Foto por Lee Jeffries.

Integrante de Magazine, Luxuria y Visage en los 70’s, miembro circunstancial de The Birthday Party y co-fundador de Nick Cave and The Bad Seeds en los primeros 80’s, dueño desde 1988 de una notable carrera solista en la que también ha remezclado o trabajado con gente como Grinderman, Depeche Mode, Jarvis Cocker o Pan Sonic: Con un currículum de ese calibre, la figura de este músico británico inspira, como mínimo, un respeto reverencial. Con eso en mente, y a propósito del reciente lanzamiento del recopilatorio Memento Mori (Anthology 1978-2018), nos sentamos a conversar con el hombre de Manchester sobre su carrera, sus influencias musicales y el hecho de hacerse mayor, entre otros temas. Pasen y lean.

Las edades del hombre

La voz de Barry Adamson suena fuerte, clara y cordial desde una de las oficinas de Mute Records en Londres, donde se encuentra haciendo la promoción de la flamante antología que abarca sus cuatro décadas de carrera, obra que coincide con un momento muy especial en la vida de nuestro entrevistado.

– Quiero comenzar hablando de tu nuevo álbum recopilatorio, Memento Mori (Anthology 1978-2018). Me parece una pieza perfecta para los fans, y también para las personas que desean empezar a explorar tu música. Además de conmemorar tus 40 años como músico, ¿Hubo algún impulso o alguna razón en particular para lanzar esta colección en este momento?

– Es curioso, pues fue algo extraño y orgánico al mismo tiempo… En junio pasado cumplí 60 años y pensé: “Quizás pueda celebrar esto de alguna forma, con un concierto o algo parecido.” Luego un amigo me dijo: “¿Te has dado cuenta que llevas 40 de tus 60 años haciendo música?”, y fue un gran impacto, pues en realidad no había pensado en eso. Así que me contacté con Mute Records, quienes tienen la mayor parte de mi material, hablamos al respecto y concluí que era una buena idea. Fue exactamente como dijiste, me pareció una interesante manera de presentar mi música, sobre todo a personas que probablemente nunca han oído hablar de mí; fue casi como hacer un nuevo álbum, algo muy emocionante. Para la gente que no me conoce, será como hacer un viaje, cuando escuchen el vinilo por primera vez y pasen del lado A al B, se encontrarán con muchas sorpresas. Fue muy interesante de hacer.

– El título de esta nueva recopilación (“Recuerda que morirás” en español) es una antigua frase en latín que nos recuerda nuestra propia mortalidad como seres humanos, aludiendo al hecho de que la forma física se desvanece, pero el espíritu sigue presente. ¿Tuviste otra intención en mente al usar un título tan poderoso?

– En realidad creí que el significado original era perfecto. Ese recordatorio nos hace recapitular hasta volver al día de nuestro nacimiento. Pensé que había entrado en una nueva fase de la vida, lo que la gente suele llamar… En Inglaterra, relacionamos las edades con las estaciones del año, y para mí, ya es el otoño… Comencé a reflexionar sobre el hecho de que un día ya no estaré acá y lo que quedará será mi música, además de mi calavera y un montón de huesos (risas). Eso jugó un gran papel en todo esto, y fue ideal, ya que siempre he querido rodear de misterio lo que hago.

– La nueva canción incluida en la antología (“The humming bird”) es impresionante, muy intensa. De hecho, la narración permite que quien la escuche construya mentalmente la historia mientras suena. ¿Planeas profundizar en esa dirección musical a futuro? 

– Es divertido que lo digas, ya que ni siquiera yo sé lo que saldrá de mi cabeza. Puede ser algo similar o algo muy diferente. Algunas personas me dicen que no se parece en nada a lo que hago, ya sea por el tempo de la canción, o por las guitarras acústicas, es algo que quizás podría haber hecho en la época de The Bad Seeds… Tampoco es algo funky, ¿sabes?; simplemente las cosas se me ocurren y tengo que expresarlas. Siento que esa canción realmente se conecta con toda mi carrera, es como si todo lo que he hecho se relaciona con esa canción, y fue genial poder componerla. He escrito un montón de música últimamente, más de quince canciones, pero “The humming bird” se destacaba por sobre las demás. Pertenece a todo lo que he hecho antes, y ha servido para actualizar las cosas. Conmigo, nunca obtienes dos veces lo mismo (risas). Sale algo nuevo, la gente me dice “¡Es grandioso!” y ahora hago esto y me dicen “¿Qué pasó?” (más risas). No podría decir que haré una canción parecida más adelante, pero el componerla se sintió como “recuperar el espíritu”, si así quieres llamarlo. Si la analizas, es bastante cruda, muy intensa, se arriesga –algo que me agrada mucho hacer- y estoy muy feliz con el resultado.

