Lo que escuchamos mientras no estuvimos Super 45septiembre 6, 2010Artículos3 comentarios En todo este tiempo que estuvimos de parranda seguimos escuchando discos, y aquí va un listado de los que más nos gustaron, sin pretensiones de ranking. Teenage Fanclub – Shadows (Merge) Cuando una banda de este tamaño vuelve, los meses de anticipación suelen ser una pesadilla. Incluso antes de que el disco salga, uno quiere taparse los oídos ante los rumores, pero al mismo tiempo quiere escucharlos todos. Uno espera que el disco nuevo no borre el legado, que sea ojalá mejor que los que ya juntan polvo en la colección, pero al mismo tiempo uno sabe que ello es imposible. Y en eso, empieza a sonar la melodía de “Baby Lee”, la segunda canción y primer single de Teenage Fanclub en cinco años que parecían más, y los temores se van al carajo. Shadows es un disco impregnado de un optimismo inusual en esta época de melancolías fáciles, está lleno de guitarras luminosas y corillos cantables. Las melodías son sencillas y efímeras, cada canción más cándida que la anterior, cada verso más lleno de un entrañable desencanto adolescente: cosas como un viaje a la ciudad o declarar felizmente que uno ya no cree en la política ya no son novedades, y aun así Teenage Fanclub logra hacer que creamos que sí, que siguen teniendo veinte años y que cantar cosas como ésas sigue siendo una novedad y todavía vale la pena. Pato Urzúa De Janeiros – Plateado (Michita Rex) Se denomina retrofuturismo al entusiasmo por las imágenes del futuro producidas en el pasado. Si la intención de Pablo Muñoz y Milton Mahan era rendir un homenaje a éste concepto, consiguieron dar de lleno con él: Plateado suena a viajes siderales, ciencia ficción y travesías por el espacio-tiempo. Y no sólo por ese particular gusto por los sintetizadores analógicos, sino también por el talante épico de temas como “Los adolescentes no me importan” o las armonías espaciales de la canción que da nombre a este disco. Mientras la electrónica en Chile pretende viajar al futuro sumando kilos de nuevas tecnologías, De Janeiros se alimentan del espíritu de Julio Verne para realizar un viaje hacia el infinito. Plateado se puede descargar desde este link Gabriel Pinto These New Puritans – Hidden (Domino) Los puritanos la podrían haber hecho fácil, continuar con el sonido post punk bailable y arriesgado de su debut Beat pyramid (2008, Domino), pero han preferido mezclar el dubstep, algo de jazz, música contemporánea y rock ochentas. Una rara combinación que cumple con creces el “síndrome del segundo difícil álbum”, superando todas las expectativas puestas en la banda. Hidden se transforma en la pieza de pop experimental del año. Boris Orellana Hot Chip – One life stand (EMI) Los que todavía piensen en Hot Chip como otros representantes del insulso revival del electropop pueden terminar de convencerse de lo contrario. One life stand los revela como una banda que, finalmente, logra ser intimista pero sin perder de vista esa orientación hacia la pista de baile, tal como lo hicieran en su momento Pet Shop Boys y, especialmente, New Order, con los que parecen cada vez tener más en común. Si en sus álbumes anteriores Hot Chip parecía que no lograban decidir hacia dónde llevar el asunto, aquí se asumen como los que siempre van a estar en un rincón mirando al resto pasarla de maravillas, dándose cuenta de que, aunque estén en el mismo espacio, definitivamente no van hacia el mismo lugar. Cristián Araya Cevlade – Coronación (Autoedición) Wladimir Espinosa se llama cuando es profesor, Cevladé es su alias rapero. Recursos lingüísticos le sobran para hacer entender la rabia que siente y que es el hilo conductor de Coronación, un álbum en el que este MC de Maipú celebra sus años de circo repasando el historial propio, siempre bajo un prisma en el que la amargura convive con el ingenio lírico. Coronación te lo bajas acá Andres Panes Beach House – Teen dream (Sub Pop) La diferencia entre Teen Dream y Devotion (2008), el