Fotos: Rodrigo Balladares

Congelador regresan en vivo este fin de semana, después de años de silencio, con un disco abortado en el camino y uno nuevo bajo el brazo. Pero lo del regreso puede ser engañoso, porque, como ellos explican, no se trata de un ejercicio de nostalgia: es la vuelta a empezar de un grupo que nunca dejó de existir.

Son pasadas las diez de la noche en la sala donde está ensayando Congelador, y mientras el trío se toma una cerveza acomodados apenas en tres sillones con el relleno desinflado, se escucha el ruido de una fábrica vecina. Un zumbar que es menos que un sonido, es una vibración que hace temblar un poco las paredes. El eco lejano de una máquina trabajando.

Esa frecuencia suspendida, ese sonido remoto se parece en algo al vestigio que dejó Congelador en sus años de silencio. Se sabía que andaban ahí. En la noche era fácil encontrarse con Walter Roblero, Jorge o Rodrigo Santis, siempre organizando, siempre informados, siempre con ganas de conversar. Las cosas entre ellos andaban bien, nunca se pelearon como dicta el mito rockero. Dejaron un disco a medio terminar, y a sus seguidores con ganas de más. Suspendidos. Y ahora están de vuelta, y mientras el ruido de la fábrica se disipa, y descansan del ensayo que acaban de terminar, tienen tiempo para responder preguntas.

¿Por qué volver ahora? ¿Qué faltaba antes?

Rodrigo: Es una cosa de ganas. Siempre nos veíamos, y empezamos a ensayar a fines del año pasado, pero, al final, fueron sólo las ganas de tocar las que nos hicieron volver. Siempre pensaba en hacer música nueva, y al final entendí que la única manera de concretar ese anhelo era con Congelador.

Jorge: La idea era empezar de cero, armar temas nuevos, volver con la energía de antes pero sin quedarnos sólo en eso.

Walter: Quizás con una energía distinta, renovada. Yo estaba metido en Dormitorio, y me di cuenta de que después de varias tocatas que era un proyecto para grabar más que para tocar. Y bueno, nosotros nunca dejamos de ser amigos. Igual para volver nos pusimos algunas condiciones. Por ejemplo, creo que una de las cosas que nos aburrió de la primera etapa de Congelador fue que nos terminamos conociendo demasiado, y apelábamos mucho a un pasado común. Y al final, eso desembocó en el disco que nunca terminamos, Cordillera, que se convirtió en un pozo sin fondo. Pasó que cuando había canciones listas, terminadas de ese disco, ya no tenían nada que ver con nosotros.

J: Y Rodrigo ya estaba chato.

W: Nuestros comunicados de prensa dice que nos tomamos dos años, pero la verdad, sin componer material nuevo llevamos como ocho…

R: Piensa que lo último nuevo que hicimos fue Iceberg, el 2002… después salió Cuatro, pero eran puras canciones antiguas…

W: Nos estábamos convirtiendo en una de esas bandas pencas que vivían de su pasado.

¿Qué pasó la primera vez que se juntaron a ensayar de nuevo? ¿Fue raro después de todo ese tiempo sin componer?

W: Nos juntamos piola, sin otra intención que la de volver a tocar. Teníamos la sensación medio improvisada de que queríamos volver a hacer algo juntos, nada más.

R: Lo que empezamos a hacer a principios de año fue lo que al final quedó en el disco. En vez de ponernos a lanzar mil ideas, nos enfocamos en darle forma a las canciones que quedaron en Abrigo.

W: Igual no funcionó altiro. Los primeros tres ensayos fueron más o menos.

J: Pero nos terminamos reencontrando con la misma dinámica de antes.

R: Al principio, queríamos sólo improvisar. Pero con los ensayos nos dimos cuenta de que nos estaba faltando dirección, así que empezamos a estructurar más las cosas.

Negro versus Flúor

En el tiempo que ustedes han estado en silencio, la escena independiente, si se puede hablar de eso, ha cambiado bastante. Cosas como Armónica han sido parte de ese cambio, pero también han entrado grandes marcas como auspiciadores, cambian las poleras y las marcas de zapatillas que se ven entre el público, y eso, al final evidencia cambios en la forma de pensar de la gente, en cómo consume la música y qué prioriza. ¿Cómo ven a Congelador en este contexto algo distinto?

R: No sé si las cosas han cambiado tanto. Es cierto que la valorización de la música es diferente, eso sí. Hace algunos años, conseguir un disco tenía un valor distinto.

