Fotos: Rodrigo Ferrari

La historia puede ser cruel, sobretodo con las bandas de música. Al final del día, esta las separa solo en dos categorías, sin distinguir género: las que importan y las que no.

En casi 10 años de explosión de pop realizado en Chile, hemos podido ver como varios puntos en la empresa que significa montar una banda se han profesionalizado, como se ha capitalizado la opción de girar fuera del país y, por sobre todo, como el cancionero local se ha engrosado con un gran puñado de buenas canciones. Contando con todas estas virtudes, esta escena aún conserva frentes inconclusos: La popularidad en redes sociales no ha podido ser traducida en una convocatoria real en cada show, sosteniendo el circuito (salvo eventos especiales) en los mismos locales de las mismas comunas del centro de la ciudad, haciendo parecer más fácil montar giras a Europa que cortar un ticket en comunas como Puente Alto o Maipú, solo por citar las más populosas de Santiago, ciudad que casi todos tienen por centro de operaciones.

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Esta asimetría ha generando una distancia insalvable con los seguidores, la que se refleja en una identificación tímida y difusa, estableciendo a todo este grupo de proyectos musicales como una tercera o cuarta fuerza en el marco nacional de música popular, por detrás del omnipresente panorama de rancheras y ritmos tropicales, la balada romántica o fenómenos ya establecidos y de gran arrastre, como el hip hop de Portavoz, Salvaje Decibel, Jonas Sanche o Movimiento Original.

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Afortunadamente, Ases Falsos ha escapado de toda etiqueta o categorización. De la versión higienizada de folklore latinoamericano o de la canción prefabricada para comercial de retail que suele tomarse como atajo en muchos proyectos nuevos con el ánimo de ser llamados inmediatamente ¨producto de exportación¨. Con lo demostrado el pasado Domingo 03 de Agosto ante casi 2000 personas que los fueron a ver solamente a ellos al Teatro La Cúpula del Parque O’Higgins en el lanzamiento de su segundo disco, ¨Conducción¨, queda claro que su juego pasa por ir quemando una a una las etapas, de conquistar primero la cuadra para luego saltar al mundo, tal como se les exigía a los futbolistas de antaño, en donde para optar a un cupo en ligas extranjeras, se les exigía como mínimo en torneo local o continental con su club de origen. Ser referentes lo