disco anterior de los de Baltimore, es la que existe entre ver videos en Youtube y el cine en 3D. Probablemente aburridos de la comparación con Mazzy Star, y alentados en partes iguales por experiencias personales y su fichaje en Sub Pop, el dúo ha logrado superar su hermoso disco precedente con uno compuesto de diez favoritos automáticos. Con un sonido preciso, monacal, han sido capaces de salirse del molde shoegaze y la experimentación anterior para abrir las puertas del pop. Del dream pop, como lo llaman los siúticos de siempre. Quizás es el invierno, pero no me imagino mejor canción que “Take care”, la que cierra Teen dream, para apagar la tele el domingo, pedir un abrazo y dejarse ir. Claudio Ruiz Varios músicos chilenos – Apenas paisaje: compilado de música chilena post sismo (D-I-NET) Esta compilación de electrónica experimental chilena comenzó su proceso de gestación el año pasado por encargo del netlabel mexicano Discos Invisibles, pero sólo se concretó tras el terremoto del 27 de febrero. Este desfase se tradujo no sólo en el nombre Apenas paisaje, tomado de “Tres poemas” de Nicanor Parra (“Creemos ser país / y la verdad es que somos apenas paisaje“), sino que también en su desarrollo. Pensado como una onda sísmica que se acerca, detona y se aquieta, esta selección a cargo del director de Pueblo Nuevo, Mika Martini, ofrece un panorama de lo más selecto de la escena de netlabels chilenos (Jacobino Discos, ACS, Pueblo Nuevo, Horrible Registros, Cocodriller) en nombres como Leonardo Ahumada, Los 5000, Namm, Montaña Extendida, Mankacen o Chiodata, entre otros. Y no se trata de música experimental, dicen los autores, sino que “música post-sísmica”, porque “refleja lo efímero de nuestro territorio y, poéticamente, la fuerza y libertad de este grupo de músicos y creadores sonoros para remover(nos) ”. Apenas paisaje: música chilena post-sísmica se puede descargar desde aquí Luis Felipe Saavedra The Radio Dept. – Clinging to a scheme (Labrador) Largo tiempo pasó para calmar la ansiedad por conocer lo nuevo de los suecos de Malmö, tras su excelente Pet Grief (2006, Labrador), que los encumbró a las más altas cumbre de la escena indie en su momento. Aunque lo que presentan ahora no es ese sonido shoegaze clásico, sino un pop purista de baja fidelidad hecho con guitarras y sintetizadores, resulta grato y efectivo. Es otra apuesta, que para algunos puede perder en la comparación pero que no por ello carece de calidad interpretativa. Un tono más ligero y grácil que tal vez los disipe en cómo encaran algunas canciones, pero a la vez les abre un acceso a públicos no acostumbrados a estridencias mayores. Johan Duncanson y Martin Larsson dejan entrever por ahí su gusto por el synth pop ochenteno, aunque los devaneos en los que se sumergen al pulsar sus teclados hacen, de repente, surgir un acercamiento a Grandaddy, ¿o es idea mía? Hay que darse la oportunidad de repasarlo algunas veces y, entre la bruma, irá asomando cada vez más. Rodrigo Salinas Gepe – Audiovisión (Quemasucabeza) Audiovisión confirma el diseño musical propuesto por Gepe: un núcleo melódico extendido con ternura sobre una guitarra y un lindo discurso fonético que evita hablar directamente. Daniel Riveros se calza esta temporada un traje de texturas sintetizadas acogedoras, confeccionado en el criterioso pop de la casa del productor Cristián Heyne, escoltado con precisión por la voz de Jorge González (“Salón Internacional de tecnologías”) y de Javiera Mena (“Lienza”). Un traje, al fin y al cabo, que cubre de beats y optimismo la desazón que mueve su trabajo compositivo, que antes fue desgarro en Gepinto (2005) y desnudez en Hungría (2007), y que hoy no disimula urgencia dolorosa en temas como “Alfabeto” y “Budapest”. Rodrigo Pérez Vampire Weekend – Contra (XL) Una de las peores cosas que se puede decir de un disco es que es “amable”. Es como decir de una mujer que es simpática. Y con todo lo inteligente que es el segundo largo de Vampire Weekend, “amable” es un