Hablamos con el músico y escritor Ezra Furman de política, composición, ángeles y Lou Reed en 20 minutos que se nos hicieron cinco.

El norteamericano Ezra Furman (n. 1986) es un músico dueño de una carrera muy prolífica desde que comenzó su primera banda The Harpoons a fines de los 2000. La rapidez, la energía y los cambios de su música distan de su modo de hablar, que es pausado, analítico y bien sensible. Vive en una búsqueda infinita que no termina nunca y que con cada trabajo se auto examina, piensa en lo que quiere transmitir como se proyecta en el mundo. La inquietud se ve en el estilo que ha forjado y en que cabe el punk, el indie rock, la guitarra eléctrica, los sintes tratando de escapar siempre de cualquier etiqueta que lo quiera enmarcar.

En febrero editó su cuarto álbum solista Transangelic exodus cambiando el nombre de su banda de acompañamiento de The Boyfriends a The Visions, dándole un toque más religioso o filosófico si se quiere. Este LP suena más oscuro y tiene una narrativa exquisita, llena de palabras, emociones e historias de la que se sigue atenta de principio a fin. Cuenta la historia de un ser que saca a su amigo/amante del hospital y huyen en auto, experimentando tanto la libertad como la paranoia. Toda una oda a las personas que se sienten marginadas. Se puede encontrar el relato de la misma huida en la rítmica canción que abre la placa “Suck the blood from my wound” o la hermosa declaración de amor en “Love you so much” -muy pegajosa por lo demás-, que lleva a la adolescencia como fijarse en ese (a) chico (a) que está al final de la sala o en el rincón de una fiesta y que nadie más lo (a) miró.

Un poco antes de iniciar su gira de este disco por varias ciudades de EE.UU., Furman publicó Transformer, como parte de la serie de libros 33 1/3, uno de los álbumes más importantes y definitorios de la carrera solista de Lou Reed. Durante el proceso leyó mucho él y se instaló a ver sus actuaciones en vivo en YouTube mientras se decía: “Estoy trabajando ahora, esto es trabajo y es importante”.

–Escribir un libro así es como trabajo que no parece trabajo
–Sí, estoy muy orgulloso del libro. Creo que dice mucho de mí, lo que también me da vergüenza.

–¿Le quisiste dar aspectos distintos a los que ya habías encontrado en otros libros?
–Estaba obsesionado con Lou Reed y estaba leyendo una biografía sobre él cuando me di cuenta de que su música estaba más conflictuada de lo que yo creía. Especialmente con Transformer, donde todas sus contradicciones se presentan de una sola vez. Él tuvo un momento hit con este álbum, pero se puede ver que estaba reprimiendo todo su ser antisocial al mismo tiempo que se convertía en un ícono. Eso es muy interesante, porque cuando te transformas en un ícono, se supone que ya no eres un humano. Cuando los detalles se desprenden, pasas a ser en una caricatura.

–Sé que eres muy fan de Lou Reed. ¿cómo se conecta a ti?
Me puse a pensar en lo que me estaba pasando a mí a medida que iba teniendo más exposición y fue extraño. Especialmente para alguien como yo que está en medio de su viaje, en cómo me presento a mí mismo con el tema del género y estilo personal. La primera vez que me enamoré de Lou Reed y Velvet Underground no me di cuenta de todo lo que teníamos en común. Él es como mi héroe musical y punto de partida. En ese tiempo pensé “si tuviera que estar en una banda, escribir canciones y cantarlas, lo haría como este tipo”. Eso lo supe en cuanto oí a los Velvet Underground a mis 15 años. Lou Reed representaba esa clase de libertad para mí, esa que no se puede inmovilizar. La gente piensa en él como un artista glam rock, pero él no se apega a eso. También se le considera un ícono gay, pero se casó tres veces con mujeres. Es esa clase de personas a las que nunca se les puede aplicar lo que se dice sobre ellas, porque constantemente están esquivando etiquetas. Es muy importante para mí, porque me sentí así desde joven. Es muy confuso cuando alguien te saca una foto y trata de leerte solo por el modo en que te vistes. Esto de decir “soy esto, pero en la manera en que tú crees. Me gusta el punk, pero no me visto como los chicos punks, sigo el judaísmo tradicional pero no me veo como las personas judías de los que has escuchado”.

