Como ya es tradición, año a año el equipo de Super 45 se ha dado unos días de claustro reflexivo para examinar lo que ha sido el año en materia de música. De ese sesudo ejercicio auditivo normalmente surge, como el agua del manantial, un listado subjetivo de lo que creemos es lo mejor que escuchamos este año. Cada miembro del staff confecciona un listado con sus 15 discos favoritos, que luego de extrañas fórmulas matemáticas, dan como resultado un elenco de 45 discos no chilenos que debes escuchar sí o sí. Acá te dejamos unas sentidas palabras al cierre del Ranking de nuestro agrónomo favorito Gabriel Pinto (sí, es agrónomo)

Lo mejor del 2015 según Super 45
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¿Para qué sirven las listas de fin de año? La pregunta, aunque a veces parece estar de más, no deja de ser repetida una y otra vez en esta época del año. Hay gente que cree que las listas de fin de año son para probar algo: conocimiento musical, número de discos escuchados o algo similar. Otros usan las listas para marcar la pauta en torno a ciertos sucesos. Tanto los webzines como la prensa escrita – nacionales y extranjeras – usan las listas para tratar de dar contexto a ciertas escenas musicales, para reflexionar acerca de determinados tópicos o para seguir impulsando una línea editorial puntual que, más allá de los géneros que abarque, necesita ser reforzada anualmente.

Super 45, para bien o para mal, cae un poco en ambas categorías. Pero, ¿es eso para lo que realmente hacemos esta lista? La verdad es que no. O al menos, eso me gusta creer a mí. Creo que las listas de fin de año son para descubrir discos, no para darles premios.

En lo personal, gracias a esta lista descubrí que, de la mano de Jaakko Eino Kalevi, el pop escandinavo tiene aún mucho que decir y dar. Que el disco de Viet Cong, tiene tanto que ver con Animal Collective como con el rock más experimental. Que tanto Jim O’Rourke, Destroyer y Tobias Jesso Jr., han tomado los mejores momentos de Randy Newman y los han llevado a un nuevo territorio. Que quienes creían que la electrónica de vanguardia estaba muerta, se equivocaban. Que la música negra, ya sea desde el soul de Leon Bridges como del hip-hop cada vez más político de Kendrick Lamar, sigue siendo la punta de lanza de la música popular.

Pero si algo valió la pena descubrir este año, es que la música producida, compuesta y cantada por mujeres, merece todas las alabanzas del mundo. Ahí tenemos la delicadeza y soberbia de Julia Holter; la extravagancia en los himnos pop de Grimes; el riesgo que tomó Björk en su mejor álbum de los últimos diez años; el regreso vanguardista y elegante de Róisin Murphy; la actitud rompedora de Courtney Bartnett; la madurez reflexiva de Joanna Newsom; la espontaneidad naive de CocoRosie; la sensualidad lésbica de The Internet… y tantas otras que quedan fuera de esta lista, como Jenny Hval o Dawn Richard, Sleater-Kinney o Holly Herndon, por nombrar a algunas. ¿Que si hay más cosas por descubrir este año? Claro que sí.

Para eso están sus listas y opiniones. Compártanlas con nosotros acá abajo y muéstrennos más discos que pasamos por alto y que nos permitirán adentrarnos a nuevos mundos. Ah, y si creen que todo lo que pasó en el cada vez más excitante panorama chileno lo pasamos por alto, solo esperen unos días y descúbranlo (Gabriel Pinto).

15

Low – Ones and sixes

Con algo más de electricidad que sus entregas anteriores, Low vuelve a recordarnos con Ones and sixes que lo suyo es agregar solemnidad al universo del pop. Grandes canciones como “Lies”, cuya conmovedora fórmula del tipo “Alan comienza y Mimi lo mejora”, son sólo posibles cuando tu compañero (a) de banda es también tu esposo (a) (Freddy Olguín).

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14

CocoRosie – Heartache city

Retornando a su punto de inicio, el carrousel crepuscular de Bianca y Sierra retorna a su punto inicial. Íntimo, espontáneo, rústico y lúdico al igual que aquella aventura de auto descubrimiento que fue La maison de mon réve, el dúo logra invocar nuevamente esa magnética atmósfera de extrañeza y desconcierto que se suele atribuir a una civilización perdida (Nuno Veloso).

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13

Jim O’Rourke – Simple songs

Seis años después de la suite electroacústica The visitor, Jim O’Rourke volvió al alero del sello Drag City con un disco atemporal, en la línea de obras como Eureka (1999) o Insignificance (2001). Cargadas de arreglos envolventes y letras llenas de punzante humor negro, estas canciones – en apariencia – simples sorprenden en cada escucha con nuevos detalles, haciendo necesario volver a apretar el botón de “play” cada cierto tiempo. Gracias de nuevo, Jim (Pablo Meneses).

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12

Belle & Sebastian – Girls in peacetime want to dance

Belle & Sebastian querían ir por más baile y para eso se consiguieron a un productor con experiencia: Ben H. Allen (desde Ceel Lo Green a Animal Collective). El resultado son algunos tracks excelentes para la pista de baile (“The party line”, “Perfect couples”) pero sin dejar de lado esas canciones entrañables donde la voz y la melodía son todo lo que importa (Macarena Lavín).

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11

Mikal Cronin – MCIII

La tercera entrega de Mikal Cronin es la evolución lógica del sonido de sus álbumes anteriores, pasando de una guitarra siempre presente a arreglos multinstrumentales con tintes épicos (“i. Alone”). Rock, pero por sobre todo canciones memorables (Edgardo Milla).

