravío, donde guitarra, bajo y batería no hacen más que intercambiar halagos. Complicidad, química, rapport o como se llame, en esa connivencia, otro intangible más, está el motivo de mayor peso para contestar un rotundo sí cuando nos pregunten si el nuevo disco de Dinosaur Jr. vale la pena.