Minutos antes de su esperado show en Santiago, Roberto Doveris conversó con Simone Pace, encargado de la batería en Blonde Redhead.

Fotos de Rodrigo Ferrari

Me gustaría comenzar por su sonido en vivo. Sus últimos álbumes poseen un fuerte componente atmosférico que siempre es difícil de construir en el escenario. ¿Cómo se enfrentan a ese desafío?

Siempre es un desafío. No sé si es exactamente por las características de nuestros últimos discos, pero sí intentamos encontrar un balance, ciertamente nos importa mucho conservar los matices del estudio, y al mismo tiempo transmitir energía sobre el escenario, y la verdad estamos llenos de trucos para lograrlo.

Esperamos lograr algo único en el escenario tanto para nosotros como para el público. Sin embargo, no tenemos una fórmula, cada tema exige una traducción diferente al directo, así que en ese sentido sí intentamos traspasar esa sensación atmosférica en el escenario.

Penny sparkle es su tercer disco en el sello 4AD. ¿Puedes contarnos de qué manera este cambio de casa discográfica influyó en su carrera?

Prefiero pensar que nosotros hemos influenciado al sello, jaja. La verdad no fue un cambio drástico, pero sí ocurrió en el preciso momento que sentíamos la necesidad de un cambio, sabes. Y las cosas se dieron bastante bien, personalmente siento mucha admiración por las bandas que forman parte de 4AD. Las condiciones de trabajo efectivamente han sido bastante óptimas y por ende nos hemos sentido muy cómodos en el sello.

De todas formas no significa que antes hayamos pasado por malas relaciones con los sellos. Hemos tenido la suerte que han apostado por nosotros y sentimos que las cosas han resultado bien.

El cambio de sello también coincide con un accidente que sufrió Kazu…

Sí, en esa época se cayó de un caballo y su mandíbula quedó completamente desencajada. Tuvo que estar tres meses de tratamiento para poder volver a la normalidad, y obviamente eso fue un golpe importante, quizás tiene que ver con el cambio del sello.

Sin embargo, el cambio de sello se puede percibir musicalmente, desde Misery is a butterfly hay un cambio de dirección. Sus últimos discos están más cerca de la influencia shoegaze que antes. ¿Cómo perciben el paso del noise rock de los ’90 hasta sus últimas placas?

La verdad es que no sólo es por una cuestión estilística sino también material. Nuestros dos primeros discos los hicimos en muy poco tiempo, el primero en diez días y el segundo, no sé, en quince. En ese momento también intentábamos aplacar nuestro preciosismo porque la tendencia de ese entonces estaba mucho más orientada al rock.

Y bueno, luego vinieron mejores presupuestos y por ende, mucho más tiempo de preparación musical y eso nos hizo poder desarrollar nuestras propias búsquedas, limpiar nuestras propuestas y jugar con lo que más nos ha interesado, que es encontrar un equilibrio entre la belleza sonora y la fuerza del rock.

Personalmente siento una tendencia romántica muy fuerte en su música, muy trágica, hasta desesperada en momentos, pero siempre desde la belleza… romántico en el fondo.

Bueno, es cierto, y debo decir que posiblemente se deba a que somos italianos (risas), crecimos en un contexto muy dramático, con unos padres que disfrutaban de la música clásica y que nos heredaron un sentimiento muy trágico de la vida. Y bueno, como mucha gente, nosotros también poseemos un background bastante trágico, tanto yo como Amadeo y Kazu poseemos historias bien intensas. Fuimos muy jóvenes a Nueva York, solos, a ver qué podía ocurrir, y así es como conocimos a Makino. De hecho, para los tres es nuestra primera banda y espero que también sea la última.

Tanto las guitarras como las baterías de Blonde Redhead son siempre muy creativas. Jamás son predecibles y en ellas podemos encontrar múltiples influencias.

Puedo decirte que desde la batería yo me he obligado a no tener prejuicios con la música. Siento que al momento de componer debes expandir tu cerebro, estar abierto a diferentes estilos, yo me siento tan influenciado por la música brasilera como por el punk, y así es como recolecto esos referentes y me paseo por ellos. Lo mismo hacen mis compañeros de banda, nos interesa desmarcarnos de la música comercial, del mainstream. La industria musical actualmente es una locura, todos saben eso, y creo que no debemos permitir que los números afecten la creación.

De hecho se hace muy difícil poder definir la música de Blonde Redhead. Fueron noisy, formaron parte del indie rock de los ’90, estuvieron muy cerca del nugaze, y hoy se les considera muy cercanos al dream pop. ¿Cómo se sienten en el medio de todas esas etiquetas?

No nos gusta mucho etiquetar nuestra música, pero no simplemente por ser “especiales”, sino porque creemos que la etiqueta impide que el público se acerque a escuchar desprejuiciadamente y se sumerja en una interpretación profunda de la música. Las etiquetas hacen que la música sea más digerible, y nosotros queremos todo lo contrario.

Ya llevan casi dos años de gira pero es primera vez que vienen a nuestro país. ¿Qué expectativas tienen de su show en Chile?

La verdad no tenemos expectativas, sólo queremos que sea un momento único y que todos podamos disfrutar. Hasta ahora todo ha ido de maravilla, encontramos muy bella la ciudad y la gente se ha portado genial con nosotros. El lugar es realmente acogedor y tenemos muchas ganas de tocar ante el público chileno. Ojalá disfruten el show.