adjetivo que puede aplicársele con razón. Contra pudo haberse quedado en nada más que una anodina continuación de su debut homónimo, pero, con una ética que consiste en repetir lo anterior y hacerlo mejor, logra ser otro atisbo más a un mundo poblado por una atmósfera de desolación juvenil que es, paradójicamente, bailable. Porque si hay algo que entender detrás de la música de estos neoyorquinos, y eso no es tan seguro, es una cosa muy simple: que del aburrimiento puede salir una mirada que logre mezclar el pop con fórmulas rítmicas africanas de una manera ligera y divertida, más allá de los sueños húmedos de David Byrne. Que ese mismo hastío con el punk de postal y la sofisticación tal como la entienden los medios, puede servir para articular cosas como las ganas de conocer a alguien tan solitario como uno, o sencillamente salir corriendo sin destino fijo, y que nada de eso tiene por qué ser un drama. Pato Urzúa Cómo Asesinar a Felipes – Operación Teatro Oriente (Potoco Discos) Alejados de los tópicos comunes del hip-hop nacional, no es de extrañar que el registro audiovisual de la presentación que Cómo Asesinar a Felipes realizó en octubre del año pasado en el Teatro Oriente de la capital esté mucho más allá del simple “DVD en vivo”. La hábil cámara de Aldo Guerrero logra ser un testigo omnipresente del show sin que medie edición ni parafernalia: un infinito plano secuencia captura cada uno de los tres movimientos en que está dividido el DVD, mostrando al desnudo la contundencia lírica y musical del quinteto y sus acompañantes, la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil. En un palabra, impecable. Gabriel Pinto Caribou – Swim (Merge) Es una categoría fea pero cierta: este es un disco de electrónica para la gente que no le gusta la electrónica. Uno de esos álbumes que cruzan una frontera invisible pero poderosa entre los que vibran con los beats y los que no. Misteriosa, porque no está muy claro de dónde surge esta división de castas y, más aún, si hoy sigue siendo relevante. A Dan Snaith, cerebro de Caribou, ex Manitoba, le importa un huevo: Swim es todo lo bailable que no fue Andorra (City Slang, 2007), su anterior trabajo, un ejercicio perfecto de lenguaje orgánico. Pero para Snaith “bailable” no significa lo mismo que sus contrapartes europeas. Es cierto, hay pista de baile, hay beats que aceleran el ritmo cardiaco, pero por sobre todo hay una lógica compositiva que valora las texturas y la exploración como una forma de pop. Swim es capaz de transitar entre cortes para ser escuchados bajo una bola de espejos, como “Odessa”, a canciones como “Jamelia”, armada con trozos en apariencia inconexos pero que rematan apoteósicamente con uno de los mejores coros de la temporada. Un disco de un consagrado. Carmen Duarte Maifersoni – Telar deslizante (Michita Rex) Todo lo que habíamos escuchado de Maifersoni cuando ganó el concurso de Nuevos Sonidos 2008 de Super 45 está a años luz de su disco debut. Si en ese entonces primaba su particular visión ruidista y primitiva del folk, en Telar deslizante su sonido inicial adquiere nuevos matices al encontrarse sumergido en una matriz hipnótica en la que se entretejen múltiples texturas sonoras. Telar deslizante es un continuo donde asoman dulces canciones de pop sicodélico, experimentos drone de inusitada calidez y melodías que invitan a la contemplación por horas y horas. Telar deslizante se puede descargar desde este link Gabriel Pinto Ariel Pink’s Haunted Graffiti – Before Today (4AD) Before today tiene una singularidad tan poderosa que el hype sólo suma. De la nada -donde “la nada” es una carrera de varios discos grabados durante la década en condiciones ínfimas, y de los cuales la mitología cuenta que dieron inicio al término chillwave, o el amor por ese pop A.M. gringo de los años ‘70 y ‘80 revistado en grabaciones de casette- aparece este disco que es uno de lo más excéntricos de la temporada. Añada su cuota de Hall & Oates, una pasada del post punk de NYC, un asomo