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No Shout, No Calls es el cuarto disco de Electrelane con fecha de lanzamiento para el 30 de Abril, en Gran Bretaña. ¿Las conocen? Revisamos aquí su breve historia, sus principales discos y conversamos con Verity Susman y Mia Lily Clarke, sobre su nuevo álbum y su gira actual junto a Arcade Fire.

Gran Bretaña, 1998. Otro año importante para la música inglesa. Y para las mujeres. Debutan dos cuartetos de chicas con éxitos fuertes en los charts. All Saints vende más de un millón de copias de su single ‘Never Ever’ (con melodía inspirada en el himno cristiano ‘Amazing Grace’) y B*Witched mezcla folclor irlandés con estructuras pop logrando éxito en Europa. Algunos ídolos caen. Las Spice Girls aceleran su declive con un tercer disco más que sonso- y suman retirada de Geri Halliwell-, The Verve llega a su fin. Otros vuelven al ruedo. Ian Brown, de Stone Roses, acapara focos con su debut solista. Oasis experimenta el cansancio de su fórmula, durante el tour promocional de Be Here Now, pero Pulp se saca de la manga un álbum ambiguo y oscuro: This is Hardcore.

Ese año, en Brighton, uno de los balnearios más famosos de la costa sur de Inglaterra, cuna de Fatboy Slim, destacada por su diversidad étnica, centros universitarios y por convertirse en un polo aglutinador de asociaciones gay, lesbianas y transexuales, nacería una nueva banda de chicas cuyas influencias no eran del presente más directo. En los márgenes del tiempo, Verity Susman y Emma Gaze experimentan formatos en el dormitorio de ésta. Ambas tocaban juntas desde 1996 en diferentes grupos. Emma, baterista desde los quince, acostumbraba jugar sobre tracks de Buddy Holly; Verity, amante del Farfisa, órgano clásico en álbums como The Piper At The Gates Of Dawn (Pink Floyd), tocaba música desde niña y sus ideas se tejían en un universo distante. Un universo paralelo estaba a punto de abrirse, un hoyo negro con imbricadas conexiones con el pasado, y apropiaciones del presente más reciente, un pequeño trance de alucinación sicodélica y rockera de gran espontaneidad. Electrelane.

Habría que decir que las cosas se han dado aceleradas e intensas en su breve historia. Tal como les gusta jugar en su música. Su debut lo hicieron en 2001 bajo Let’s Rock, un sello creado por ellas mismas para difundir su música y la de otras bandas (aunque hasta hoy no hayan promovido más grupos, principalmente por falta de auspicios). Aquel disco, Rock it To The Moon, sólo pudo ser real tras varios cambios. Dejaron atrás dos bajistas para fijar finalmente a Rachel Dalley. Perdieron a su guitarrista Debbie Hall y ganaron a la joven Mia Lily Clarke, colegiala, admiradora de Kathleen Hanna (Bikini Kill, luego en Le Tigre), quien llevaba no más de ocho meses jugando con su guitarra. Habían definido las bases de su estilo en numerosos y revueltos shows locales. Y habían grabado varios epés para Skint y Fierce Panda. En su primer disco recogen algunos de esos temas: ‘Le Song’, ‘Gabriel’, ‘Blue Straggler’ y ‘Film Music’ (estos dos últimos, los únicos videoclips de su carrera).

Sin duda, Syd Barret sentiría una nostalgia nocturna, incómoda, de bailes desordenados y luces fractales al escuchar Rock It To The Moon -¿lo habrá alcanzado a escuchar? Pero no sólo de sicodelia sesentera se nutrían. Su música, eminentemente instrumental, establecía cruces con el krautrock alemán y extendía los avances del vintage rock practicado por Stereolab (sobre todo, desde el glorioso Transient-Random Noise…); en sus momentos más calmos, destilaban un groove soporífero muy velvetiano, sobre todo si se toma en cuenta sus intereses artísticos. Y también acumulaban el bagaje de bandas de inicio de los noventa, como Bikini Kill y, peculiarmente, The Faith Failers, grupo de fugaz existencia en los albores de los noventa, primer fichaje de Too Pure y conexión directa con Quickspace, mediante su guitarrista y vocalista Tom Cullinan. Estos y otros afluentes entraban en combustión explosiva, sin tregua ni pérdida de tiempo, un registro que mantiene su sangre joven hasta hoy en día.

