Foto de Sabrina Ferrera

Parte del cartel de Neutral, Coiffeur nos cuenta desde Argentina sus ganas imperiosas de bailar con la música que hace, mientras que nos hace bailar a nosotros también con su último disco La Conquista de lo inútil.

Coiffeur es uno más de la casa. No es solamente que venga tan seguido a Santiago sino que Quemasucabeza finalmente lo fichó para sus últimas dos producciones: Nada (2012) y La Conquista de lo inútil (2013). Este es el disco que viene a lanzar, este sábado en el festival Neutral y oficialmente en la sala SCD, el 5 de marzo. En Argentina, en tanto, lo hará recién en abril. De su recepción por allá: “Me llegaron muy buenos comentarios. Muy pocos realmente se quejaron pidiendo que vuelva a la guitarra criolla”, se ríe.

Las generalizaciones nunca son buenas, pero muchos músicos ligados al indie parten con discos muy acústicos y luego llegan al electro pop, casi de manera natural. ¿Por qué crees que pasa eso? ¿Y en tu caso cómo lo fuiste viviendo?

La verdad que no se me ocurre teoría alguna. Pienso que la música es música, más allá de los géneros. A mí siempre me gustó la electrónica, nunca tuve prejuicios con sus modos ni su estética. Y la verdad que desde adolescente que siempre disfruté mucho de bailar. Mi sensación fue que después de El tonel de las Deidades (2009) me sentí agotado en mis posibilidades creativas para con la guitarra. Les decía a mis amigos “voy a hacer un disco para bailar”. Así que imaginate que hace bastante que estoy con esa idea dando vueltas en mi cabeza. Y bueno, de a poco se fue convirtiendo en una necesidad cada vez más imperiosa. La guitarra me estaba anclando mucho. Y de una manera bastante orgánica fue como me fui desprendiendo de ella y metiendo en el asunto de generar ritmos que me hicieran mover el cuerpo.

Dijiste en una entrevista que con tu disco nuevo te daban ganas de bailar, ¿ahora bailas en los shows?

Me muevo más que antes. Eso seguro. Pienso, de todas formas, que aún no llegué al lugar que me interesaría llegar. Todavía necesito más del cuerpo en el escenario. Es increíble lo que pasa cuando el cuerpo se libera, creo que es intransferible la experiencia y muy difícil de plasmar en palabras que transmitan la sensación. Yo pienso que el baile es una de las cosas más primitivas que preservamos. De hecho los recitales para mí son como un ritual muy primitivo donde en cierta forma nos juntamos a saltar y cantar alrededor del fuego. El cuerpo a mí me permite conectarme con la música por encima del pensamiento. Cuando bailo siento que puedo ser uno con la música y que mis movimientos están manejados por lo que suena.

Al escucharlo, se nota que Conquista de Lo Inútil es tu disco más completo o completo en sonoridad ¿Con quién trabajaste ahora? ¿Cuánto tiempo te tomó terminarlo?

La verdad que me tomó más tiempo aprender a usar los programas para grabar con la computadora que la composición en sí. Sufrí mucho tratando de entender los programas multipistas y de encontrar uno que me resulte cómodo y me permita plasmar una idea lo más rápido posible. Una vez que ya estaban todas las maquetas de las canciones, empezamos a trabajar en el estudio con Juan Stewart, que es el productor del disco; con Fede Chiclana que es quién toca los sintetizadores, en estos momentos nos avocamos a los bajos; y con Ernesto Romeo todos los demás sintetizadores.

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¿Qué es lo inútil en la Conquista de lo Inútil? ¿El título tiene que ver con en el libro de Werner Herzog del mismo nombre?

Todo resultado final es inútil. Hace un tiempo que vengo pensando que la canción no es el fin en si mismo, sino la excusa o el medio para pasar por nuevas experiencias, sensaciones, pensamientos, reflexiones, algo que te modifique de alguna manera. Uno a veces se concentra demasiado en el detalle, cosa que no me parece equivocada, siempre y cuando no se olvide cuál es el verdadero sentido o la principal intención. Y el título lo tomé de un diario de filmación de Werner Herzog, que es un director de cine que admiro profundamente, no sólo por sus películas sino también por su discurso fuera de ellas.

 Te has inspirado en paisajes, en mitos, ¿cuál fue la inspiración esta vez?

Jajaja. No, en este disco no hay mitos. Paisajes si, creo que me cuesta renunciar a los paisajes. Las imágenes se me presentan de una manera muy clara en mi cabeza. Es un disco que me permitió conectarme con la idea de lo que somos y el lugar que ocupamos en el espacio. De manera macro, pensándolo sobre nuestra insignificancia en el universo; y de manera micro, en el lugar que cada uno ocupa como persona y posibilidad que tenemos de modificar nuestro entorno.

Por último, si uno te googlea, apareces más en sitios chilenos que argentinos, ¿Qué le pasa a los argentinos?

Jajajajaja. No sé.

Y de los músicos chilenos, de tu sello u otros, ¿con quién te gustaría trabajar y por qué?

Mmm. Con Alex porque me gusta como compone, con Gepe porque me encanta su desfachatez, jaja, la considero una virtud enorme. Con Fakuta porque me encantan sus letras y porque compartimos el amor por la música negra y con De Janeiros porque los admiro juntos y por separado.