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10

Leon Bridges – Coming home

Hacer soul después de cincuenta años de su apogeo no es muy original. Ya varios habían recocido el género pero usando nuevos elementos como el caso de Amy Winehouse o Mayer Hawthorne. Leon Bridges no va por ahí. Se viste y canta tal como lo hiciera Sam Cooke gracias a una voz es maravillosa y arreglos impecables y su disco es tan fiel a las raíces que parece como si hubiese estado escondido desde 1963 y desempolvado como un tesoro (Macarena Lavín).

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09

Oneohtrix Point Never – Garden of delete

Hubo un miembro del staff que comentó sus ganas de patear gente en el metro cuando lo escuchó por primera vez. Es que es un disco que te pellizca el cerebro, que te pasea por distintas emociones sin advertencia, que es imposible de memorizar aún escuchándolo cien veces y que entrega más de lo que podemos digerir. Es un álbum que homenajea estilos y luego los destroza, que critica y, a la vez, ama todo. Los más doctos podrán encontrarle un argumento a cada pasaje, pero lo único cierto es que Garden of delete es un caos y una miel para los oídos (Sebastián Rodillo).

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08

Grimes – Art angels

En intentos desesperados por hacer música que corresponda a los años en que vivimos, muchos emulan modos japoneses o se aventuran con fórmulas importadas de sitios remotos, lamentablemente, con una obvia poca identificación por parte de la gente. Con su último disco, Grimes entrega un manual de actualidad a todos los pretendientes: no se trata de concentrar toda la energía en tratar de ser otra cosa, solo de responder a tu época con tu propio lenguaje . Art angels no es música ni del futuro ni del pasado, son solo buenas canciones que traducen el presente (Tomás Dintrans).

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07

Tobias Jesso Jr. – Goon

Supimos de él gracias a un Atención con… el año pasado cuando estaba sacando sus primeros singles. Hoy comparte créditos con Adele en el disco más importante para la industria musical en lustros. Entremedio debutó con un disco que se sostiene en canciones con arreglos mínimos, que parece haber sido grabado durante la primera mitad de los 70s y que deja entrever una madurez compositiva excepcional. Probablemente la conexión con Adele lo lleve ahora hacia otros derroteros como escribir para los grandes nombres del mainstream. Aun así nos queda Goon, un disco sin época que seguirá provocando el mismo efecto sin importar cuándo se escuche (Cristian Araya Salamanca).

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06

Kendrick Lamar – To pimp a butterfly

La flexibilidad vocal y lírica de Kendrick Lamar se traduce en una multiplicidad de personalidades que empatizan con toda una generación norteamericana negra y su ocupada agenda de lucha frente a un racialmente controversial 2015. Los interludios teatrales y sus personajes, los arreglos de jazz, la reflexión y el drama hacen de este disco una verdadera ópera hip-hop que se ha consolidado como un himno de batalla para la minoría que alza la voz (Sebastián Rodillo).

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05

Deerhunter – Fading frontier

Bradford Cox y compañía siguen haciendo de las suyas. Un disco menos garajero que su antecesor, Fading frontier vuelve a explorar el campo que comenzaron a sembrar desde Microcastle (4AD, 2008), más ceñidos al formato de canción pop sin descuidar las texturas etéreas que los caracterizan desde el comienzo de su carrera. Más allá de lo melancólico e introspectivos que resultan ser sus paisajes sonoros, esta vez sorprenden con líricas optimistas que pueden confundir a sus más oscuros seguidores de antaño (Rodrigo Herbage).

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04

Jamie xx – In colour

No sorprende para nada el hecho de que Jamie XX encabece las listas alrededor del mundo. En esta ocasión, el productor británico muestra que el terreno del postdubstep ya es dominado a cabalidad por él, presentando una electrónica suave y ecléctica, tanto en sus elementos compositivos como en la participación de talentos como Popcaan, Romy (The xx) y creando himnos que llevan a un lento bamboleo de los cuerpos en la pista de baile (Rodrigo Herbage).

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03

Destroyer – Poison season

Por más que Bejar pretenda renegar de Bowie, su oficio espejea al maestro en su vehemencia camaleónica. Transmutando la pasión plástica de Your blues para vestir en bronces y soul blanco las mismas inquietudes del mercurial Destroyer’s rubies, el integrante vampiro de The New Pornographers evoca al Springsteen de Greetings from Asbury Park para tallar con precisión de artesano su disco más irresistible. Un titán (Nuno Veloso).

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02

Sufjan Stevens – Carrie and Lowell

La muerte de la madre es uno de los temas más desgarradores (e inspiradores) que un autor puede atreverse a desarrollar. Carrie & Lowell asume el riesgo, y es a la vez de esas obras que describen tanto la inquina como la complicidad presente en las historias familiares, con canciones provistas del tono funerario más emocionante del año. (Freddy Olguín)

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01

Julia Holter – Have you in my wilderness

En más de alguna crítica se compara el salto entre Loud city song (2013) y este álbum de alguna manera similar al que experimentó Joni Mitchell entre Ladies of the canyon y su fundamental Blue (1972). Y no es que tengan una conexión sonora directa – que algo hay – sino que más bien que ambas pasaron de ser unas estupendas artistas a unas que pueden definir su época. Have you in my wilderness es apenas la constatación de lo que Holter venía anunciando en discos anteriores; que es la songwriter aventajada de su generación. Sólo que ahora tenemos esa evidencia en 10 canciones. Ambicioso, emocionante e intenso, el cuarto disco de la norteamericana es desde ya un punto casi ineludible para referirse al 2015 (Cristian Araya Salamanca).

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