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Acompañado de varias cervezas en un mítico bar del centro santiaguino, el “Cerebro??? de Mostro, Carlos Reinoso, profundiza sobre las mutaciones vividas en su nuevo disco Consumido por Pájaros (QSC, 2006), más folclórico, más pop y más andino, bajo sus mostrencas reglas y subversiones.

Los hermanitos Reinoso, Carlos y Jaime, han dado nuevamente que hablar en los medios chilenos gracias a Consumido por Pájaros, un engendro esperado por los fans de la periferia musical chilena, aunque Carlos Reinoso insista en que lo suyo es el pop. Es necesario decir que los Mostro de este álbum, grabado bajo el alero de Quemasucabeza, suenan más certeros, más concisos y, sobre todo, más juguetones para enfrentar sonidos y melodías poco serias, aunque no hayan dejado de lado su particular laconismo a la hora de abrir los temas a lecturas explícitas y mantengan cierta ortodoxia estilística. Se fortalece, entonces, el misterio de este mundo paralelo y cerrado habitado por dos inquietos hermanos, con inervaciones más bien subterráneas con otros estilos (aunque Tobías Alcayota sea un referente más presente en esta entrega).

Entre los límites de la razón y la emoción pura, dimos pie a una despeinada charla sobre las obsesiones que dan vuelta por el imaginario de Mostro: la fascinación por Los Andes, por los sonidos análogos y de nostalgia adolescente, por las reglas autodidactas y la fusión carnavalesca en vivo.

A diferencia del primer disco, HR=01, en Consumido por Pájaros hay un resultado más claro de timbre y sonido, aunque se mantiene una marca de canciones muy parejas. ¿Cómo evalúas esa sensación isomórfica, donde un solo tema, ‘Herido por el páncreas’, varía el registro
Es que a mí siempre con Mostro me ha gustado llevar la contraria. El último tema (‘Herido por el páncreas’), que es suavecito, se contrapone al último tema del disco anterior, que terminaba con el caos total. Consumido por pájaros tiene ingredientes pop, más escuchable, pero no pierde el ápice de música no convencional. Y además, nos dijimos “para qué vamos a hacer lo mismo que el primer disco???. Queríamos terminar con algo fuerte, ‘Agrupados en el estómago que nos contiene’, pero decidimos terminar con algo más suave, la canción más pop. El otro punto en que llevamos la contra está en el hecho de tomarnos tres años en hacer el disco, mientras las tecnologías binarias te permiten estar editando y editando. Nosotros nos sentábamos en nuestro sillón latinoamericano, nos cruzábamos de piernas, y veíamos cómo explotaban bombas en Madrid. (En el último tiempo Reinoso le ha puesto gran atención a la música altiplánica, sobre todo de los años setenta y del grupo El Polen, destacando dos discos: Cholo (1971) y Fuera de la ciudad (1973). Según él, Jim O’Rourke los debe conocer, pues muchas melodías del Eureka las habría plagiado de esos discos).

¿Cuál fue el canon para dejar veinte de las treinta canciones fuera? ¿Mera edición, elementos de tensión o alguna idea?
A ver, aquí hay dos personajes clave: Rodrigo Santis, quien produjo el disco y nos presentó varias maquetas, y Rodrigo Madrid, que es el productor ejecutivo, nuestro mecenas.

O sea, totalmente asumida la figura de producción…
Claro, totalmente asumida, y es finalmente un alivio, porque yo intuí que si con mi hermano nos poníamos a pensar qué canción quedaba en el disco, nos íbamos a agarrar e iba a ser una mala experiencia.

¿Por qué tan así?
Porque con mi hermano tenemos distintas visiones de la música, de la estética… mi hermano habría hecho un disco más agresivo.

La batería en este álbum está súper contenida…
De hecho, con Santis se las bajamos. La diferencia de este disco es que en el anterior las baterías eran totalmente presentes, en el HR=01 tenías la sensación de que el bombo, las cajas, los platillos te caían en la cara…

¿Te molestaba?
No, me agradaba, era como que agarraran la batería y te la tiraran por la cara. A mi me parecía súper novedoso eso en ese momento… pero después nos pusimos a inventar con los teclados y nos pusimos pop.

¿Qué papel juega la música serialista en Mostro, de tomar un patrón y repetirlo en forma bastante matemática?
Es que ese es el pop que hay en Mostro. Agarrar patrones de repetición e irlos mixtando con los ritmos que propone mi hermano. Yo creo que Mostro no podría funcionar sin los ritmos que propone mi hermano. Si yo tocara con otro baterista, sería más pegado y el concepto de serialización seria todavía más tangible. Nosotros agarramos esos patrones y vamos creando pequeñas alegorías de música pop, donde hay una sección de la que se deduce un intro, un coro, luego cambia, vuelve al intro… y siempre tratamos de meter melodías que sean pegajosas. Por eso yo creo que en Mostro está de más un cantante…

Tampoco ves letras…
¡Qué letras le vamos a poner a Mostro!

