Matías Aguayo + Mostro en Anfiteatro del Museo de Bellas Artes: El ritmo estuvo ahí Gabriel Pintodiciembre 6, 2012Artículos4 comentarios Matías Aguayo + Mostro Anfiteatro del Museo de Bellas Artes Martes 4 de diciembre Fotos de Rodrigo Ferrari Era imposible adivinar en qué iba a terminar el experimento que juntó, en la noche del día martes, al chileno-alemán Matías Aguayo con el dúo ruidista andino Mostro. Aunque ambas partes tienen el ritmo como principal protagonista de sus shows, la fusión de ambas visiones musicales resultó ser más compleja que una simple suma de “capas” de ritmos. Compleja no en el sentido más aséptico del término, sino en la cantidad de matices que transmitieron. Si Mostro han demostrado una y otra vez que lo suyo es un espectáculo físico, del que se adquiere total comprensión cuando se presencia en vivo, el añadir la figura de Aguayo a la fórmula que los hermanos Reinoso exploran, hace aún más engorrosa la descripción. Soberbia aparte, la única manera de entender esto, era estando ahí. Había que presenciar a Aguayo, convertido en un vocalista bailarín y sabroso, ciñendo sus loops vocales al pulso machacón que los Reinoso explotan. Había que ver y escuchar a Cerebro (Carlos Reinoso), acompañar las cadencias vocales de Aguayo, con una voz de ultratumba, llena de filtros. Había que ver cómo el otro Reinoso, Jaime, reconvertía su motorik agresivo a unas pulsaciones plagadas de síncopas, remitiendo así a más de algún estilo musical tropical. Había que sentir retumbar la batería en el pecho, los acordes acoplados en los oídos y reírse con las hilarantes letras que Aguayo preparó para la ocasión (“Levántate Diego / sácate uno”). También había que aplaudir, chiflar, agitar la cabeza y gritar. Si no fuera porque el recinto en el que se realizó el concierto, obligó a permanecer sentado al público durante toda su duración, es probable que éste hubiese terminado bailando, saltando o golpeándose. La experiencia, intensa, es imposible de describirla mejor. El que no fue, que lo lamente. Tiempo atrás decían que al principio fue el ritmo. Lo que nadie contó, es que a pocos días del fin del mundo, el ritmo también iba a estar ahí. Puedes ver la galería de fotos acá o en nuestro Facebook