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En dos palabras. Así define Joey Burns, sin etiquetas ni complicados encasillamientos, la música que hace junto a Calexico, y que trae a nuestras tierras este domingo, cuando se presenten en el Centro de Eventos Cerro Bellavista (Ex Oz).

Joey Burns es un hombre de recursos. Y un hombre curioso. Lo primero hace que se sobreponga como puede al débil vínculo telefónico, crujiente de estática, a través del cual conversamos. La línea entrecorta cada palabra. Lo segundo, lo de su curiosidad, es lo que hizo que formara una banda con nombre de pueblo fronterizo y que, guiada por esa sensación de mezcla cultural no tiene miedo al mestizaje sonoro. Más abajo, el hombre habla de por qué su último disco, Garden Ruin (2006) suena distinto al resto, de cómo encontró su propia voz a lo largo de los años y de por qué las mejores canciones se las guardan para el final.

Los discos de Calexico parecen infectados de una obsesión por el detalle ¿Son conscientes de eso o les salen así las cosas nomás?
Más que nada tratamos de asegurarnos de que todo se sienta bien. No se trata de los detalles, por los detalles, pero puede ser interesante a veces agregarle a una canción el color de un acordeón, o un par de acordes… el carácter es más importante que el detallismo. Al final es eso lo que echa a andar la letra de una canción. Y no es que nos guste el sonido perfecto tampoco. El lo fi tiene rincones misteriosos que es grato explorar en la grabación. No nos metimos mucho en eso en nuestro último disco, Garden Ruin, pero en otros metimos mensajes de grabadoras, guitarras, tratamos de abrir la paleta de expresión sonora. Usamos samples, instrumentos, lo fi, hi fi. Cualquier cosa que ayude a contar mejor la historia.

¿Crees que Garden Ruin es un disco más mainstream? ¿se propusieron eso al hacerlo?
Esa palabra nunca entró en nuestro vocabulario, en realidad. Lo que sí quise, y lo hice conscientemente, fue buscar una unidad con la música popular independiente de ahora, con el sonido de gente como Sufjan Stevens, Iron and Wine, Yo la tengo. Pop indie, ¿sabes?. Estamos tratando de encontrar nuestro sonido distintivo.

Partiste murmurando las letras y en los últimos discos parece que encontraste una voz… digo, la sacaste afuera, por lo menos.
Bueno, lo de encontrar una voz, musical y melódicamente, sí, lo siento así. Sobre mi propia voz y la manera en que canto, salir de giras y tocar más me ha dado cada vez más confianza.

¿Qué te pasa cuando escuchas canciones viejas de Calexico? ¿Eres conciente de una evolución?
Cuando escucho discos viejos, se ve que hay un camino, no soy muy consciente de los cambios eso sí, no cambia para mí a lo largo de los años. Es casi como si estuviera hablando, buscando las palabras correctas, expandiendo el vocabulario. Los murmullos funcionan muy bien en el estudio, pero en vivo es más difícil hay que ser atronador. En diez años he logrado hacerlo en un par de teatros, lo de la intimidad. Cantar bajito, lograr que la gente se conecte con eso. Igual es difícil ver si he cambiado tanto. Hay tanta música nueva… hay mucho material similar. Me gusta explorar nuevos sonidos, cosas que no hayan sido tan manoseadas.

La búsqueda de nuevos sonidos que agregar a la mezcla de Calexico ¿es espontánea, o es como hacer la tarea?
Nuestra búsqueda del sonido es una empresa continua. Uno puede investigar algo, como el violín chino, y tienes que aprender a tocarlo, o te enamoras del banjo… siempre buscas nuevos sonidos. Yo por lo menos. Se trata de explorar, y retornar, también. Vamos y venimos hacia nuestra raíces sureñas, al pop, a la sicodelia. En el último disco ponemos mucho énfasis en las guitarras. Juntamos jazz, big band, y mariachi. Y si hay algo que nos gusta hacer en cada disco es hacer que la última canción de cada uno sea “la veraniega???. Que tenga algo de una tarde soleada, por lo menos la intención… es la despedida de cada disco, es como si dijéramos, “mira, te queremos dejar con esto???.

Tú mismo dijiste que tus canciones se tratan de contar historias, y una de sus canciones llegó a la banda sonora de Collateral, de Michael Mann ¿Harían alguna vez un soundtrack?
Nos encantaría. Nos encantaría, la verdad. Pero sería raro igual. Tendríamos que cambiarle el nombre al proyecto, para que la gente lo tomara en serio. Una vez trabajamos con Mark Mothersbough, el cantante de Devo, para una banda sonora, pero al final eso no salió bien.

Ustedes han editado hasta ahora siete discos que son exclusivos de sus giras. ¿Van a traer copias de alguno cuando pasen por Chile?
Ja, ja. La pregunta del fan. Sí, vamos a llevar algunas copias de eso con nosotros.

Otra de fan: ¿vienen con mariachis?
No, pero vamos con dos trompetistas, acordeón y melódica… hay mucho que ocurre en el escenario.