Sería rellenarlo más…
¡Claro! Sería pretencioso ponerse a cantar “y el estómago se reventó turu tu tu tu …los gases gástricos demolieron un edificio… tiri ti ti ti??? Perdería el ápice riesgoso… y más encima yo no canto muy bien.

Hay una cofradía muy cerrada de hermanos en Mostro ¿Cómo lo proyectas a partir de la formación de dúo?
Es que tiene sus pros y sus contras tocar con un hermano. Uno de repente se excede en sus comentarios y apreciación de las cosas, y eso implica que nos estemos mandando a la cresta, a veces (puntualiza). Ahora, sobre las directrices que podamos seguir a futuro, ya me di cuenta que tomé este camino y me gustaría hacer esto hasta que esté viejo. No alcanzo a ver si mi hermano va a seguir en esto… Claro, a mi me gustaría que mi hermano tuviera otros proyectos como yo, que tengo Come Perro Fuma Gato y tengo mi sello.

Come Perro Fuma Gato, noise abstracto, según Carlos Reinoso, es uno de sus sórdidos proyectos en Horrible Registros, donde invita bandas amigas y va infectando el suelo chileno con “sarna auditiva desde 1995???. Con catálogo disponible en CD-R y carátulas que destacan por ilustraciones o pequeñas tiras cómicas en blanco y negro, es un nicho donde dibujos y títulos de canciones se funden una vez con una banda sonora orgullosamente horrible e intrincada. Como buen contador de historias, Reinoso adorna cada proyecto con fábulas ad hoc que puedes visitar en www.horribleregistro.cl.nu/. Por cierto, el catálogo de Horrible Registros será prontamente editado por American Tapes, de John Olson (Wolf Eyes), pero ‘Cerebro’ tampoco mira ese lanzamiento con mayores ambiciones: “Lo del noise tiene q ver con coleccionistas que andan en busca de la arqueología musical sudamericana. A mí me emociona que me editen un vinilo por la cosa fetichista, pero si consideramos que ahora cualquiera puede escuchar tu música en la red…???.

¿Hay un registro más depurado en vuestro último disco?
-El cambio de estilo nos lo pegamos el 2004, cuando mi polola, la Judith, me regaló un Casio MA-130. Ahí deje la guitarra y empecé a componer con el teclado. Lógicamente, la guitarra me iba a terminar amarrando, en el sentido de que no sé tocar guitarra. A mi me gusta tener un acercamiento más infantil con el instrumento, jugar con él y sacarle sonoridades, y para hacer eso también hay que tener dedos rápidos… Yo soy de los huevones que se criaron con las máquinas de escribir, y hay harta nostalgia hacia eso.

¿Hacen música de botoncitos, tipo Nintendo?
Ese acercamiento a la música tiene que ver también con mi hermano, porque a principios de los noventa éramos fanáticos de los juegos Nintendo, partiendo del Nintendo hasta el Super Nintendo, pero ahora no domino la técnica de los juegos nuevos; los Playstation tienen muchos botones para mí.

Llama la atención la composición con los sonidos del Casio, que pueden ser muy anticuados, y por otro lado, que implican cierto gesto irónico, de romper el esquematismo de los sonidos más serios con sonidos más de cabro chico. ¿Hay una intención iconoclasta de reírse?
No sé, para mi la onda con los Casio nace del hecho de que cuando cabro chico me gustaba bailar breakdance, es un homenaje a la adolescencia. Además, yo no tengo una formación musical técnica y me gusta que haya una entropía en relación con el intrumento. Nosotros nos hacemos mierda tocando en vivo y por eso no duramos más de media hora. Siempre voy a amar los teclados; son más fáciles de transportar, no se les cortan las cuerdas, caben en una mochila… En Mostro, a medida que descubrimos nuevas tecnologías cambia nuestro estilo, pero yo creo que el próximo año vamos a cambiar todo. La idea es defender el disco, pero después queremos dar un giro. Por eso estamos escuchando harta música altiplánica; queremos subvertir esos códigos.

