Escuchar Faisanes, el disco debut de los Embajadores editado por Michita Rex este año, produce una sensación de placentera extrañeza, similar a la de un explorador que se asombra ante lo inesperado. Porque inesperados son los deleites que se ocultan en este disco de canciones elaboradas, de sonidos que se van revelando detallistas en escuchas sucesivas, de letras engañosamente cándidas.

Los Embajadores, el grupo en el que Danae Morales y Cristóbal Gajardo cantan, en el que Walter Roblero toca el bajo, donde Sebastián Sampieri se encarga de programación y percusiones y en el que Felipe Lagos toca teclados y otras cosas, pareciera, a primera vista, ser un producto más de la escena independiente local. Chicos que cantan mientras tienen un oído en el pop de ahora y otro en sus referencias personales. Con cierto gusto por la canción romántica y con más que cierto cariño por el sonido de ciertas máquinas.

Pero cuando Cristóbal explica que la portada de un disco es un faisán engrifado, haciendo una danza de cortejo, mientras sus compañeros -menos Felipe-, bajan con calma unas cervezas, el lugar común va dejando entrever que los intereses de los Embajadores son otros. Que quieren cantarle a ese lugar al que pocos se atreven a mirar de frente al componer. Que se hacen cargo de donde vienen. Que no se olvidan de la música que escuchaban de chicos, pero que la recuerdan sin nostalgia impostada ni ironías pasadas de listas.

Y que tienen una ética sencilla y consecuente que Walter Roblero resumió en este slogan: “Indie pop de clase trabajadora (no se admiten cuicodélicos, cuicocandys, Guinchos, aislacionismo pinochetista, Patti Smiths de la Dehesa, ni dalecocos)”.

¿Cómo fue el proceso de componer las canciones del disco?

Cristóbal: Faisanes partió como un diálogo entre Sebastián y yo. Él me mandaba bases y yo le mandaba letras de vuelta. Felipe entraba después, desde un lugar más técnico, más musical.

Sebastián: “Faisanes”, por ejemplo, nació de una base, y al final se transformó en la idea nudo del disco, del trabajo en general. Pero “La doble vida” fue más grupal, hay algunos process que son más colectivos que otros,

Walter: Yo me uní al grupo hace poco más de un año, y puedo decir con total confianza que este es uno de los proyectos más democráticos en los que he participado. Yo llegué cuando las canciones ya estaban listas y desde entonces ha pasado un año ya, casi un año, de modificaciones y ajustes. Las ideas de todos nosotros se vierten sobre cada canción. A veces es muy fluido, y a veces hay discusiones, lo que no es malo, para nada. No hay un líder ni un director musical. Sebastián podría ser lo más parecido que tenemos a eso, pero él no se cierra a las ideas de los demás.

Me parece que ustedes se acercan a la canción popular sin las etiquetas del AM, o del Kitsch, sino sencillamente porque les gusta ¿es así?

Danae: Yo tampoco estuve en los procesos originales, pero tengo la impresión de que nuestro acercamiento a la música popular es honesto, sin ironías. Nosotros de verdad escuchamos Raphael.

Sebastián: Sí, y Chayanne.

Danae: Yo creo que la música romántica latinoamericana tiene que ver con la figura del crooner, Cristóbal de verdad hace eso, es un crooner latino. Sentimos verdadera admiración por ellos.

Walter: Lo que me parece a mí más políticamente honesto es que la canción de amor es una manera expuesta de hacer música, incluso muy por encima de la canción política. Esos cantautores que se escudan en la corrección política y se mandan sus discursos sobre la contingencia me parecen unos charlatanes. Es demagogia, finalmente. La canción de amor es algo que alguien hace encerrado en su mundo, encarando cosas de su vida Lo otro es sólo un discurso para quedar bien.

Cristóbal: Si bien hay algunas de nuestras canciones que pueden tener algo que ver con lo que está pasando, eso tiene más que ver con que no nos olvidamos del lugar de donde venimos. Somos de clase media. Y sólo canto con las palabras que ocupo para decir que algo me molesta o estoy disgustado, no tiene que ver con una fascinación por lo oscuro. Si bien hablamos de asuntos políticos, filosóficos o estéticos, al final nos reímos porque los dramas también son chistosos. No tener plata puede ser muy algo muy divertido.

Walter: Creo que conservamos la moral de la clase media. “Maleta de vieja” tiene esa sensación de catástrofe doméstica. El mundo está cagado, pero por lo menos estamos aquí los dos.

Cristóbal: Algo digno de Nick Cave.

Sebastián: Me gustaría detenerme en un tema del disco: “Amigo realidad” es el más romántico, el más realista, el que habla más desde lo cotidiano. Si te fijas, la letra termina diciendo ‘No quiero trabajar en lo que me mata’. Eso resume la condición de la clase media, del trabajo entendido como una situación de urgencia a la que uno se resiste, pero de la que es imposible escapar.

