El cantautor sueco-argentino se presenta este viernes en un agotado Teatro La Cúpula. Conversamos con él sobre la banda sonora que compuso para La vida secreta de Walter Mitty, sobre su autoproducido último disco, Vestiges & claws, y cómo lo interpretará en vivo para nosotros.

por Cristián Araya y Macarena Lavín

Las raíces latinas de José González (37) son fuertes, por eso cada tanto baja a esta parte del mundo para seguir una especie de tradición. De hecho, el tour que lo tendrá entre nosotros este viernes termina en Mendoza, ciudad donde lo nombraron Hijo ilustre y en la que pasará unos días junto a su padre. Luego de eso, asuntos mayores: México, Europa y el prestigioso Festival de Jazz de Montreaux, que celebra 50 años y tiene como invitados nombres del tamaño de Simply Red, Neil Young, Jean-Michel Jarre, Sigur Rós, Herbie Hancock y PJ Harvey.

En su quinta visita a Chile, el músico sueco-argentino presentará las canciones de su tercer disco de estudio, Vestiges & claws (Mute), que fue lanzado en febrero del año pasado y es el continuador de In our nature, editado un par de meses después de su primera visita a Santiago, en el Teatro Normandie a mediados de 2007. En ese lapso estuvo ocupado en proyectos paralelos: publicó dos álbumes con su antiguo trío Junip y compuso la banda sonora de la película La vida secreta de Walter Mitty, de Ben Stiller, que lo hizo algo más famoso en la industria musical gracias a un carácter bastante más pop y a su conexión con Hollywood.

Vestiges & claws fue grabado en su estudio casero y producido por él mismo, y a pesar de que esta vez incluyó más instrumentos, percusiones y arreglos, las canciones mantienen su base, caracterizadas por el protagonismo de la guitarra acústica y su cercana voz.

¿En qué momento decidiste producir el disco tú mismo?
–Lo sentí así desde un principio. Tenía todas las posibilidades del mundo, como invitar a un productor o grabar en un estudio grande, pero quería tener el mismo estilo estético de los dos primeros discos.

Me recuerda a esos discos de folk británico de principios de los 70, como Solid air, de John Martyn.
–Creo que parte de eso es porque estoy grabando solo y uso mi laptop de modo retro. Dices que suena como los 70 y eso es consciente de mi parte: uso tube distortions pero a través de plug ins, lo que ha sido interesante para mí. Trato de imitar lo mejor posible (ese sonido) con lo que hay en el mundo digital

Vestiges & claws tiene un sonido mucho más complejo, más intrincado. Luego de haber tocado las canciones en vivo durante un año, ¿las hubieras hecho de otra forma?
–Siento que esas canciones han crecido un poco en vivo, mientras que las otras suenan como suenan: yo solo con la guitarra. En vivo he estado invitando a más músicos, así que ahora vamos como un grupo de cinco personas: una guitarra más, dos voces y dos percusiones. Con este disco en particular dejé la ambición de que cada canción se pudiera tocar solamente con una guitarra. Hay algunas en que decidí no ser tan dogmático y empecé a agregar cosas. Las dejé de un modo que con los dos primeros discos no lo hubiera hecho, como en “Let it carry you”, “What will”, “Stories we build, stories we tell”, que son canciones que empecé con una guitarra y después dije “¡ah, no! Tengo todo el tiempo del mundo”, y agregué más guitarras y un poco más de percusión.

Si bien nunca has sido directamente político, tus letras son cada vez más humanistas. En alguna entrevista hablas de la ética global. ¿Crees que todavía se puede enviar un mensaje desde el mundo de la música pop? ¿Hay algún tipo de responsabilidad o es una opción de cada artista?
–Para mí es obvio que es un opción de cada artista y eso es lo lindo con las artes, que puedes hacer cualquier cosa. Cuando escucho música muchas veces no pienso en lo que cantan, en términos de palabras o ideas. Pero de lo que me he dado cuenta es que en este tiempo a mí me han gustado canciones con ideología, de empujar los límites. Siempre ha habido luchas mentales. Pienso que somos seres humanos y hay ideas, espíritus y dioses que van chocando. Ha sido interesante meter un poco de ideas en canciones y lo que busco son las raíces del humanismo.

En Chile hay mucha gente que solo te conoce por tu incursión en La vida secreta de Walter Mitty. ¿Pensaste alguna vez que iba a tener un impacto tan mainstream?
–Sabía que iba a ser grande desde un principio, cuando me contactó Ben Stiller. Fue muy lindo y nuevo para mí hacer música para una película, aprendí mucho e hice mucha música. Al mismo tiempo, ellos querían canciones pop para promoverla. Ahí me trabé un poco y las dos canciones más populares la escribieron otras personas, Ryan Adams y Craig Craig Wedren. Pero entre otras canciones que probamos para la película estaba la de John Lennon, “Dream #9”. Fue muy lindo grabar eso.

¿Quedaste satisfecho con el resultado?
–Sí. Todo en donde metí el dedo suena bien. Hay mucha gente que me ha conocido como artista a través de “Stay alive” o “Step out”, y esas canciones son bastante diferentes al resto de lo que hago. En los conciertos hay gente que quiere escucharlas, pero este año no las he tocado en vivo.

Entonces ¿qué se puede esperar para tu show el 13 de mayo, además de las canciones nuevas?
–Para la gente que conoce mi música serán canciones de los tres discos. Solo vamos a agregar una o dos de Junip. Toco parte del concierto yo solo con la guitarra y después con el grupo. Lo he tratado de formar de un modo que podamos hacer armonías tipo Crosby & Nash y con inspiraciones de África del oeste. Será un poco más de una hora de canciones acústicas.