Entre 1978 y 1981, Adamson fue el bajista de Magazine, seminal banda liderada por el ex Buzzcocks Howard Devoto, quien decidió explorar nuevos caminos al convencerse de que el punk había agotado su capacidad expresiva. Cuando, tras cuatro discos de estudio y uno en directo, el grupo ya no dio más de sí, Adamson se asoció con Nick Cave hasta mediados de los 80s, cuando inició su carrera solista.

– Hablemos de tus inicios en la música, a fines de los 70s. ¿El punk rock te dio la epifanía que te hizo querer unirte a una banda como Magazine?

– Totalmente. Quiero decir que, de la noche a la mañana, literalmente, pasé de ser un estudiante de diseño gráfico a ser miembro de una banda. No sabía tocar ningún instrumento en realidad, pero eso era parte de la atracción. Tiramos por la ventana todas esas ideas sobre ser un “músico virtuoso” y de pronto, estábamos en una especie de “guerra musical” (risas). Te decían: “¡Vamos!, ¿qué edad tienes, 17, 18 años?, ¡hagamos algo ahora!”. Me conseguí un bajo y de un día para otro estaba tocando en Magazine, ahí fue donde empecé. No había otro lugar donde ir, eso era todo, no había nada más. Era algo que tenía que hacer… el destino, supongo. Siempre quise hacer algo relacionado con las artes, pero sentía que no iba a ninguna parte. (El punk rock) me provocó algo tan profundo, que no pude detenerme.

– En esos años, ¿Tuviste la oportunidad de compartir con otros miembros de tu comunidad musical?

– Estaban pasando muchas cosas en mi ciudad natal, Manchester… ¿sabes? Ibas a un concierto y luego te sentabas a conversar en los camarines con Ian Curtis, de Joy Division; a la noche siguiente podía tocar una banda como Suicide y luego podías estar tomándole fotos a un grupo como The Fall… Era increíble estar en esa ciudad si tenías 17 años en esa época. Un domingo cualquiera podías ir a ver música en vivo y tenías un cartel en donde tocaban los Ramones, Talking Heads y Blondie en una misma noche.

– ¡Qué tiempos aquellos!

– ¡Así es! Luego podías volver a la semana siguiente y habrían otras bandas igualmente buenas… Fue increíble, una época realmente vibrante. Nos íbamos de gira con Magazine y podíamos conocer a nuestros héroes de formas muy locas, como una vez que nos encontramos con Iggy Pop en un bar… ¡nunca dejabas de sorprenderte!

– Tras la separación de Magazine, comenzaste a trabajar con Nick Cave, primero tocando en la última etapa de The Birthday Party, y luego como co-fundador de Nick Cave and The Bad Seeds. ¿Qué significó para ti –personal y musicalmente- transitar por estas bandas?

 – En todas ellas se sentía el mismo espíritu punk de fines de los 70s: Al principio, con Magazine no habían reglas ni un estilo en particular, y esta banda parecía venir del mismo sitio. Creo que alcanzó su completo desarrollo de manera muy rápida, y al final ya no se sentía como algo experimental. Mientras que con Nick Cave, las cosas venían de otra parte, aún más marginal. Esta rabia que teníamos, que se relacionaba mucho con nuestra edad en ese momento, era usada por Nick para componer de una forma muy visceral, de manera que nosotros pudiéramos “pintar” la música que imaginábamos con nuestros instrumentos en el lienzo que él ponía ante nosotros, era algo muy atractivo. Cuando escuché a The Birthday Party por primera vez, me parecieron asombrosos, realmente originales, y tuve la oportunidad de cubrir el puesto de bajista (N. del R.: Reemplazando a Tracy Pew, encarcelado en Melbourne a fines de 1981 por conducir en estado de ebriedad); más tarde, cuando las cosas dejaron de funcionar, Nick me invitó a formar este nuevo grupo con Mick Harvey, Blixa Bargeld, Anita Lane y Hugo Race también, creo… Acepté de inmediato.