–¿Ves similitudes a la hora de componer?
–Sí, también hay una relación de como escribir canciones. Es muy inteligente, aventurado, y artístico. Además de hacer música rock atrevida, primitiva y corriente. Si escribo algo no necesito elegir uno de esos caminos, eso da mucha libertad.

–Tu último disco Transangelic exodus suena más oscuro que los anteriores, ¿querías que fuera así?
–En el último disco Perpetual motion people (Bella Union, 2015) quería dar la impresión de que era una banda entretenida con todo esto de cantar “uh la, la” y los bronces, etc. Pero después me empezó a enervar, porque estaba hablando de cosas reales como la madurez y sobre sentir miedo. Entonces ese tipo de filosofía fue tragada por los estilos musicales. Primero se sentía como salir del closet. Era “le voy a decir a todo el mundo que salí del closet, estoy tan feliz y voy a ir a los desfiles. Pero el tiempo pasa, la vida sigue siendo dura y la gente quiere ser amada. Entonces (con este nuevo disco) la banda tomó otros aspectos de mi personalidad que tiene cierta osadía y la libertad de temer, la paranoia y solidaridad. Además, sucedieron otros hechos más aterradores. Las noticias de cada día, el estado de ánimo de EE.UU.

–Debe ser duro estar allá o ser del mismo país que Donald Trump.
–Es muy molesto, especialmente en los primeros días en que fue elegido en 2016, que fue cuando escribí la mayoría de las canciones de mi disco, pero no lo terminé ahí. Se sentía ya la oscuridad de los supremacistas blancos arrastrando este mal, como en muchos de los países que en su mayoría son blancos.

–En Sudamérica también hay una tendencia hacia los gobiernos de derecha.
–No sé, parece que está por todos lados. Como Europa que ya está infectado por las ideas de la extrema derecha, aunque esto ha estado presente todo el tiempo. Creo que está bien de que se hable. Todavía creo que a la larga el bien triunfará sobre el mal. No hay que preocuparse solo del corto plazo.

–También espero eso. Cuando sucedió lo del “brexit” en Inglaterra y Trump fue elegido en Estados Unidos, había gente diciendo “al menos habrá buenos discos”…
–¡A la mierda eso!

–Como en la época en que Reagan y Thatcher estaban en el poder. Y yo pensaba “pero si esto no son buenas noticias. No me importa si hay buenos discos mientras estén ciertas personas de presidentes.
–Sí, Bueno. Veamos ahora qué piensan estas personas cuando no haya más clases de música, ¿sabes? o el financiamiento de la educación se destripe. O veamos qué pasa con nuestro mundo musical cuando los niños no puedan aprender a tocar instrumentos. No tengo paciencia con ese tipo de tonteras. Quiero un mundo mejor, no discos buenos. Solo quiero mantenerme energético, porque veo a muchas personas hundiéndose en la desesperación y eso es lo que no quiero. Empecé a llamar a mi banda “la máquina anti-desesperación”, porque si empiezas a pensar que todo es horrible y no hay nada que hacer, que se pudra todo, entonces no haces las cosas que se necesitan hacer. Espero que la banda pueda expandir la energía necesaria para que la gente vuelva a hacer su trabajo. El trabajo de mejorar el mundo.

–Hay harta energía en tu música, furia, dramatismo y melodía.
Hay furia, pero también otras cosas. Espero que no todo sea rabia, sino que también solidaridad como decir “vamos a estar bien” o “vamos a abrazarnos”. El disco empieza con una huida, pero es importante que la persona que se escapa y que tiene miedo no está solo. (habla ahora en primera persona) Tengo mi ángel de compañía y nos preocupamos el uno del otro.