Danae: Yo pienso que lo romántico viene de eso, del cruce entre el drama amoroso y el drama de ser de clase media, el drama de querer ser artista y no tener derecho ni siquiera a quererlo. Uno ve como un montón de gente se queda en el camino y se va convirtiendo en seres muy amargos. Es un tópico de la literatura, el “alma bella” que se enfrenta a un mundo tosco. Esa dificultad se evade mucho, se suprime, y creo que parte del valor de nuestro trabajo es rescatarlo. Hay ahí un drama cotidiano que hay que tomarse con cierto humor, por el que hay que protestar y decir ‘tengo derecho a hacer un disco, tengo derecho a una vocación’.


Fotos: Israel Pimentel

Esa reivindicación de la gente “que está a un cheque de la calle” me parece interesante, pero ¿no creen que al mismo tiempo entra en conflicto, de alguna manera, con el circuito en el que están insertos?

Danae: A nosotros nos gusta que nuestra música le guste a nuestros tíos, a mi mamá. No apuntamos a un público reducido, porque aunque estemos insertos en cierto circuito medio pitillo, no queremos darles en el gusto, ni ser los bufones de cierta gente.

Walter: Para generar cosas, hoy, hay que estar ligados a una marca, o a los lugares de moda. Recuerdo haber leído acerca de músicos de jazz que para vivir tocaban en clubes donde no dejaban entrar a los negros.

Cristóbal: No nos sentimos jóvenes. Queremos sonar en la radio Pudahuel. Queremos una transversalidad que no tenga que ver con las clases sociales. Tenemos, sí cierta experimentalidad en el sonido, que a lo mejor un viejo no se la mama. Pero por eso mismo, cuando a mí alguien me pregunta de qué estilo es una canción, yo le hago el quite. Lo que queremos es, sencillamente, hacer canciones.

Danae: La música experimental también tiene una parte en nuestras influencias.

Cristóbal: Pero no es porque sí, tiene una razón de ser dentro de cada canción.

Walter: A mí me parece que cuando confluyen ambos extremos dentro del pop, se produce lo más maravilloso.

¿Cómo les ha ido con las descargas desde el sitio de Michita Rex? ¿Les importa eso?

Danae: No sé, el primer día tuvimos quinientas descargas, de ahí no supimos más.

Cristóbal: No queremos saber si hoy sólo tuvimos diez.

Walter: Igual es una farsa decir que no te importa, el disco lo hicimos para la gente.

Sebastián: Lo grabamos todo muchas veces.

Cristóbal: Lo hicimos y lo hicimos hasta que nos gustó. Desmantelando el modelo de cómo componemos, hay un tema que me llama mucho la atención: la primera parte de “Mucha fe” la grabamos en 2009, y la segunda, en 2011. Y me recuerda una caverna donde hay dibujos del paleolítico, que al lado tienen dibujos del neolítico. Es rico ver que esos momentos tan dispares no se separan.

Me llama mucho la atención el protagonismo que tienen las voces en sus canciones. Desde la primera vez que los vi en vivo, me parecieron estar muy lejos de cierta escuela musical que descansa en los efectos y los trucos de producción, me parecieron más cercanos a los baladistas latinos.

Danae: los últimos temas que estamos haciendo van por ahí.

Sebastián: Igual hay un Huayno-Chicha

Danae: Pero sigue la forma de canción tradicional.

Cristóbal: Nos gustan los grupos en lo que lo que más destaca es el cantante. Björk, Miguel Bosé, Morrissey… la canción es lo que amarra todo eso.

Walter: Todos tenemos un amor por el pop

Cristóbal: Pero no cosas como MGMT, el vocalista tiene que tener cierta presencia.

Danae: Lo nuestro es ser bien clásicos, finalmente.

Walter: No tenemos nada que ver con esas bandas que se declaran hijas del shoegazer, que usan efectos para esconder la voz. Congelador era un poco así. Creo que eso, si bien responde a la estética de un momento, es un error a fin de cuentas. Siempre es mejor apreciar a un cantante con coraje.

Cristóbal: Aunque cante mal.

Sebastián: Violeta Parra, por ejemplo, nunca fue una gran cantante.

Cristóbal: Es más lindo ver una línea chueca, hecha a mano, que una línea perfecta.

Walter: Mejor al natural que photoshopeado.

¿Van a hacer recitales para lanzarlo? ¿Van a irse de gira? ¿Editarán alguna vez una edición física de Faisanes?

Cristóbal: A mediados de mayo vamos a hacer una presentación. Y el asunto de editar un disco físico, bueno, me lleva de vuelta a eso de la clase media: hay que ver el presupuesto.

Walter: hay que evaluarlo. Estamos tratando de luchar contra nuestros demonios económicos.

Danae: Hacer una gira nos gustaría

Walter: Tocar en regiones. En Coñaripe, Neltume, Litueche…

Cristóbal: Y queremos ponernos a grabar ya. Sacar los temas nuevos, que no son tantos tampoco…

Danae: Son hartos. Ahora queremos hacerla más ágil.

Cristóbal: Para que salga más rápido.

Descarga Faisanes desde este enlace o en el sitio de Michita Rex.
Fotos: Israel Pimentel