El próximo 21 de julio se presentará en el Teatro Caupolicán de Santiago una de las voces más singulares del neo folk. Ahora, con tintes de soul y al rescate de artistas como Aretha Franklin, Chan Marshall atraviesa uno de sus mejores momentos musicales. La mujer tras Cat Power pasará por Chile para presentar su alabado repertorio y es la ocasión precisa para revisar su destacada carrera como intérprete y compositora.

Una tarde, Charlyn Marie Marshall se despierta a las tres, confundida y con su habitual vaso de scotch en la mano. Alguien llama a su puerta y ella no quiere abrir. Últimamente, su vida gira en torno a una gran depresión. Tras casi quince años de tocar la guitarra, el piano y cantar en discos y en público –de rock and roll, al fin de cuentas-, Chan, como la apodan, llega al límite y toca fondo. Su propia imagen, corroída por la tristeza y dibujada en Rolling Stone, la anonada.

Bajo su alias de Cat Power, ese viejo nombre con el que se escuda y define a la hora de interpretar, Marshall acaba de lanzar su disco The Greatest (Matador, 2006), tal vez el que mejor refleja el estado de vacío y destrucción en el que se encuentra. La que toca la puerta es una amiga que había tomado un vuelo de dos horas para socorrerla. ¿La solución? Internarse. Mientras el disco la lanza a un cuasi-estrellato (a ella, la chica indie despreocupada y siempre emergente), Chan se recupera de la soledad en la que había encontrado como único consuelo el beber.

Lo que para muchos creadores es un medio para desinhibirse, para Cat Power era un estilo de vida. Desde entonces, Charlyn Marshall está sobria. Lo complejo resulta ser lo difícil que es renegar del tremendo legado en canciones que dejó antes de ello. Es paradojal que The Greatest sea considerado por parte de la crítica como su mejor entrega, siendo que como persona ella estaba en su peor momento.

VIDEO: Cat Power – “The greatest” (en vivo, Jools Holland)

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Entretención sana y limpia

La vida de Chan Marshall, una joven que acaba de dejar la adolescencia y afincada en la ciudad de Atlanta, cambió su rumbo el día en que ella abrió para Liz Phair en Nueva York. Entre el público que asistía a ver a la rubia -revelación en los circuitos arty y hype-, estaba Steve Shelley, el baterista de Sonic Youth y dueño de la pequeña disquera Smells Like Records.

Chan Marshall, por la época, poseía un repertorio intenso y crudo, de cuerdas tensas y voces desafiantes, el que encandiló al batero, quien la fichó y decidió sumarse a su proyecto como banda de apoyo junto a su amigo Tim Foljahn de Two Dollar Guitar. De esta banda nace Myra Lee (Smells Like, 1996), un mini álbum que sorprende por su capacidad de exorcizar historias nunca resueltas y por lo descarnadas de sus canciones.

Este intento –que sigue a Dear Sear, un 10” debut- posee un estilo amenazante, siempre a punto de romper el hilo, gótico y sureño. De factura lo fi – o de tomas en vivo-, Myra Lee sorprende por la radicalidad desnuda y simple de su propuesta, afilada como una navaja, o las uñas de un gato. El errar de sus días en Atlanta, tras dejar un hogar destruido en Georgia –criada por su abuela con padres jóvenes y separados -, forman el material para las extremas evocaciones del disco. Amigos yonquis, punks, y círculos de jóvenes desesperados y perdidos son su fuente de inspiración.

Muy interesante para una joven de su corta edad –Marshall tiene poco más de 24 años-, el álbum pasa de mano en mano hasta llegar a las oficinas del respetado, aunque confidencial, sello Matador, que edita parte de lo mejor del momento, con Pavement, Yo La Tengo y Helium entre sus filas. De nuevo con Foljahn y Shelley en el estudio –el muy de moda Easley Recordings-, Cat Power esgrime su primera carta más visible, el mismo 1996: What Would The Community Think.

VIDEO: Cat Power – “Nude as the news”

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El single “Nude as the news” se transforma en un pequeño éxito alternativo, y le permite a Marshall ir de gira por Estados Unidos y Europa, alcanzando una notoriedad indie gracias a su estilo folk. Lo acústico recién eclosiona desde el underground con autores como Smog y Sentridoh, y Cat Power surge como una respuesta femenina y atractiva. Cuando no contradictoria, al dejar varias veces la guitarra tirada en el escenario luego de tres canciones a causa de los piropos insistentes de la audiencia masculina.

