Villa Diamante habla de esquizofrénicos drogadictos, punks del siglo XXI, psicoanalistas pop, dubstep, Rapidshare y P2P. ¿Podría ser más confuso? Al menos, no tanto como pareciera serlo. Tras la reciente edición de su tercer trabajo, Empacho Digital – un inmenso triple disco que resume, en poco más de 40 canciones, parte de la historia pasada, presente y futura de la música popular – el argentino dispara contra la industria musical, la identidad latinoamericana y la muerte de los formatos analógicos.

“El fin último de las políticas radicales es desplazar, gradualmente, el límite de las exclusiones sociales, dándole fuerza a los agentes excluidos (minorías sexuales y étnicas) creando espacios marginales en los que puedan articular y cuestionar su identidad”Slavoj Žižek, Welcome to the Desert of Real.

La cita que da inicio a esta entrevista no es gratuita. Primero, porque fue el apellido de este psiconalista y crítico cultural el nombre con el que Diego Bulacio – de aquí en adelante, Villa Diamante – bautizó las fiestas donde la cumbia villera y la música electrónica se dieron cita y, desde entonces, han hecho bailar a medio mundo. Segundo: lo escrito por Žižek representa, para bien o para mal, una suerte de manifiesto estético que ha surgido a nivel mundial con esta “ola cumbianchera”: trincheras marginales desde donde un agente excluido –la cumbia– se ha podido (re)articular y (re)cuestionar.

“Muchos de los proyectos nuevos que están saliendo en Latinoamérica son trabajados desde un lugar muy interesante: la reinterpretación de lo latinoamericano, sin caer en los clichés, y con un alto nivel artístico”, cuenta Villa Diamante. “Cuando escuchás lo que hacemos en ZZK, en comparación con la cumbia popular, encontrás códigos distintos, es algo más digital, más cantado. Pero la rítmica y la melodía tienen que ver con algo más sudamericano”.

Empacho Digital (ZZK Records, 2009) no sólo refuerza lo dicho acá arriba por Villa Diamante. En él – o, mejor dicho, en ellos: es un disco triple – Diamante hace un viaje por su pasado, su presente y su futuro como melómano, con un mensaje multicultural, multigenérico, multibailable y con una Latinoamérica tan pegoteada en su identidad como los elegantes mash-up del argentino.

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VD: El sampleo reinventó la música; el mash-up es un hijo bastardo del uso y abuso del reconocimiento de los referentes en la música. Mis mash-ups están cargados de esa idea de crear algo en base a lo pre-existente, existiendo varios niveles de lectura en la mezcla: música, artistas, géneros, culturas y más. Pensar que pongo a dialogar artistas que admiro es la parte que más me gusta de todo esto: no creo que sea muy fácil meter en un estudio a Juana Molina y Benga o pedirle a los Calle 13 que canten sobre una track de Daleduro.

Si aún no queda claro de qué se trata todo esto, bien vale visitar su sitio web: disponibles para su descarga, se encuentran sus dos discos anteriores, Bailando se Entiende la Gente (2007) y Cash Up (2006), y el ya mencionado Empacho Digital, además de una serie de colaboraciones, mixtapes y temas sueltos para bajar gratuitamente. “Todo el material ahí colgado es ilegal: vender algo ajeno no está dentro de la ética mashupera”.

– En tu web dices que Empacho Digital nace con “el intento de hacer arte del arte; con las industrias culturales a tope; las discográficas pasando por su peor momento y la web como máximo recurso (…)”. Creo que hay mucho de punk en ese manifiesto.

VD: Creo que si se asocia a la actitud punk es, más que nada, por la idea de querer reformular lo establecido. Vengo de mucha cultura punk, dark, breakcore y desemboco en el bastard pop. Éste tiene de interesante el intentar desviarse de los caminos habituales del género, reformulándolo a estos tiempos, donde mucha información, el acceso a la tecnología, el software p2p, los blogs y Rapidshare cambiaron la forma de consumir música.

– Luego tienes a gente como Girl Talk que edita sus discos en un sello que se llama Illegal Art (Arte Ilegal) o los Meneo que tienen una canción que se llama “El Okupa”.

VD: En la actualidad no es muy difícil tener una actitud punk. Pero que suene verdadera, como en el caso de Meneo y Girl Talk, lo es. Como no se lo proponen, les sale natural y eso es lo punk.

Y de ilegal, ilegal y medio. Diamante nos cuenta que no había tenido problemas en conseguir las licencias – al menos de los artistas argentinos – para sus dos trabajos anteriores. “En este, eso se me fue de las manos. Si ya soy ilegal (el conseguir las licencias de los artistas extranjeros), sería peor”. Cómo no lo va a ser: 60 y pico artistas condensados en más de cuarenta canciones, es para volverse locos.

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– Empacho Digital se divide en tres partes: la que la da el nombre al disco, “Dubsteperismo” y “Rock Ar”. Cuéntame un poco de ellas.

VD: Empacho Digital es lo que escucho ahora, es el presente. Dubsteperismo es el futuro: fue Daleduro quién me introdujo al dubstep. Un día llegó y dijo “escuchá esto” y yo quedé “wow”. Es un género que seguí de cerca gracias a él y me sedujo a la hora de hacer mash-ups: no tiene vocales y es sólo instrumental. Todo con un ritmo oscuro.

– ¿”Rock Ar” es el pasado, entonces?

VD: Si, es lo que escucho desde chico. Es la música de los ’70 y ’80 que se hacía acá en Argentina. (Internet) me ha permitido distanciarme del rock argentino y ver qué cosas me gustan y cuáles no. Ahora se está copiando mucho lo que se hace afuera, así que todo lo que me queda es puro corazón.

– ¿Y de qué se trata Empacho Digital en su totalidad?

VD: Empacho Digital habla de los mp3 y del acceso a la información. De cómo vamos dejando formatos atrás y lo que antes era un hit, hoy ya no lo es. Ahora en un iPod metés 500 discos: nadie tiene necesidad de guardar un cassette grabado… Para qué, si ahora lo podés tener remasterizado y es cosa de llegar y bajarlo.

Pero para Villa Diamante, el cassette es un formato que se niega a morir. Al menos en teoría: quien quiera obtener una copia física de Empacho Digital, recibirá un cassette de vuelta. Sin cinta. “Es la estrategia de marketing de un drogadicto esquizofrénico. Como ya te dije, el disco es ilegal. Lo ideal es pasar de lo virtual a lo físico dentro de esa ética, ocupando los recursos a mano, descontextualizando las cosas, dándoles una vuelta de tuerca”.

– A propósito de cosas esquizofrénicas, Diego Morales, un músico chileno, mencionaba en una entrevista que el reggaetón también podía ser considerado parte del folclor (como la cumbia, el vallenato o el huayno). ¿Qué opinas acerca de esa sentencia?

VD: No lo veo mal, seguramente las generaciones venideras verán como folclore al hip hop o al pop. Sería bellísimo que mi bisnieto estudie como folclore el IDM.

MP3: Villa Diamante – “Spektre vs Nelly Furtado & Calle 13”

VIDEO: Adelanto promocional “Empacho Digital”
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