de Stevie Wonder post Talking book, un aura arty de Bowie modelo Heroes y, por sobre todo, una especial devoción por los coros que son más grandes que la vida misma, y tenemos un favorito instantáneo que termina por sonar cromáticamente extraterrestre, especialmente cuando alcanza alturas como “Fight night (Nevermore)” y “Round and round.” Carmen Duarte El Sueño de la Casa Propia – Historial de caídas (Pueblo Nuevo) Es una apuesta complicada aquella de lograr identidad a través de restos dejados por otros. Cortes, ediciones, perillas, gritos y percusiones son los restos que utiliza José Cerda para construir su escape desde Valparaíso. Con una fuerte influencia del primer Four Tet, ESDLCP hace un interesante rescate de elementos cotidianos, alejándose expresamente de ese neocostumbrismo políticamente correcto y últimamente de moda. Con Historial de caídas Cerda arma un disco tan interesante como arriesgado, que se atreve a usar el tormento como percusión (“Un paso al costado”) y hacerle un guiño a Panda Bear (“A la velocidad del amor”) saliendo bien parado en esta extraña búsqueda de identidad. Historial de caídas puede descargarse desde este link Claudio Ruiz Surfer Blood – Astro coast (Kanine Records) En algún punto de la década pasada -con dardos apuntando a la serie The OC, a Death Cab for Cutie y a la película “Garden state”- parte importante del indie norteamericano se volvió una lata. Una formula para universitarios sensibles que le robó el rock y le dejó el indie convertido en un concepto corporativo, lo cual no marcó el fin de los tiempos pero dejó un vacío de credibilidad en las bandas de mayor exposición mediática. En ese contexto, Surfer Blood no viene a salvar el mundo, pero junto con nombres como Vampire Weekend recupera un sitial más masivo con una propuesta sólida. Esta banda de Florida con integrantes que rondan los veinte años de edad lanzó en Astro coast un debut de indie rock a la vena, ése que exuda entusiasmo, recoge influencias de REM a The Feelies y se escucha playero, popero y, por sobre todo, honesto. Porque cuando cantan en “Twin Peaks” “¿Por qué todo es una tarea?/ soy demasiado joven para ser derrotado”, uno les cree. Carmen Duarte Big Boi – Sir Lucious left foot: The son of Chico Dusty (Def Jam) El sidekick se rebeló. Big Boi no es sólo el compañero de batallas de Andre 3000, sino el responsable de uno de los mejores discos de rap de este año. Sir Lucious left foot: The son of Chico Dusty es un saludo a la bandera de la innovación y la prueba fehaciente de que el otro hemisferio de Outkast también puede romper cuellos. Pocos lo vieron venir. Andrés Panes Vapourboat – Lochness lightness (Autoedición) Pese a que es un conocido de la casa (ganó nuestro concurso Nuevos Sonidos de 2008), el trabajo de Nico Carcavilla sigue sorprendiendo por su extemporaneidad. Lochness lightness confirma sus referencias inusuales (Micah P. Hinson, Bill Callahan) y ese timbre de voz casi inaudito para un adolescente de 16 años. Sin embargo, lo mejor que tiene este disco es justamente lo que le falta. Sus composiciones aún parecen trabajos en desarrollo y ciertos tics heredados de sus puntos de inspiración aparecen cada tanto, pero se intuye que lo mejor está por venir. Una grandeza se asoma y si Carcavilla logra madurar ese talento, Lochness lightness será apenas el primer paso. Cristián Araya Sleigh Bells – Treats (N.E.E.T.) Treats es un disco de hardcore como aquellos que se escuchaban durante los años ‘80: canciones de tres acordes que no llegan nunca a los cinco minutos de duración, inspirados riffs de guitarra a velocidades imposibles, volumen alto al borde de la saturación y gritos, muchos gritos. Pero también es un disco de pop, de hip-hop y de electrónica bailable donde poco importan los discursos incendiarios de antaño. Acá lo que quema neuronas es el impulso sónico que el dúo neoyorquino Sleigh Bells ha conseguido con su debut. Gabriel Pinto Escucha la mayoría de estos discos directamente a continuación: