Pocas horas después de su presentación en Buenos Aires, el frontman de Tahiti 80, Xavier Boyer, conversa en exclusiva con Super 45 y anticipa los detalles sobre el primer show de la banda francesa en nuestro país. De las raíces musicales de sus discos, de su amor por Mayer Hawthorne y The Clash y de cómo una banda pop de 15 años de edad puede seguir conquistando mercados en el mundo, se explaya en esta entrevista.

– ¿Puedes adelantarnos algo del show que veremos esta noche?

– Vamos a tocar canciones de nuestro último disco obviamente, pero también de los anteriores. Habrán cinco músicos en el escenario y todos nos cambiamos los instrumentos de vez en cuando. Será divertido, un buen show.

– Su último álbum, Activity Center, les tomó tres años. ¿Cuáles fueron las diferencias en dicho proceso en comparación con sus anteriores discos?

– Sí, es verdad. Fueron tres años entre Fosbury y Activity Center, pero entre medio grabé un disco solista. Entonces no fue tanto tiempo, ya que estuve muy ocupado entre un disco y otro.

Creo que Fosbury, hablando de música soul, fue un tributo a la música negra. Con este álbum tratamos de experimentar más con dinámicas grooves y estamos muy contentos de las direcciones que tomamos. Quisimos grabar un disco que fuese fácil de tocar en vivo, con mucho beat y rock and roll orgánico. El concepto era plasmar el espíritu de una banda tocando juntos en estudio.

– ¿Qué estás escuchando últimamente?

– Hoy en la mañana escuché Strange Arrangement de Mayer Hawthorne, el hombre blanco que canta soul. Su música es muy vintage, pero al mismo tiempo usa instrumentos de una forma contemporánea. Suena muy fresco en mis oídos, el sonido es muy bueno. A veces hay bandas que hacen un pastiche del sonido Motown, pero éste no es como el nuevo soul de Amy Winehouse o el de Curtis Mayfield. Es mucho más cool, tiene muy buena vibra. Es mi álbum favorito del año, creo.

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– Uno de los elementos que llama la atención de Tahiti 80 es su especial fijación por los ’60: son fans declarados de los Beach Boys y de los Zombies, tienen una canción llamada “Mr. Davis” -un homenaje a Ray Davies de los Kinks-, y también han colaborado con Richard Hewson, antiguo socio de George Martin. ¿Cómo toman los elementos musicales de esa época y los actualizan a esta era?

– Al escuchar la música de toda esa época siento que es mucho más osada que lo que se hace hoy. De una forma, es música del pasado, pero el método es muy moderno. Es por eso que ahora nos gusta recordar los discos de los Beach Boys, porque tienen inmensas ideas de producción y siempre quisimos mantener vivo ese estilo plástico en las letras de las canciones.

Estamos influenciados por esa “edad de oro” en la música, que abarca desde 1966 hasta 1972, pero al mismo tiempo nosotros crecimos en los ’80 y en los ’90, período en que sucedió la gran explosión de la música electrónica. Entonces nunca ha sido problema escribir canciones con una guitarra acústica o con máquinas. Lo que intentamos lograr es poner un poco de todos los elementos que nos gustan de cinco décadas de música, y que el resultado sea una cosecha propia.

El mejor ejemplo es The Clash: a fines de los ’70 ellos venían del punk, y a la vez tenían reggae y dub, y lo que resultó de eso fue muy interesante y novedoso. Eso es lo que tratamos de alcanzar: combinar cosas que normalmente no están asociadas y que salga algo fresco.

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– Tú también tienes un interesante proyecto paralelo llamado Axe Riverboy. ¿Cuál es la función e importancia que cumple en tu desarrollo como músico?

– Luego de estar en una banda por más de 10 años, y especialmente luego de grabar Fosbury -que fue una gran experiencia colectiva, porque pasamos mucho tiempo tocando juntos- quería volver a las raíces. Es decir, componer tradicionalmente con la guitarra acústica o sentarme frente a un piano y hacer una canción fácil de armar. Grabé las canciones como salían, muy naturalmente.

Fue fabuloso trabajar en un proyecto en solitario porque fui capaz de expresarme plenamente. Cuando estás en una banda, cada integrante tiene una función, y sentí que si grababa otro disco con Tahiti 80, me hubiese sentido frustrado. Yo quería expresarme en solitario y no ser un dictador e imponerme ante la banda. Hacer el disco solo fue una medida cautelosa para luego volver a empezar Activity Center. Fue el final de un ciclo para empezar otro.

– ¿Cómo enfrentas el hecho de que la banda siga vendiendo discos y llenando estadios en lugares tan distantes como Japón a 15 años de su nacimiento?

– Creo que el hecho de que seamos una banda francesa y que la cultura pop ahí está recién desarrollada, hace que sonemos distinto a la música pop norteamericana, británica e, incluso, a la sueca. Traemos frescura y a los fans les gusta escuchar algo distinto a lo que están acostumbrados a escuchar. Y, no sé, igual hemos estado en el medio musical un tiempo, grabamos cuatro discos y a nuestros seguidores les ha gustado la dirección que ha tomado nuestra banda. Es un camino que todavía sigue siendo muy entretenido.

VIDEO: Tahiti 80 – “All around”
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