Prontamente, Electrelane captó las orejas de Sleater-Kinney, Death In Vegas, Broadcast, And You Will Know Us By The Trail Of Dead, Primal Scream y Le Tigre, quienes las acompañaron sobre escenario. Comenzaría su pasión por los grandes recitales y las giras. Fue natural su presentación en los Ladyfest de Glasgow 2001 y Londres 2002 (junto a Chicks on Speed, Kaito y otras). La mayoría de ellas tenían simpatía por miradas diferentes sobre los movimientos feministas, desde Patti Smith y Simone d’ Beauvoir, pasando por Yoko Ono, hasta la literatura y la música del riot grrrl a inicios de los noventa, con Bratmobile y Bikini Kill como puntas de lanza del punk femenino. Estas y otras motivaciones políticas no afloraban en sus canciones. Verity se pronunciaba así: “La música puede ser política sin tener un mensaje político explícito en las letras. Cualquier cosa que no sigue un patrón, que establece una diferencia en el rock tradicional y que es interesante y diferente al mainstream, da un mensaje político. Todas estamos de acuerdo en que no queremos letras y de que hay otras oportunidades para hablar de nuestras posturas políticas??? (DIS, 2001).

Lo suyo era trabajar sobre ideas estrictamente musicales. El tiempo descubriría valiosos matices. En ‘I want to be the President’, su ep de 2002, había una ligera mofa en la canción del mismo nombre sobre quién merecía estar en poder. No sólo eso: sin contar el cambio de ritmo, más bailable, cercano ya al electropop de Ladytron (otro grupo nacido en 1998), aparecía la voz cálida, gutural y suave de Verity, antes escondida en los tracks de su debut bajo codificadores electrónicos. Verity también cierra por esos años una etapa importante, al acabar sus estudios de filosofía en Cambridge. Electrelane estaba listo para un viaje fundamental. Estados Unidos. Chicago. Electrical Studios: Steve Albini, claro. Fanático del Rock It To The Moon, el productor distingue las vigas maestras de su sonido y juntos depuran el empacho de rock garajero para grabar y mezclar, en sólo tres semanas, otra cara de la moneda. Un disco asombroso para sus fans y ellas mismas: The Power Out (Too Pure, 2004). Consolidan su incorporación a un sello histórico, Too Pure, con asociación de Beggars Banquet en Estados Unidos.

La clave en The Power Out es la fluidez con que Electrelane se desplaza en sus canciones. Contraste evidente, aprovechamiento y recambio de ideas, un formato lleno de talento sin ser pretencioso, más bien, evitándolo. Las formas eléctricas se descomprimen y se adoptan trajes sueltos, con un pop que atraviesa B-52’s hasta Ladytron, adaptaciones free-jazz de la mano del saxo, teclados y ukulele, con mucha afinidad con Pram, sobre todo si se piensa en la manera de cantar de Verity. También deja su huella otra inspiración novedosa para la época. “Quería hacer algo más folky???- explicaba Verity-, “no algo que sonara como folk moderno, pero sí influenciado por las tradiciones folk más que el krautrock y el sonido electrónico de nuestro primer disco. Yo estaba pensando en cosas similares a himnos, piezas espirituales??? (Neumu, 2004).

Ese mismo año, la maquinaria deja a Electrelane otra vez sin bajista. Rachel Dalley es remplazada por la actual Ros Murray. Años más tarde, Emma Gazze daría algunas claves: “Después de un rato sin conseguir mucho dinero, a la vez que sigues permanentemente en tour, puede afectar drásticamente tu vida. Ella (Rachel) quería asentarse, y es algo que todas podemos entender??? (FecalFace, 2007). En la navidad, se repiten el plato con Albini. Nace Axes (Too Pure, 2005), donde cambian otra vez la hoja de ruta y alcanzan un punto intermedio entre sus grabaciones previas, con un trabajo más complejo. Grabado desde el inicio al final con todo el grupo en una sola pieza, Axes insiste en ecualizar entre el registro en vivo y en estudio.

Siguen dos años de extensas giras por Estados Unidos y Europa, hasta llegar al Asagari Jam Festival en Japón, cuyo escenario tiene una vista privilegiada del monte Fuji. Luego, Australia. Aquel país cierra otro ciclo. Agotadas, con shows sucesivos en distintas localidades del país, las niñas se sienten distantes entre sí. Necesitan una pausa.

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No Shouts, No Calls: su mejor experiencia como banda

Un receso de seis meses entre 2005 y 2006 serviría para recuperar la inspiración y la fuerza. “Tienes que poner tu corazón en las grabaciones???, atestigua un comunicado del grupo en un post del Myspace, referido al período de grabación de nuevas canciones. Lejos de las tierras de Albini, y con el apoyo de Bill Skibbe & Jessica Ruffins, propietarios de Keyclub Recordings en Berlín -por donde han pasado, entre otros, Fiery Furnances, The Kills y Pit er Pat-, Electrelane graba su cuarta placa a fines de 2006, No Shouts, No Calls (Too Pure, 2007).

Su nuevo trabajo verá la luz en Inglaterra a fines de Abril. Ahora se encuentran girando junto a Arcade Fire por Europa. Un día después de su primer show junto a los canadienses, conversamos con Mia Lily Clake y Verity Susman. Aseguran haber vivido su mejor experiencia de escritura y grabación con este cuarto Lp.

Desde Rock It To The Moon hasta Axes, los títulos de sus discos sugieren una actitud fuerte, sostenida en canciones poderosas y emotivas. Su nuevo títutlo, No Shouts, No Calls (No más gritos, no más llamadas), parece sugerir una reacción contraria sobre las entregas anteriores. ¿Cómo ven esto? ¿Y cómo describirían sus nuevas canciones?
Mia: Para ser honesta, nunca le hemos dado mucha importancia a ninguno de los títulos de nuestros discos, pero me gusta tu interpretación de ellos. Creo que para nosotras el título de No Shorts, No Calls no sugiere una reacción frente a nuestras grabaciones previas. De todos modos, musicalmente se nota diferente de todo lo anterior, y sobre todo de Axes. Siempre tratamos de hacer algo distinto con cada álbum que creamos. Yo describiría este disco como “alegre???, pero eso se da, sobre todo, porque ha sido nuestra experiencia más positiva como banda tanto en la escritura como en la grabación de las canciones.
Verity: Tampoco creo que sea exactamente una reacción frente a nuestros discos anteriores, pero sí queríamos hacer algo diferente a Axes, algo más basado en canciones, con letras personales y honestas, y cuando empezamos a escribirlas fue mucho más enriquecedor y optimista a la música más oscura que veníamos haciendo en el pasado, y eso está reflejado en nuestro buen humor mientras estábamos en Berlín el último verano. Las canciones siguen siendo muy emotivas, y espero que sigan siendo poderosas para los auditores. El título No Shouts, No Calls tiene algo de oximorónico (forma metafórica que contrapone conceptos opuestos, como instante eterno, formando una tercera imagen abierta a la interpretación), por cuanto hay una sensación de llamadas constantes en el álbum. Pero bajo otro punto de vista, es cierto respecto a lo que estamos haciendo ahora: mirando dentro de nosotros mismas y siendo abiertas respecto a cómo nos sentimos, sin esconderse tras ninguna cosa. Nunca nos ha gustado panfletear con eslogans vacíos, y a eso se refiere el título. The Power Out también contenía una negación dentro de su título, pero claramente era un disco afirmativo, y creo que hay una conexión similar entre ese título y el actual

Grabaron sus álbumes anteriores con Steve Albini y ahora han probado con nuevos productores, Bill Skibbe y Jessica Ruffins. ¿Cuáles han sido las variaciones más importantes entre ellos? ¿Cómo han influido en su estilo musical?
Verity: Cuando entramos al estudio para grabar un álbum, previamente hemos escrito toda la música, por lo que no creo que la gente con que trabajamos influya en nuestro estilo. Produjimos Axes y The Power Out con Steve Albini, y ocurrió tal como esta vez, compartiendo producción entre Bill, Jessica y la banda. Fue interesante y una muy buena experiencia trabajar con dos personas y estar en un estudio con un ambiente bastante familiar. Simplemente éramos Bill y Jessica durante cinco semanas, por lo que fue bien intenso. El estudio está en su casa de Benton Harbour. En cambio, en Electrical Audio había más gente alrededor por lo que se sentía distinto estar ahí.
Uno de los cambios más grandes en términos del proceso de grabación, fue que trabajamos con un computador y no sobre cinta, porque Steve Albini siempre trabaja con cintas. Usar el computador nos dio la libertad de hacer más tomas de las canciones y muchos más efectos sonoros. Este es un álbum basado en canciones, en el que quisimos obtener la toma correcta para hacer justicia a cada una de ellas, con muchas partes vocales y armónicas, y sonidos incidentales apareciendo muchas veces. Fuimos capaces de ser más específicas con los detalles, porque trabajar con computador permite hacer las cosas mucho más fáciles que con cintas -sobre todo cuando estás presionada por el tiempo para obtener el álbum-. Tanto la cinta como el computador tienen sus ventajas; el computador dio buenos resultados con nosotras, y no creo que cediéramos totalmente la calidad del disco, especialmente por la mesa que tienen Bill y Jessica, de una mezcla dura y con mucho bajo (¡la vieja mesa mezcladora de Sly Stone!), y también porque volvimos a mezclar todo en cinta al finalizar. Por eso creo que el disco tiene la calidez que necesitábamos.
Mia: Es cierto, produjimos ambas veces en conjunto, tanto con Steve Albini como ahora con Bill y Jessica. Ellos son personas maravillosas, muy cariñosas, y tienen un bello estudio muy acogedor para trabajar y dar vueltas alrededor. Diría que fue inspirador y muy entretenido poder estar en Berlín durante el verano mientras escribíamos el álbum. Habíamos tenido un pequeño quiebre entre nosotras antes de encontrarnos en Alemania, así que nos sentíamos bastante frescas para volver a empezar. Aparte, trabajar con dos personas fue muy beneficial en el sentido de tomar descansos y turnos cuando estaban muy cansados. Mientras Bill estuvo más involucrado en la etapa de instalar los micrófonos y de grabar, Jessica se concentró en la posproducción de efectos y mezclas.

Estos dos últimos años se han mantenido tocando permanentemente, y apenas han tenido tiempos libres, han comenzado la grabación de su nuevo álbum. De hecho, cuando No Shouts, No Calls salga al mercado, ustedes estarán de gira. ¿Qué les da energías para crear y tocar música con la devoción que tienen?
Mia: Actualmente nos estamos tomando un tiempo libre para hacer nuestras cosas entre tours y escribir música. Creo que esa es una razón integral de porque queríamos seguir adelante- una vez que estás lejos de la banda por un tiempo, realmente empiezas a extrañarlo.
Verity: Tuvimos una pausa de seis meses al finalizar las giras de Axes y empezar a escribir No Shouts, No Calls. Esta vez fue realmente importante para nosotras poder estar separadas. Cuando nos volvimos a juntar, cada una estábamos muy excitadas de tocar nuevamente; había una energía nueva en nuestra interpretación. Ahora, nuevamente estamos de tour, y es intenso, por supuesto, pero amamos lo que hacemos; tocar en conciertos y hacer música para la gente, y a eso estamos abocadas, porque es intenso estar sobre el escenario y conectarse con la gente a través de la música.

¿Cómo se han sentido cubriendo a Arcade Fire? ¿Cómo los conocieron y que piensan de su música?
Verity: ¡Fue genial tocar con ellos! Los conocíamos desde su primer disco, que adoramos. Nos preguntaron si los podíamos telonear en su tour, lo cual es excitante.
Mia: Tocamos nuestro primer show con ellos la noche pasada (16 de marzo), y fue entretenido. Me gusta mucho su música y fue increíble verlos en vivo. No los conocemos lo suficiente, pero al parecer uno de ellos le gustaba realmente Electrelane, así que nos pidieron acompañarlos en su tour.

Discografía Esencial:

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Rock It To The Moon (Let’s Rock, 2001):
Para ser su carta de presentación, Electrelane lo tenía todo muy claro. Canciones que ganan en espesor y velocidad, con el bajo y la batería en perfecta sintonía, emergiendo desde loops repetitivos o melodías sintéticas, características del modulado análogo del teclado Farfisa. Su veta más telúrica, en penumbras de invierno y con una quietud amiga de ritmos slowcore, les ponía en el camino abstraído de Broadcast. Sin embargo, las explosiones de guitarras desordenadas hasta convertirse en un chicle eléctrico, junto a los acordes gruesos de teclado, o mejor dicho, la aceleración y tropiezo de las melodía a partir de patrones básicos con riffs muy marcados, les ponían en una curiosa posición avant-garde en el campo cruzado del vintage y el krautrock. Melancolía, romanticismo y ruido. Mucho que esperar.

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The Power Out (Too Pure/ Beggars Banquet, 2004):
Su mejor disco hasta la fecha. Una comunión secreta se tejió entre Albini y las inglesas. Canciones crudas, frescas y breves que perdían toda la espesura conocida. A cambio, las figuras esqueléticas, los trazos puros de guitarras cortadas, una sincopa de post-punk alineada por el ritmo de Gang of Four, ESG, otras veces el minimalismo rítmico de The Ex, o simplemente el hit directo a lo Erase Errata. La mejor sorpesa: Verity podía cantar con total comodidad, dando pequeños aullidos, dejando perder su voz en recovecos y fracturas, con un registro muy cool, al lado de Nico, excitado, contagioso. También son muy originales esos pequeños himnos ceremoniales –‘The Valley’-, tan juguetones como anticuados, con un coro de Chicago en candorosa complicidad. Electrelane volvía a ser un niño y se le notaba. Y cuando creías comprenderlas, te dejaban sobre una canción de un swing despejado y en continuo deslizamiento –‘Birds’-, tan cálida y suave como una canción iluminada de Quickspace. Un ejercicio genial de estilo y versos en múltiples idiomas (francés, alemán y español).

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Axes (Too Pure/ Beggars Banquet, 2005).
Para bien o para mal, Electrelane tiene que renovarse en cada grabación. Posiblemente, Axes sea un experimento arriesgado, a ratos inseguro, otras veces enredado en sus propias ideas, a medio camino entre rock, música contemporánea y jazz desintegrado. Siendo justos, también hay notorios aciertos en esta ambiciosa aventura de partituras, con más efectos de sonido y una composición clásica para piano. Hay melodías muy propias del Klezmer medieval, que bien calzarían en una película de Kusturica. En ese sentido, ‘Eight Steps’ es una lectura obsesiva y juguetona difícil de emular, un regreso a esa mirada paranoica sobre el krautrock. También hay muchas atmósferas negras, como en ‘Gone Darker’, claustrofóbica, cargada de pesadilla y delirio de jazz destemplado, cercana al rock oscuro de Trobbing Gristle o Suicide. Electrelane siempre ha sido fiel a sus emociones.

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Singles, B-Sides & Live (Too Pure, 2006):
Una buena oportunidad para empaparse del eclecticismo rockero de toda su carrera. En vivo, la catarsis es manifiesta y las canciones ganan un arrastre sólido, complementado con proyecciones audiovisuales y un desplante seguro. Muchas canciones demuestran su talento pop–las embrionarias ‘Come on’ por Skint, la delicia retro de ‘Film Music’- y otras, un humor simple y fino, como en ‘John Wayne’ o su interpretación shoegaze de ‘More than this’ (Roxy Music). También hay momentos duros y frontales, como su versión new wave de ‘The Partisan’ de Leonard Cohen. Un compendio colorido y zigzagueante.