Hay algo de trip mala onda en ‘Moha Moha’ …
Sí…bueno, en ese tema la línea melódica la hace mi hermano. Estábamos viendo algo en la tele, Juan Atkins parece, y dijimos: “hagamos algo así, onda punchi punchi???, y fluyó. Es una celebración de todos los bichos raros que han existido en la historia de la humanidad. Es una canción dedicada a las serpientes marinas: si tu te fijas en los teclados, yo intuyo que mi hermano trata de imitar el sonido de las mareas –imita el sonido ululante – y si cierras bien los ojos, puedes imaginarte una serpiente marina destruyendo un galeón español.

¿Que otras historias asocias a estas canciones?
No sé, ‘Atacados por parásitos de pájaro’ da esa sensación, atacados por picoteos de pájaros…

Y ‘Atrapados en el estómago que nos contiene’…
Es eso, estar revueltos en fluidos estomacales, como quemarse poco a poco en ácido clorhídrico.

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Los Andes no tiene nada que envidiarle a los mitos de Cthulu

¿Cuál es la postura política de su música?
Nunca he relacionado la música con política. Las manifestaciones artísticas trato de separarlas de un mensaje político. La única política que nos mueve es el naturalismo, la vida natural de los cerros, la revalorización de la vida al aire libre, el estudio natural de la flora y fauna del valle del Aconcagua.

A partir de este segundo disco ¿Mostro se dedicaría a una reinterpretación del folclor chileno?
Mira, nosotros no hacemos folclor, pero nuestra intención es netamente folclórica. Nosotros somos tipos sencillos que nos hemos hecho una red de amigos a través de Chile y tenemos buenos contactos. En las tocatas, siempre tratamos de tener una interacción folclórica y la intención folclórica está en el deseo de contar mitos andinos y entrenar al público a través de eso.

Cuéntame uno de esos mitos
(Hace una breve pausa y mastica las palabras) Mil novecientos ochenta y ocho. En la Plaza de Armas, para la semana de la primavera, se invitó a un número de variedades. En el evento estaba presente el alcalde Manuel Santelices. Se sube un tipo al escenario, con la plaza llena de gente, y empezó sacando chanchitos de tierra y se los empezó a comer. Luego sacó unos trozos de madera semi-podrida y los engulló. Aplausos, el público pensando “qué tipo más freakeado???, y en el número final, termina abriendo un bolso chiquitito del que saca un gatito, que debe haber tenido semanas. Se lleva el gato a la boca, lo degolla con los dientes y exhibe la cabeza con la lengua. Después de eso se subió la policía y lo molieron a palos… dicen los mitos que ese tipo había ido un año antes al teatro de Los Andes a un acto del partido comunista, y ahí habría ingerido arañas pollito… Lo que pasa es que los Andes tiene ese sentido latifundista, relacionado con tipos que hicieron fortuna en sus tierras haciendo pactos con el diablo.

¿La gente de Los Andes conoce a Mostro?
No, nos conoce muy poca gente allá y no me interesa que me conozcan; me daría vergüenza. Además, el andino siempre apunta con el dedo y dice “éste es tal???, “ese toca en un grupo???… entonces me daría lata.

¿Qué es lo que tratan de decir con los textos de sus canciones y todas estas ideas de fluidos?
Yo te puedo responder eso a partir de Ren (el perro chihuhua de la serie de dibujos animados Ren & Stimpy). Una vez, un cabro chico le pregunta a Ren de que están hechos los dibujos animados, y él le responde que son muñecos de trapo rellenos con carne cocida.

¿Una separación entre la ficción y lo real, donde se mueven en un mundo imaginario con ciertas reglas de trasgresión y perversión?
Es que yo siempre he sentido que en Los Andes hay un tipo de trans-culturización importante, por el hecho de ser el primer puerto terrestre. La ciudad fue fundada por Ambrosio O’Higgins… Siempre he sentido que es como una especie de lugar mítico, como una ciudad maldita, como esas zonas rurales que describe Lovecraft (cita el cuento “El color que cayó del cielo???). Los Andes es muy raro, latifundismo satánico… la primera santa chilena… Entonces quise sacarle provecho a ese imaginario y cuando tuve Mostro lo termine emparentando. Para la gente es súper extraño que lo emparentemos con el imaginario andino…

Historias de papel y otras hierbas

¿Qué tiene que ver el motivo de la sangre en tus dibujos?
Es que la sangre es la pulsión vital de todos, hasta de la música. La música disco saca las pulsiones del corazón para hacer los beats. También está emparentada con el concubinato, los huasos y las yeguas robadas. Además me gusta el color rojo. Yo siempre he pensado la sangre en mis dibujos como manera de intervenirlos, de ponerles una dinámica. La sangre representa un flujo y al intervenir con sangre dinamizo mis trazos. En Mostro lo hemos ocupado mucho ahora, a mi me encanta andar con bolsas de tempera.