– Muchos años más tarde, te uniste nuevamente a Nick Cave para tocar en el álbum Push The Sky Away (Bad Seed Ltd., 2012) y en su gira promocional. ¿Cómo fue participar en ese proceso, comparado con los días de principios de los 80s?

– Exacto, pasaron muchos años, y fue otra de esas extrañas coincidencias que ocurren a veces. Me había mudado a vivir a un pueblo costero, ya llevaba mucho tiempo grabando mi material solista, y por alguna razón, recibí una llamada de Nick. Me dijo: “¿Cómo te va?, ¿Te gustaría tocar el bajo en mi nuevo disco?”. Le respondí: “Seguro, suena genial.” Me preguntó en donde estaba y le dije: “Estoy en Brighton, acabo de mudarme hace dos días y estoy rodeado de cajas por desembalar” (risas). Me respondió: “¿Estás bromeando? ¡Yo también estoy en Brighton!”. Su estudio quedaba a menos de 200 metros de donde yo estaba, así que vino caminando hasta acá (risas), tomamos una taza de té y conversamos de muchas cosas. Fue diferente regresar a tocar con ellos, comparado con la primera vez, pero Nick sigue siendo Nick, ya sabes, para él su trabajo es eso, un trabajo, por eso es tan profesional y brillante. Las circunstancias eran diferentes, ahora es muy exitoso y cuando empezamos en 1983 éramos todos muy pobres, teníamos que ingeniárnoslas para sobrevivir (risas)… Ahora tiene una gran carrera, siempre viste de traje y anda muy elegante, es un tipo relajado… además tiene a Warren Ellis a cargo de la dirección musical y sabe muy bien cómo ser el líder de un grupo.

 

Viaje a la semilla

Esos dos períodos con Nick Cave and The Bad Seeds están separados por poco más de dos décadas. Tras retirarse de la banda en 1986, convencido de que no podría resistir un estilo de vida tan al límite, Adamson volvió a su barrio natal de Moss Side, en Manchester, en busca de la sanación física y mental que tanto necesitaba. Ahí comenzó a nutrirse de su entorno para dar forma a sus primeras grabaciones en solitario (el EP The man with the golden arm y el LP Moss Side Story, editados en 1988 y 1989 por Mute Records), donde dejó en claro que los sonidos cinemáticos y la mezcla de influencias sonoras serían la constante hasta hoy, cuando sigue siendo capaz de reinventarse.

– Escuchando tu trabajo solista, es fácil notar que incluye una paleta sonora increíblemente rica, tal como los arreglos, que siempre han sido cruciales. ¿Es natural para ti el combinar sonidos que pueden ser tan diferentes entre sí, o es un desafío que asumes cada vez que empiezas a componer un nuevo tema?

– Algo que amo de componer es crear los arreglos, porque para mí, lo son todo. Me encanta toda la información que pueda recibir de una canción, o de cualquier pieza musical. Creo que es algo… (piensa por unos segundos) Considero que componer es un desafío, junto con integrar algún elemento que venga de otra parte y hacerlo encajar naturalmente en la composición. A veces sabes que no va a funcionar en absoluto, otras veces notas que todo empieza a tomar forma, casi de manera inconsciente. Sabes que tienes algo bueno entre manos cuando sientes que todo está en el lugar correcto. Los errores son un buen ejemplo: Tenía la parte de guitarra acústica de “The humming bird”, y había compuesto la línea de bajo. Agregué unas notas en el software que uso para componer, el tempo estaba a cierta velocidad, y reproduje la parte de guitarra a un compás más lento, a la mitad de la velocidad. Empecé a contar, 1,2,3, 1,2,3… ¡y el bajo estaba doblado! (tararea la melodía). Súbitamente, la canción tenía un nuevo carácter, en el que ni siquiera había pensado. Si lo analizaba bien, todo era un error, pero al mismo tiempo no lo era (risas)… Fue exactamente lo correcto.