Marshall se sitúa en el borde, con temas como “Good clean fun”, donde se condena desde ya: “después de esto / ya no habrá entretenimiento sano y limpio”. Además, brinda entrevistas con la cabeza en la luna –y en la copa- y el novio de turno al lado. Sus canciones tienen tanto de belleza como de destrucción y nostalgia, y algunos medios indie la comparan a un tardío Kurt Cobain. En este tiempo, Chan se empareja con Bill Callahan de Smog, y se inspira en gran medida de su nihilismo a la hora de grabar y componer canciones.

La luna y la libertad

Durante 1998, Chan parte a Australia para reunirse con un par de músicos que destacan por su trabajo en The Dirty Three: el baterista Jim White y el guitarrista Mick Turner. La banda de ambos –completada por el violinista Warren Ellis- genera gran interés en la época, tras su brillante Horse Stories, que revoluciona las maneras de entender una explosión instrumental desatada de folk, western y blues.

VIDEO: Cat Power – “Cross bones style”

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De las sesiones en Oceanía nace Moon Pix, un disco que se nutre de las texturas de White y Turner, además de piano y flauta, lo que adorna en gran medida los temas de Cat Power, basados en el canto y la guitarra. Las metáforas siguen siendo crípticas, pero la desesperación inicial ya ha pasado y deja espacio a atmósferas más misteriosas que inquietantes.

Los amplios espacios australianos bañan composiciones como “Cross bones style”, segundo éxito independiente de Marshall. El tercero vendría de la mano de una versión de The Honeydrippers: “Sea of Love”. Esta será incluida en The Covers Record (Matador, 2000), donde Marshall tributa a artistas como los Rolling Stones y Smog, con su particular estilo. 2003 es el año en que publica su primer material propio desde Moon Pix: You Are Free.

VIDEO: Cat Power – “He war”

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En este álbum, con el que un horizonte más amplio la descubre y empieza a hablar de ella, más allá de los reductos indie y los fanzines, Cat Power se reafirma y alcanza una cierta estabilidad. Sus canciones, como “He war” suenan firmes y decididas, escritas y firmadas con una mano sólida gracias a la experiencia. Tanto así que se da el tiempo para sacar al año siguiente un DVD con temas grabados al aire libre y al natural: Speaking For Trees (Matador, 2004). Estos serán los últimos destellos de una Marshall luminosa, con voluntad y creativa, antes de sumirse en la depresión insigne que daría como fruto The Greatest.

Hey, Aretha, canta una para mí

El soul, el jazz y el funk comienzan a permearse en Cat Power, quien se inspira de Aretha Franklin y James Brown esta vez –dejando atrás el indie folk-. El disco que construyó desde su auto-inflingido infierno resultó ser el que le valió la entrada a las masas, con entrevistas en las principales cadenas norteamericanas debido al éxito de ventas y popularidad del álbum. The Greatest llega incluso a ser reeditado por Matador en una edición económica y formato best seller.

VIDEO: Cat Power – “Lived in bars”

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No hay nada como vivir en una botella y como terminarla en pos del mundo, canta Marshall en “Lived in bars”. Su estilo más accesible dio frutos inmediatos, con sus aires retro (años ’70) y de moda, y gracias al apoyo de leyendas del género en el estudio. En la misma línea, y aún más sofisticado, aparece Jukebox (Matador, 2007), su último álbum a la fecha y una nueva compilación de versiones, esta vez con un toque más acorde al soul que ha venido explorando.

Rehabilitada y sobria, Marshall se preocupa ahora de su apariencia y se ha convertido en una mujer sexy y sugerente. Formó una nueva banda, con talentos como su amigo Jim White y el ex –Blues Explosion Judah Bauer, con quienes se espera toque en Chile. Su nuevo repertorio, con sus interpretaciones de “New York, New York” o “Aretha, sing one for me”, la sitúan en una nueva dimensión en la que Chan se siente cómoda y le ha brindado frutos.

Discografía Recomendada: Maullidos, rasguños y ronroneos

You Are Free (Matador, 2003)

Una fuerza y precisión inéditas en la más bien dubitativa Chan Marshall inundan You Are Free. Tras ocho años de carrera discográfica, Cat Power enfrenta el camino con firmeza. Sus nuevos temas, los primeros en un lustro en ser editados dan fe de que ya no es una principiante experimentando de manera intuitiva.

Con el apoyo de invitados ilustres, como el violinista Warren Ellis de Nick Cave and The Bad Seeds, Dave Grohl de Nirvana y Eddie Vedder, la norteamericana logra un álbum más tenso y acotado. Los esfuerzos previos sirvieron para que Marshall explorase distintas maneras de escribir canciones, hasta llegar a una síntesis exacta en este disco.