¿Cómo ves la faceta de ilustración con tu música? ¿Qué es más importante?
Yo creo que relaciono la ilustración y la música como una sola cosa. Para mí, la ilustración es compañera de dormitorio con la música. Empecé haciendo música para ilustrar las carátulas de los cassettes que sacábamos para Horrible Registros y no me importaba que hiciéramos una música de mierda, me importaba más que hubiese un producto con cierto estatus de fetiche, bien dibujado, y que a partir de eso relacionarse con una disciplina más estilística. A mí me importa mucho el planteamiento estético en general, acá no se le da mucha importancia a eso… Sin pecar de altaneros, nosotros siempre hemos manejado ese concepto.

¿Hay una sensación paranoica en su música?
-Es que eso se los dejó a los auditores… Bueno, puedes tener razón porque en vivo sonamos como si nos estuviéramos persiguiendo la cola, y nosotros con Jimmy tratamos de agotar rápido el repertorio para ir a tomar cerveza y fumar caños.

Me interesó una frase que dijiste en una conversación con Ervo Pérez (de Productora Mutante): “A mí me interesa investigar la capacidad transformativa del sonido y como puede afectarme al situar esto de manera pasiva: audífonos y marihuana???. ¿Podrías contarme en qué pensabas?
En Come Perro Fuma Gato yo tengo la intención máxima de renovar el ruidismo y no abusar de las performances asociadas a él; hacer algo más sobrio y tratar de agarrar estructuras de la música pop para llevarla al ruidismo. Yo le dije eso a Ervo porque con Come Perro Fuma Gato yo me tomo las libertades de fumarme unos huiros y salir “arriba del balón” a tocar, pero teniendo un control de lo que voy a hacer….

¿No te aproblema la asociación drogas-música, en el sentido de que puedan ser relevantes para hacer música?
Es que yo no tomo drogas para hacer música…como dice esa frase de Spacemen 3: “tomando drogas para hacer música con la cual tomar drogas???. A mí no me gusta esa frase, yo tomo drogas para escuchar lo que hago, y ahí filtrar si es bueno o es malo. En Mostro viene después; nos fumamos algo, escuchamos las canciones y decidimos por donde hay que cortar…

En general, Mostro tiene buenas críticas. Por otro lado, hoy en día se está dando una valoración positiva por hacer cosas simples, sin exageración (Gepe sería el ejemplo más mediático). ¿Cómo tomas tú los buenos comentarios hacia Mostro?
Yo me sentí súper pagado cuando en un show de nosotros llegó una tía, que se vacilaba Mostro, con su curso de cabros chicos del jardín infantil. Eso fue una vez que tocámos en la plaza Victoria de Valparaíso, en el 2004. Ese mismo año, en el Congreso Internacional de Filosofía de San Antonio, se me acercó una machi y nos abrazó; yo sentí algo raro, una energía buena, al fin y al cabo.

¿Qué te dijo?
Me abrazó y me dijo (pronuncia lentamente): “Muchas gracias???. Sentía que le estábamos haciendo un regalo a ella. Debe ser por el Jimmy, que tiene una cosa medio tribal en su toque. De hecho, cuando comenzamos nuestra tocata, él partió con una caja de un kultrún que le había traído un amigo desde Traiguén… En vivo me gusta pasarlo bien y nunca sufro de pánico escénico, con mi hermano nos sentimos (se echa hacia atrás y ríe) ¡súper cómodos, súper relajados! Eso la gente lo intuye. Si tu vas con disposición de pasarlo bien, terminas contagiando a la gente y al final la tocata no es de Mostro, sino de toda la gente que nos va a ver. Es una despersonalización grupal de tocata.

Carlos agradece la posibilidad de haber tocado en Chile desde Antofagasta hasta Concepción y espera ampliar el margen hasta Los Lagartos, Peor es nada, La Estrella, Chiloé, Puerto Aysén, y otros lados de Sudamérica como Perú o Ecuador, descontando Argentina y Europa. La idea sería asentar a Los Andes no sólo como la cuna de la marihuna, sino también de una original banda, Mostro.

¿Cuáles son sus ambiciones futuras?
No sé, no sabría responder a cabalidad. Es una música sin pretensiones, y lo que vamos a haciendo va llegando de forma fortuita. Así recibimos los buenos comentarios de la prensa o de ciertos pares. Lo consideramos importante, pero no nos obnubila. Me gustaría seguir sacando discos y darle vueltas a las formas compositivas.

Y que los sigan escuchando…
Eso se los dejo a los auditores. Por ejemplo, yo ni cagando pagaría cinco o seis lucas por un disco de Mostro, ¡ni cagando pagaría dos mil o dos mil quinientos por un producto de nosotros!