– ¿Un error afortunado, quizás?

– ¡Sí, absolutamente! Pienso que el truco es estar consciente de lo que hace que cada tema se sienta bien, que suene bien; tener confianza en tus habilidades y en todo lo que hayas hecho antes.

– Desde el principio, ha habido un elemento cinematográfico que ha estado siempre presente en tu música. ¿De dónde viene tu amor por el cine?

– Pienso que eso viene de otro de esos extraños momentos de la niñez… Estaba de vacaciones con mis padres, en la costa inglesa. Se suponía que íbamos a salir un día, y caía una lluvia torrencial, no paraba nunca. Mi padre dijo: “Vamos al cine, ahí podremos pasar unas cuantas horas.” Había una doble función, dos películas que se proyectaban una tras otra: “A hard day’s night” con The Beatles (Richard Lester, 1964) y “Goldfinger”, la de James Bond (Guy Hamilton, 1964). Creo que en esas dos películas está todo: música pop, música de espías… fue extraño y fascinante ver cómo una canción pop puede sonar y adaptarse a una imagen en movimiento, pienso que algo me sucedió ahí. En ese momento me dije: “Quiero hacer esto, necesito hacer esto”… pero sólo tenía 7 años, así que por supuesto guardé esa idea en la parte de atrás de mi cerebro, donde siempre estuvo presente. Luego me fueron influyendo otras cosas, ciertos programas de televisión, series que veía tarde en la noche; siempre analizaba la música, además me mantenía al día con el cambiante mundo del pop, los artistas de Tamla-Motown, The Rolling Stones y todas las cosas grandiosas que salían durante los 60s y 70s, supongo que me aburría estar concentrado siempre en una sola cosa.

– ¿Cuál fue tu enfoque al momento de trabajar con directores de cine como David Lynch, Oliver Stone o Derek Jarman?

– Bien, después de informarme sobre de qué va la película y el guión, veo las imágenes, presento las ideas que se me ocurren y lo vamos discutiendo, de manera de lograr algo interesante. En cierta forma ellos también te dirigen, a medida que les vas mostrando tu música. Lo importante es conocer bien cuál es tu lugar, saber que estás al servicio de ellos, ése es tu trabajo. No se trata de llegar y decirles: “Aquí tienes mi música, escúchala”. Se trata de hacer que la película funcione, de hacer música para la película, que ésta sea lo más importante. Debes estar consciente de todo ello, inspirarte con su trabajo y que ellos también se inspiren.

– A fines de octubre, presentaste Memento Mori en vivo con dos shows especiales en Manchester y Londres. ¿Puedes darme alguna pista sobre el formato de esos shows y los músicos involucrados? Solo lo básico, sin spoilers.

– (Risas) Muy bien, sin spoilers. Básicamente, he trabajado durante mucho tiempo con bandas, grandes o pequeñas, a veces he sido solo yo, y estos conciertos fueron una combinación de todo eso, tal como se escucha en el álbum. Espero que haya sido una gran experiencia visual y auditiva para el público, para que todos hayan regresado satisfechos a casa.

– Para terminar, una pregunta clave: ¿Tienes planes de hacer una gira?

– Me encantaría, aunque por el momento no haremos nada más aparte de estos conciertos de presentación. Si nos invitan a otros lugares durante el año próximo, estaríamos encantados de ir, ¿sabes? Estoy muy abierto a viajar a cualquier parte del mundo, especialmente a Sudamérica, sería genial tocar en algún club por allá en Chile.

– Sería increíble, ciertamente, estaríamos complacidos de tener la “Experiencia Barry Adamson” en nuestro país.

– ¡Genial! Tal vez podrías hablar con algunos promotores de allá y decirles “¡Traigan a Barry!” (risas), podrías ayudarme con eso.

– ¡Haré mi mejor esfuerzo!

– ¡Cool! Espero que algo resulte. Me encantaría visitar tu país.

 

Memento Mori (Anthology 1978-2018) está disponible desde el 26 de octubre de 2018 en una edición limitada de doble vinilo dorado, además de CD y descarga digital, a través de Mute Records.