J: La gente selecciona menos, quizá, y se baja todos los discos que quiera, para después borrar los que no le gustan.

R: Siento que la vigencia de un disco ahora es de apenas un par de semanas, como que cuando era más chico me vacilaba un disco por temporadas más largas.

W: A mí todavía me puede agarrar un disco harto rato, no creo tanto en la máquina. Y pasa, por ejemplo, que es cada vez es menos necesario dar una entrevista a un medio para darte a conocer. A fines de los ’90 una entrevista en el lugar correcto nos parecía muy importante… ahora no tanto. Al final, elegimos volver porque nos gusta, nos gusta la idea de que el grupo exista y que podamos hacer cosas nuevas.

R: Queremos seguir haciendo temas nuevos, tener canciones nuevas para el verano… aun no sabemos si la experiencia de volver al escenario será tan buena.

¿Creen ustedes que su regreso tiene cierta nostalgia de por medio? Su sonido, como el de Mogwai, por ejemplo, fue una revolución en su momento, pero hoy es sólo otro de los muchos sonidos que se pueden escuchar. Por eso mismo, remite a una época en particular a fines de los ’90, y quiero saber si ustedes se propusieron, de alguna manera, hacer un puente entre el sonido de entonces y el sonido de ahora.

R: No, por lo menos creo que no nos lo propusimos así.

W: Igual me parece atinada la pregunta. En nuestro país creo que la cultura tiene que ver con el avejentamiento, con cuánto tiempo alguien lleva haciendo lo mismo. Nosotros llevamos juntos doce años y todavía no creo que hayamos llegado a un pináculo. La escena gringa, al contrario, está basada en la perseverancia. Músicos que yo admiro se pasaron años lavando platos y haciendo música hasta que la hicieron. Y nosotros no hacemos música porque seamos jóvenes. Yo no hago nostalgia… ¿nostalgia de qué? No hay nada que echar de menos, en esa época tampoco las cosas eran tan diferentes, no había tantos escenarios, tocabas porque alguien te invitaba o había puesto un poco de plata sobre la mesa.

R: Siempre ha sido algo chico. Yo sigo creyendo que no hay tantas cosas que ver en Santiago, y que si uno se encuentra con algo interesante es más bien circunstancial.

W: Música como la nuestra no tiene peso por la valorización que le da la gente o por cuántos estadios podamos llenar, sino sólo por el hecho de existir.

La belleza de las cosas

Eso de reencontrase en las viejas dinámicas… al escuchar Abrigo se nota que hay novedad de por medio, pero que sigue siendo Congelador ¿Creen que este reencuentro puede ser el punto de partida para buscar nuevos sonidos, para evolucionar hacia otras cosas?

R: Yo creo que sí, que siempre estamos buscando… pero también tenemos una esencia.

W: La identidad, que le llaman.

R: Hay algo que siempre suena a Congelador, los desarrollos, lo que entendemos como banda que es el desarrollo de un clima… pero igual no tenemos ese espíritu de los Ramones de sacar discos iguales a sí mismos.

J: De hecho, cuando algo de lo que estamos tocando nos suena conocido, a algo que ya hemos hecho, lo desechamos de inmediato.

R: Creo que la belleza de las cosas uno la entiende de manera parecida más o menos toda la vida.

W: Es que si uno no tiene eso, no tiene nada, al final.

Volviendo a Abrigo, ¿el disco va a tener en algún momento una edición física o se va a quedar en algo para descargar?

R: Todavía no lo concretamos. Yo tengo ganas de que sea así, pero la verdad no estuvo entre nuestras prioridades. La idea era que los que quisieran escucharlo tuvieran el acceso más fácil posible a la música. Pero el arte del disco, por ejemplo, está pensado para una edición física. Es cierto que es mejor sacarlo así, pero a mí, personalmente, me gustan los objetos.

¿Y qué esperan de su regreso a los escenarios este sábado?

R: Que suene bien. Hay momentos en estos ensayos que para mí han sido emocionantes. Me gustaría que lo del sábado fuera una suma de esos momentos.

W: Hay cierta música que a mí me genera intensidad, energía. Yo pienso que lo que estamos haciendo ahora tiene eso.

J: Yo espero que la gente no quiera que toquemos canciones antiguas, que entienda que por algo seguimos haciendo música, y que estamos comenzando, como dije, de cero.