Mercury Rev editó a comienzos de octubre su décimo disco de estudio –The light in you- y la próxima semana comienzan su gira mundial que los traerá a Sudamérica.

Hablamos con Jonathan Donahue, la voz de Mercury Rev, un grupo con 25 años de trayectoria y diez discos editados. Pasaron los primeros años de los 90s con una alineación más rockera, con desórdenes y todo lo que implicaba estar inserto en el rock alternativo a en esa década. En 1998, volvieron con una reinvención, trayendo uno de los discos más alabados por la crítica: Deserter songs, con toques más melódicos y hasta sinfónicos que sellaron para siempre el sonido del grupo. El 2011 lo reeditaron y el año pasado lo tocaron en vivo en un festival. “Después de un tiempo, solo vi la parte orquestal de Mercury Rev. Cuando lo tocamos de nuevo después de tantos años pudimos desafiar el álbum y quedarnos con su estado de ánimo romántico. Por eso, es que probablemente el disco nuevo tenga tanta orquesta y música clásica. Definitivamente lo influenció”.

El año pasado estuvieron unos meses tranquilamente grabando en varios estudios en la localidad de Castkills, donde viven los dos integrantes actuales de la banda. Grasshopper (el guitarrista Sean Mackowiak) justo había tenido un hijo, así que no podía ir muy lejos de casa. Ahora estaba muy ansioso por comenzar la gira y salir un poco. En el disco participó Nicole Atkins, muy amiga de la banda que los acompañará también en el tour

—Se demoraron en sacar el disco.
—Sí, ha pasado un tiempo. Pero no lo siento así. Es casi como un par de temporadas. Pero parece que para la industria musical es un tiempo largo. Nos encanta sacar los discos cuando están listos. No nos gusta apurar nada. Así que si nos podemos tomar un poco más de tiempo está bien por nosotros. Sabemos que nos sentimos bien sacando el disco ahora.

—¿Cómo describirías el álbum? No musicalmente, sino que emocionalmente también.
—Seguro. Bueno, este es un proyecto de álbum como algo completo. Del principio hasta el final, y es muy cinemático. De a poco se va poniendo más liviano y al final del disco es muy brillante, con mucha luz, casi como un film.

—La canción “Sunflower” parece muy distinta al resto de las canciones, ¿es más antigua que las otras?
—No, pero sí se siente diferente y no sé de dónde vino. Pero empezamos a tocar en el estudio y comenzamos a reírnos y a sonreír, a saltar por todos lados. Tenía mucha energía y ¡sí! estamos tan sorprendidos como lo estás tú, cuando terminamos esa canción. Ese es otro de los aspectos de la banda. Fue muy entretenido, nos reímos todo el tiempo mientras la grabábamos.

—¡Qué buena! es muy animada.
—Sí, lo es. Es casi como una banda sonora de una película italiana de finales de los 60s.

—¿Qué grupos estaban escuchando mientras grababan el disco?
—En verdad no mucho. Probablemente porque mientras escribo trato de bloquear todo lo que viene de afuera. Sólo escucho lo que hay dentro de mí. De hecho, escucho mucha más música ahora que el álbum está terminado.

—Quizás para que nada te influencie antes.
—Sí, solo trato de silenciar todo lo que hay alrededor mío y especialmente dentro del cerebro. Estar muy callado y tranquilo cuando escribo mis propias canciones. Y cuando está todo listo, ahí me pongo más sociable, escucho más música de otra gente y salgo más. Pero cuando estoy escribiendo y grabando las canciones no salgo mucho, me quedo tranquilo y en la casa.

—Lo produjeron ustedes ¿no? Ya saben lo que buscan.
—Sí, lo hicimos nosotros y sabíamos exactamente lo que queríamos tanto como cualquiera que está a punto de entrar a grabar un disco. Hemos trabajado juntos por 30 años. Tenemos buen vocabulario entre nosotros.

—Un montón de experiencia, 25 años sacando discos…
—Demasiada experiencia.

—Tal vez ni necesitan hablarse para saber qué es lo que quieren.
—Así es exactamente como es. Porque en el estudio no hablamos mucho. Nosotros solamente tocamos, escuchamos, pero nunca hablamos de música en el estudio. Nosotros tocamos y conectamos entonces no hay mucho que decir

—Amistad…
—Así es. La banda es una amistad, eso de seguro.

“Diles a todos que vamos a ir”

Cuando estaban terminando el disco contactaron a Bella Union, que según ellos es el mejor sello de música independiente. Les pidieron enviar un par de canciones y a los cinco minutos ya tenían una respuesta positiva. The Light in you salió entonces por esa casa discográfica el pasado 2 de octubre. Para esa fecha ya habían hecho un show con orquesta en Harlem. La primera semana de noviembre comenzarán el tour alrededor del mundo y de vuelta (aunque sin orquesta, eso sí). “Esperamos ir a Sudamerica en la primavera (boreal), probablemente en marzo o abril. Dile a todos que vamos a ir y que estamos muy emocionados de visitar Chile por primera vez y muchos otros países de Sudamérica. Tenemos muchas ganas”.

—¡Esa es una muy buena noticia!
—Lo es, lo es.

—Esto que pasa con muchas bandas de Estados Unidos: ustedes son más exitosos en Gran Bretaña.
—Ya se están poniendo el día en Estados Unidos, especialmente con el nuevo disco. Pero es algo frecuente en nuestra carrera, y ha sido así para muchas bandas en Estados Unidos desde los años 30s. Muchos músicos se hicieron populares primero en Europa. Lo mismo con Nirvana o Sonic Youth. No sabemos por qué pasa eso. Quiero decir, en Sudamérica los Ramones son como dioses, ¿verdad?

—Sí.
—Eso es extraño. Pero no lo son en Estados Unidos. Acá les gusta, pero no como en Sudamérica donde los reverencian como santos. Estados Unidos es tan grande que casi solo responde a cosas grandes como la música pop.

—En Chile pasa lo mismo. Teníamos una fuerte escena indie pop por años y solo la empezaron a tomar en cuenta cuando salió un reportaje en España alabándola. Siempre pasa, si los medios de México o España le ponen atención a un músico o grupo chileno, aquí empiezan a hablar de ellos.
—Estás en lo correcto. Eso es exactamente lo que pasa en Estados Unidos. La mayoría de la prensa está mirando la prensa inglesa. Así que cuando algo se hace popular en Inglaterra, acá hablan de eso en la prensa. No se por qué, pero siempre ha sido así en Estados Unidos.

—Para mí siguen siendo un imperio.
—Sí, ellos tienen el imperio musical.