Les presentamos el cuidadoso trabajo de Rotación de Ceres, quinteto chileno cuya propuesta se nutre del post-rock instrumental y otras vetas más progresivas, para brindar un estilo propio y divergente, de cósmicos efluvios y sabores latinoamericanos, además de un factor escaso entre tanto escepticismo: un profundo sentido de crítica social. Siendo tan amplia su oferta, lo mejor es dejarse llevar por sus melodías, contenidas en su debut de reciente estreno Sinestesia. El guitarrista y bajista Joan Texidó Zlatar responde por sus compañeros.

Ciudad de origen: Santiago de Chile.
Integrantes: Miguel Aguilera (sintetizadores, percusiones, guitarra), Sebastián Díaz (bajo, guitarra, batería), Juan Francisco Monsalve (batería, bajo, percusiones), Joan Texidó (guitarra y bajo) y Ricardo Valdés (guitarra, bajo, batería, sintetizador, flauta traversa).
Sitio web: www.myspace.com/rotaciondeceres

-¿Qué instrumentos usan y cuáles consideran más peculiares en su estilo?
-Los instrumentos que utilizamos en Rotación… son los tradicionales de cualquier banda de rock (guitarras, bajo y batería), pero quisimos incluir nuevos timbres para resaltar ciertos aspectos de la música. Con esto nos referimos a las percusiones (congas, maracas, shaker, triángulo, palo de agua), el vibráfono, sinte y los efectos. Las percusiones dan una onda más latina a los temas y más propiedad al estilo que hacemos; el vibráfono es una influencia de bandas como Tortoise, The Mercury Program y de Steve Reich, entre otros, y lo usamos por la sensación que nos genera su sonoridad. En el disco grabamos con uno real, pero en vivo usamos un sampler, ya que comprar uno es carísimo.

-¿Cómo nació Rotación de Ceres?
-En 2007, Miguel, Sebastián y Ricardo me invitaron a mí y a David Román para hacer un grupo. El día que nos juntamos por primera vez comenzamos a improvisar y desde ahí no hemos parado. Luego que David dejara el grupo, pasamos por varias etapas en las que muchas personas —Ricardo Herrera (Bonifaz, Sri Lanka 100) y Jaime Aguilera y Luís Muñoz (La Caída del Zar)— se hicieron partícipes del proyecto, hasta que a mediados de 2008, Juan Francisco se integró al grupo y resultó la actual formación de la banda. Desde el comienzo del grupo han aparecido nuevas personas, efectos e instrumentos, lo que ha generado una maduración y algunos cambios que se ven reflejados en los temas y dan cuenta de todo el tiempo que ha pasado y las cosas que juntos hemos aprendido.

-¿Y el nombre de la banda?
-Al comienzo buscábamos nombres en cosas del espacio y así conocimos al planeta enano Ceres. Cuando, por azar, llegamos a ver la “rotación de Ceres”, nos hizo mucho sentido el juego de palabras que se producía, ya que nos cambiábamos los instrumentos en varios temas. Además, Ceres es también la diosa romana de la agricultura, la cosecha y la fecundidad, asuntos ligados al concepto más profundo de la banda.

-¿Cuál es la innovación de su propuesta?
-El hecho de hacer música instrumental nos hizo dejar la canción más tradicional, trabajando con patrones que generan pasajes similares y forman finalmente un tema. Además, aprovechamos el hecho de que todos interpretamos distintos instrumentos, haciendo la composición y la interpretación más variadas. Por otro lado, estamos enfocados en realizar un aporte cultural con nuestra música e ideas en nuestro país, ir más allá del mero hecho de sólo tocar, para entrelazarnos con el medio como seres sociales conscientes.

-Una de las estilos que se vienen a la mente con su música es el post-rock de la vertiente más jazzera (Tortoise), con ciertos aires del rock matemático (Don Caballero, The Mercury Program), pero también se dejan escuchar trazos acelerados o contemplativos de rock progresivo. ¿Cómo fluyen las distintas corrientes musicales en su forma de hacer música?
-El proceso de composición que desarrollamos se basa en la improvisación. Luego seleccionamos partes y las trabajamos en profundidad. Al basarnos en la improvisación, plasmamos las tendencias que influencian a cada uno de nosotros. Así aparecen distintas sonoridades, con bases en el post-rock, el minimalismo y rock progresivo. Además, incluimos ciertos matices musicales que encontramos en Latinoamérica, como la pachanga y el bossa nova, entre otros.

-Siguiendo el juego de los tags que definen su música en myspace, ¿qué presencia tiene lo “latinoamericano” en su música?
-Los orígenes de nuestro estilo se encuentran más que nada en Estados Unidos, por lo que es muy lejano a lo latino. En los dos años que llevamos, nuestra búsqueda de identidad nos llevó a incluir matices más propios de esta región, ritmos e instrumentos, para que así se puedan diferenciar rasgos musicales propios del lugar de donde venimos.