“He war”, “Free” o “Werewolves” tienen el encanto habitual de Cat Power, aunque perfeccionado. Su banda suena por primera vez menos minimalista y es posible percibir un mayor diálogo entre los instrumentos (como la guitarra y la batería) en algunos pasajes, incluso rock.

Moon Pix (Matador, 1998)

Un disco más maduro que los experimentales inicios de Cat Power, Moon Pix presenta a una cantante menos incierta a la hora de firmar sus canciones. Tras giras por Estados Unidos y los clubes de Europa, y el aprecio de la crítica hacia su debut para Matador, Chan Marshall esgrime temas intensos en clave folk. Lo suyo aquí es enmudecer y dejar inmóvil al auditor, apoyada por los sólidos Mick Turner y Jim White de los australianos The Dirty Three, país donde se grabó este álbum.

Las texturas nostálgicas de los sureños impregnan los arreglos cuidados de la norteamericana, la que logra aquí su mejor acierto. Las citas son directas y Marshall se da el tiempo para recordar a Bob Dylan con su “Colours and the kids”. Con aires introspectivos, como la calma tensa y oscura antes de una tormenta, Cat Power se encuentra en un período de gracia donde compone, tal vez, lo mejor de su repertorio (al punto de re-versionar el tema “Metal heart” hace un par de años).

“Back of your head”, “He turns down” y “Cross bones style” muestran a una compositora capaz de elaborar letras misteriosas y crípticas, junto a melodías que hipnotizan, a modo de un muy bello consuelo. Moon Pix confirma con creces la promesa que era Chan Marshall y la proyecta como una de las iniciadoras de la actual escena neo folk (Julie Doiron, Mirah, Tara Jane O’Neil).

What Would The Community Think (Matador, 1996)

Las tres primeras canciones del segundo álbum de Cat Power tienen el poder de un disco entero. Sutiles, descarnadas (“Good clean fun”) o para quitar el aliento (“In this hole”), Chan Marshall apunta al hueso sin remordimientos. El single “Nude as the news” desgarra con su intensidad mordaz (“Jackson, Jesse, tengo un hijo en mí, y está relacionado contigo”), impropio para sus pocos años, irreverente y, desde ya, su primer clásico.

Ya esos cuatro temas se los quisiera cualquier compositora durante su juventud (a la par de la grandeza inmediata de Polly Jean Harvey), con una inocencia hippie a la hora de tocar aires neo country de resaca tranquila junto a sus nuevos amigos. En este caso, Steve Shelley de Sonic Youth y Tim Foljahn de Two Dollar Guitar, quienes se unen junto a Marshall en un segundo esfuerzo en un año (tras el debut Myra Lee). Llega el turno de empezar en grande, artísticamente hablando, y nada menos que para Matador, la disquera indie del momento.

What Would The Community Think mece, rasguña, se sacude, paraliza, emociona. Todo al mismo tiempo y sin mediar un porqué. Este disco vale una condena, quién sabe si una redención. “Bathysphere”, el tema de Smog que Cat Power incluye aquí, abre la interrogante: “Y si el agua corta mi cuerda, suéltenme libre. No me importa”.

“Water and air” incluye historias inconclusas, difíciles de conectar, a la manera de una Ofelia trágica con un amante que se va bajo el agua, noticias de amor y muerte simultáneas en el periódico. No haces eso a tus veintitantos. Menos al comenzarlos. A menos, claro, que seas Cat Power.

Myra Lee (Smells Like, 1996)

El álbum debut de Cat Power es descarnado y lo-fi. Con Steve Shelley en la batería y Tim Foljahn, Myra Lee se pasea entre el folk, el country y el blues con aires añejos y del sur de Estados Unidos. Unos principios totalmente secretos, estos temas contienen frescura y emotividad, cuando no uno que otro exceso. La búsqueda intuitiva y minimalista de la joven cantautora alberga una llegada profunda y cálida.

“Ice water”, “Rockets” y “Enough” demuestran el enorme potencial de esta nueva revelación, y se sitúan como atemporales desde ya. En una época de guitarras distorsionadas, bajos funky y neo metal, Cat Power se remite a la herencia de Dylan, Fleetwod Mac y Joni Mitchell con una garra punk heredada de su admiración por Black Flag. Con melodías intrigantes, a veces desoladas, Chan Marshall explora territorios peligrosos e inestables, confusos y perturbadores.

Myra Lee es de esos discos en los que más vale dejar un hilo que señale el camino de vuelta, so pena de perderse en un bosque oscuro y tenebroso.