Guía para entender una de las formas musicales más peculiares del siglo XX

VI.
Tú también

A principios de los ‘90, los ahora omnipresentes U2 comenzaban a cosechar su éxito global, tras entrar, por fin, al mercado estadounidense. Hacía rato se habían encerrado a preparar el que resultaría ser uno de los álbumes más importantes de inicios de la década, Achtung baby. Durante su visita al país del Norte -a fines de los ’80, documentada en el film Rattle and hum-, el popular animador Casey Kasem (legendario conductor del programa “American Top 40”) se vio en la necesidad de realizar un programa especial sobre ellos…

Desde comienzos de los ‘80, también en EEUU, el colectivo conocido como Negativland transmite Over The Edge (En el límite), un programa de radio de tres horas basado, fundamentalmente, en la mezcla de found sound (o sonido encontrado, como se le llama al material tomado de los medios de comunicación y el entorno), la improvisación (tanto instrumental como en términos de comunicación) y la interacción abierta y azarosa con el público, por vía telefónica.

A mediados de 1990, Negativland editó U2, un maxi single con dos tracks basados en tomas fallidas de las locuciones realizadas por Kasem para su especial. La clave de continuidad conceptual fue “I still haven’t found what I’m looking for” (título inicial del single) y, en muchos sentidos, representa un dialogo abierto con el anteriormente mencionado The Beatles play The Residents.

Al año siguiente, el sello que, a la sazón, los editaba –SST Records-, recibió una demanda de Island Records, que, en representación de U2, alegaba infracción de copyright, reclamando en idénticos términos a los que utilizara la CRIA respecto del CD Plunderphonic de John Oswald. SST, conocido por su postura contraria al rock corporativo, ofreció primero compartir los costos de la demanda con el grupo, para luego –y en una actitud inusitada– desdecirse del compromiso y, a su vez, querellarse contra el colectivo. Toda esta situación los llevó a incorporar, desde la sola vereda del arte que transitaban, al ala del activismo -labor que han continuado hasta nuestros días.

Los resultados no se han hecho esperar: el caso, que tomaría cuatro años en resolverse, y que fue profusamente autodocumentado, tambien a modo de collage, en el actual libro-disco Fair Use: The story of the letter U and the numeral 2, ha sentado precedentes tanto o más bulliciosos como el de Oswald. Asumieron la edición del box set69plunderphonics96 , a principios de los 2000; tomaron parte en la redacción de la licencia Creative Commons conocida como Sample Me; y fueron invitados a integrar el directorio del grupo activista Digital Freedom. Como vemos, el encuentro con la verdadera faz de la industria musical no los paralizó ni amedrentó. Muy por el contrario.

Con todos estos precedentes, Negativland no hizo sino extender el quehacer de los plunderphonics a un área que ellos mismos bautizaron, al iniciar su recorrido, como culture jamming: una mirada metalingüística, subversiva, crítica y, sobre todo, lúdica e irónica respecto de los medios de comunicación y los entornos capitalistas; un quehacer que toma este material, lo reconfigura y lo devuelve al medio, y en donde todas las respuestas o consecuencias que desencadena terminan formando parte de la obra. Da que pensar cómo, a pesar del tiempo transcurrido y el trabajo generado, estos modi operandi no tienen un correlato o versión local. Esta historia, que ha pasado por cuánto soporte de grabación ha habido, y que hoy conocemos y cobró sentido gracias a Internet, se sigue escribiendo, con distintos nombres, y su repercusión aún no termina…

Gerardo Figueroa (1969) es artista sonoro y tiene a su cargo el proyecto de investigación artística GFR Broadcasting System. Actualmente prepara la edición de varios discos online para la Universidad de Chile, Sheep, Pueblo Nuevo Netlabel y Michita Rex Records.