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-El viernes 5 de Septiembre presentaron Sinestesia, su álbum debut. Cuéntenme un poco sobre el proceso de grabar este disco y las principales ideas que tenían en mente.
-El disco lo hicimos de manera independiente. Entramos al estudio en febrero de este año, realizamos algunas grabaciones menores y la mezcla terminó en julio. Fue un proceso intenso, pero absolutamente enriquecedor. En un principio, pensamos que la música generaba distintas tonalidades y por eso nombramos a cada tema con colores. Después, les dimos a cada uno un concepto sobre críticas a la sociedad, con la idea de transmitir más que emociones y sensaciones. Así, algunos hablan de la relación del hombre con la tecnología o del abuso de las transnacionales con los países en vía de desarrollo, del mito que es hoy el desarrollo en el mundo. Otros proponen una relación más armónica con la naturaleza o un cambio en la concepción de la ciudad. Cada una de estas ideas las fuimos madurando y esto terminó plasmado en el disco. Como los temas son “de colores”, al momento de buscar nombre para el disco, la sinestesia (mezcla de impresiones de sentidos distintos) calzó perfecto con las ideas que ya teníamos, porque englobaba las dos partes y así se redondeó el concepto global. Esto también se plasmó en el arte del disco. Como cada tema tiene un color y un concepto, entregamos cada uno a amigos y artistas para que hicieran una obra. En el disco hay nueve temas y el mismo número de trabajos, todos juntos en un libro, además de la portada. Agradecemos a todos los artistas que trabajaron en el disco, además de Hernán Díaz, quién aportó el arte de nuestros últimos afiches y Sebastián, quien diseñó la caja de cartón del disco, que viene con harto trabajo y autogestión.

-¿Cómo son sus shows en vivo?
-La música instrumental que hacemos es muy abstracta, por lo que desde un principio, proyectamos visuales acerca de los temas que nos interesaban. Con el tiempo nos dimos cuenta de que había que explicitar aún más esto, por lo que integramos diálogos a los temas e interactuamos más con el público, a través de la conversaciones sobre criticas y propuestas que nos parecen muy importante divulgar.

-¿Qué es lo que más disfrutan en Rotación de Ceres?
-El hecho de compartir una instancia donde converjan muchos de nuestros intereses artísticos y sociales, ha producido que la conexión entre nosotros nos sea sólo musical, sino que también humana. Hemos entablado una amistad y un compañerismo muy profundo, donde el compartir integra buenos momentos, celebraciones y bastante trabajo en equipo, lo que está complementado con las disciplinas en que nos desenvolvemos. Sentimos que constituimos una creciente familia, donde se han ido sumando más personas de las que integran la formación musical.

-Podrían citar discos o bandas que llamen su atención actualmente.
-Algunos discos que podemos mencionar son Mirrored de Battles, por su sublime fusión entre lo electrónico y lo análogo, algo tan propio de hoy día donde el humano se compenetra cada vez más con la máquina. Algo así también se percibe en el disco Beacons of Ancestorship de Tortoise, que transmite la sensación de un mundo cada vez más acelerado y tecnologizado. Adam Pierce (Mice Parade, Him, The Dylan Group) ha realizado un trabajo admirable desde lo musical hasta la post-producción. En Latinoamérica, nos parece muy importante el aporte de Irakere y Tom Jobim. Y en el ámbito nacional, Ocillatore de Mutrone, con una sonoridad única en sus composiciones y atmósferas, el reciente ep 6123 de Jovenabuelo, donde se aprecia un desarrollo musical sorprendente de su sonido característico, y el disco Montaje de la banda ya disuelta Suspensión, grandioso en lo instrumental, juegos melódicos y letras profundas.

-Desde su experiencia, ¿Qué consejo le darían a cualquier banda que trata de hacerse un espacio en la escena nacional, ya sea con tocatas o discos?
-Desde nuestra breve experiencia, quizás lo más importante es tomarse un poco más en serio el asunto, ensayar y tocar harto. También la perseverancia es un valor importante a la hora de abrirse espacio. El hecho de ser independiente demanda que toda la gestión sea de la banda, desde la creación y producción musical hasta la difusión. Ya no estamos en la época en que un productor toma una banda y la lleva a la fama, más bien la escena independiente está reforzándose cada vez más y la autogestión tiene un protagonismo clave. Cada día en nuestro país están naciendo nuevas agrupaciones musicales, con un trabajo propio y original, lo que deja en nuestras manos el destino de la música chilena.