Para Pilar Duarte

El hair metal tiene mala reputación. Demasiadas mallas transpiradas, demasiado pelo inflamable, demasiada balada cantada a través de sonrisas perfectas. Y aún así, fue uno de los géneros más populares en los ochenta, lo que generó una oposición que permitió que surgiera el indie rock gringo como movimiento. Gracias, delineadores con glitter y escenarios con volcanes en llamas. Pero si jugamos a quedarnos en esa superioridad moral y desestimamos a una friolera de músicos de un manotazo, ¿de qué nos estamos perdiendo? Pues de disfrutar sin ironía —como una cabra chica cantando “Let it go” de Frozen— las canciones ochenteras de Heart.

Heart son las hermanas Wilson, una banda de rock liderada por dos mujeres. Para efectos prácticos nos importa un huevo los cambios de integrantes del grupo y que se formaron a finales de los setenta cerca de Seattle como una banda de hombres que no iba a ningún lado. Sí, está el glamour de que uno de esos integrantes primitivos desertó de la guerra de Vietnam y se escapó a Vancouver, y que por eso fueron famosos primero en Canadá. Pero la historia que nos importa parte y termina con las hermanas, esa anomalía total, las dos liderando una banda de rock pesado que tenía como referente principal a Led Zeppelin. Mujeres lindas, talentosas, que con el tiempo se convertirían en multiinstrumentistas, mejores amigas de Stevie Nicks —hasta que no pudieron seguirle el ritmo de sus carretes—, y que fueron acosadas por una joven de nombre Courtney Love que soñaba ser ellas, como las hermanas Wilson alguna vez soñaron ser los Beatles pero no acostarse con los Beatles, lo que marcó un sismo cataclísmico en la manera de ser mujer en el rock y las dejó de frontwomen. En los primeros planos, sí, enfocando sus pechugas y sus buenas pintas, pero también los solos de guitarra y de piano de Nancy, con Ann alcanzando esas notas perfectas que en terminología de Jack Black “te derriten la cara”.

Y como cualquier banda, tuvieron su momento de oro, con Dreamboat Annie (1976) y su mezcla sutil de rock pesado y raíces folk, del cual salió su gran hit “Barracuda” (favorita de Guitar Hero en el futuro). Después de eso cayeron en la irrelevancia a principios de los ochenta, de la cual, por supuesto, regresaron gloriosas, porque si no no sería una historia de rock. En 1985 lanzaron Heart, reconvertidas a un sonido de estadio, lustroso en sus punteos rockeros y de coros más grandes que la vida misma. Se vendieron, como dirían los odiadores. Se reconvirtieron, según los amadores. Lo que nos importa es que en ese álbum venía “What about love”.

Originalmente escrita por la banda Toronto, las hermanas Wilson la tomaron y le dieron el tono justo para que “What about love” fuera una canción Heart. En su biografía Kicking and dreaming: A history of Heart, soul and rock & roll, las hermanas comentan sobre su buen ojo para tomar canciones de otros y transformarlas a su sonido rockero y grandilocuente, con una sensibilidad por los coros certeros. Eso les jugó en contra en la horrible “All I wanna do is make love to you”, que después terminaron odiando. No fue así con “What about love”, mega hit de la banda y una de las mejores canciones para apoderarse del despecho, volverlo un problema de la otra persona y así salir vencedora del embrollo.

“He estado sola / te he estado esperando… / El amor que te envío / parece no estar atravesando tu corazón”. Predecible, claro, otra canción de amor donde el pobre hablante, o en este caso Ann, canta toda triste con su vozarrón encerrada dentro de su propia autocompasión, acompañada de esos sintetizadores calmos… hasta que entran las guitarras en el segundo párrafo y Ann despierta: “Te estás escondiendo”, y hay un poco de rabia ahí hacia esta persona que “quiere mantener todo bajo control estando bien / en tu camino a la cima”. Pues bien, yuppie desconsiderado, Ann viene a recordarte que algo se te olvidó.

Y ahí entran las hermanas Wilson, en un esfuerzo colectivo, a preguntarse con la fuerza de los riffs y esa batería ochentera qué pasa con el amor. Esas dos que están siempre la una para la otra, cubriéndose las espaldas, rescatándose sobre y bajo el escenario. Esas mismas hermanas hacen sonar “love” como una advertencia para un tercero, ese insensible que está dejando escurrirse algo valioso y vaya que está siendo estúpido, porque Ann quiere compartir algo fundamental.

Utilizando una metáfora Wall Street, nos enteramos que este yuppie testarudo no quiere comprar lo que Ann ofrece, algo que nos duele por dentro escuchar, porque nos sabemos una pepita de oro que cae por una ranura. Y Ann, guerrera, nos reafirma que el problema no es nuestro. Como una visionaria del descrédito de la cultura exitista de los ochenta, le dice al necio que ese amor que ella quiere entregarle “lo va a necesitar algún día”.

El video de “What about love”, en concordancia con la moda de la época, es como una usina porno donde Nancy surge de un molde como de oro líquido y Ann aparece con un martillo de Thor. Sí, hay cuerpos de mujeres gratuitos y muchos primeros planos demás, pero hay algo muy fuerte en la imagen de dos mujeres saliendo del lugar de víctima y reforzando la importancia del amor en un coro que parece diluirse en los juegos vocales superiores de Ann hacia el final de la canción. Y quizá la comparación de Frozen no era tan peregrina. A las Wilson les corrieron un rumor estúpido de incesto al inicio de su carrera (y ahí surgió “Barracuda” como respuesta), pero nadie reparó en el amor potente, filial que se profesan estas hermanas. Quizá no necesitaban un príncipe que las salvara, sea en forma de yuppie distante o de Cameron Crowe (marido por un buen tiempo de Nancy). Quizá sólo necesitan recordarse qué pasa con el amor.