Pánico está en Chile para presentar una película experimental sobre una aventura nortina en busca de la historia y del sonido y un disco de canciones grabado con Franz Ferdinand. Ambas son las primeras novedades de la banda en cinco años. Los chileno-franceses se aprestan a mostrar estos trabajos en una gira maratónica que empieza hoy en el Cine arte Alameda, y que incluye un año nuevo junto a Cut Copy.

Pánico vuelve a Chile con dos trabajos bajo el brazo. El primero es Del rock a la eternidad, un documental que el quinteto chileno-francés grabó a principios de este año en el norte de nuestro país, registrando sonidos de manera experimental en lugares como Calama y la oficina salitrera de Humberstone, además de tocar en plazas de lugares remotos durante tres semanas. El proceso culminó con la edición y selección en la misma salitrera con la ayuda de Cristián Heyne (Shogún), productor de tres de los mejores discos pop de la temporada: Javiera Mena, Dënver y Gepe.

La película está dirigida por James Schneider, un estadounidense radicado en Francia que tiene la particularidad de venir de Washington y relacionarse con toda la escena de allá (Fugazi y su sello Dischord), y que cuenta con trabajos para nombres de la talla de The Make Up. Comparte créditos en la dirección con el chileno Benjamín Echazarreta, director de fotografía en películas como Navidad, de Sebastián Lelio. La producción de la cinta corre por parte de Jirafa, de Bruno Bettati, responsable de films de autor como El cielo, la tierra y la lluvia, de José Luis Torres Leiva.

El documental se estrenó en un primer corte la semana pasada en el festival In-Edit de Santiago (la versión definitiva se espera para abril de 2011), y esta noche en el Centro arte Alameda Pánico ejecutará la música que compuso a partir de los sonidos extraídos en el norte, tras lo que se promete un preview del documental y una fiesta con los músicos como DJ’s. Este show, como el material compuesto para la ocasión, es distinto a lo que la banda ejecuta en formato canción, y se acerca mucho al trabajo de próceres como Einstürzende Neubauten y los primeros Sonic Youth, en una veta industrial, ambiental o concreta, dependiendo del humor de la banda.

En paralelo, Pánico se apresta a lanzar su último disco en formato canción, Kick. El sucesor del exitoso Subliminal kill (2005, Tigersushi) fue grabado en el estudio de Franz Ferdinand en Glasgow, Escocia, y ha recibido muy buenos comentarios por parte de la crítica, tanto nacional como extranjera. Acá lo mostrarán en escenarios como la discotec Blondie (viernes 17 de diciembre) o Industria Cultural, junto a Cut Copy para la fiesta de año nuevo.

Conversamos con los fundadores de Pánico, la pareja entre Eddie Pistolas (voz y  guitarra) y Carolina Tres Estrellas (bajo y voz).

-¿Qué se traen entre manos?
Eddie: Grabamos un disco nuevo en noviembre de 2009, en Escocia. Esto fue en Glasgow, en el estudio de Franz Ferdinand. Lo que grabamos en el norte (de Chile) este año son los registros que estamos usando para crear un disco experimental. Son dos discos diferentes.

-¿Qué lugares recorrieron?
Eddie: Estuvimos en Copiapó, Inca del Oro, San Pedro, Calama, Quillahua y Humberstone, grabando y tocando…

-Trabajaron con Benjamín Echazarreta.
Eddie: Es un amigo de larga data. Yo tenía ganas de venir con Pánico a Chile y hacer algo acá. Lo llamé y le propuse hacer algo juntos. Él me contestó que, en realidad, deberíamos tomar un director, porque él no tenía mucha experiencia fuera de hacer dirección de foto. Entonces, Benjamín nos presentó a James Schneider, un director norteamericano con quien ya había trabajado. Así empezamos a montar el proyecto. Eso fue en 2007.

-¿Fueron con Cristián Heyne?
Eddie: Sí, el se reunió con nosotros en Humberstone. La idea de este trabajo era hacer un viaje con Pánico hacia el norte y de alguna manera ir a buscar un poco la historia de ese lugar, tanto de los materiales como de la gente, tanto la historia reciente como la antigua y de la civilización. Durante todo este viaje hasta llegar a Humberstone fuimos recolectando mucho material. Cuando llegamos allá nos instalamos y armamos una especie de estudio grande. Ahí, Cristián Heyne se reunió con nosotros, ya que teníamos mucho material, y él nos ayudó a ver qué direcciones había que seguir con respecto a ello, y a las cosas que no estaban tan logradas prestarles menos atención.

-¿Utilizaron los objetos que estaban ahí para sacar sonidos?
Eddie: Cuando podíamos, nuestra idea era apoderarnos de los lugares para poder lograr lo que queríamos. Muchas veces estuvimos tocando todos juntos en un galpón pegándole a las murallas y objetos en un trance rítmico, o pegándole todos a la arena con dos micrófonos enterrados. Algo con mucha percusión. No va a ser un disco de canciones.

-¿Cómo conjugan lo experimental, si Pánico hace más bien punk y electrónica?
Eddie: Por lo mismo, nos encantó la idea de alejarnos de las normas del pop rock para trabajar mucho más con las texturas, abiertos a lo que fuéramos encontrando. Ello nos pareció mucho más interesante en un escenario como el Desierto de Atacama. Entonces, nos dimos cuenta de que el lenguaje musical que tenemos establecido en Pánico funciona, también, fuera de este tipo de estructuras. Nunca tuvimos que fijarnos mucho en las cosas, sino que éstas fluían e iban funcionando, se iba formando una musicalidad en todo ello.

-¿De qué manera?
Eddie: A veces hacíamos temas a partir de sonidos que habíamos extraído de una piedra, y ese ruido era interesante. En el disco, el sonido en sí es una obra. Otras veces trabajamos los cinco juntos en una instalación sonora, usando estas muestras más voces, ambientes e instrumentos. Eso iba armando un diálogo y por ende un tema.
Carolina: Muchas veces los sonidos no sólo los sampleamos y usamos directo, sino que los secuenciamos como beats o los procesamos con aparatos electrónicos.

-¿Publicarán el documental y el disco al mismo tiempo?
Carolina: Sí, venderemos el DVD y el CD juntos, como complemento entre sonido e imagen. Luego, es posible que la película en sí adquiera vida propia, también, y que gire por ahí. Ojalá, quien sabe.

-¿En el disco del desierto tocan instrumentos?
Eddie: Sí, a veces hay instrumentos, es muy híbrido. Hay dos temas que son más como canciones y el resto es muy pegado, a veces ambiental, o con percusiones de tipo industrial, pegándole a fierros, con una voz que va contando lo que pasó en Humberstone. Por momentos es sólo instrumental, o como música concreta. Es muy variado y libre. El hilo conductor es el viaje y lo que fuimos descubriendo, las emociones que fuimos sintiendo, como canalizando ese tipo de energías.

-Este disco marca su reencuentro con Chile.
Eddie: Sí, y es muy importante para nosotros, ya que es el primer trabajo que grabamos aquí desde 1996, que fue Rayo al ojo. Todo el resto lo grabamos en Estados Unidos o en Francia. Teníamos ganas de hacer algo acá.

-¿Y por qué en el norte?
Carolina: El hecho de que hay norte y no sur es porque quisimos contar esto desde un punto de vista externo. El norte es muy único, mientras que en el sur hay muchas cosas que puedes encontrar, también, en Europa. Adoro el sur, pero no es muy exótico para mí.

-Les interesaba el carácter tribal del desierto nortino, con sus petroglifos…
Eddie: Sí, por supuesto, y hay mucha música que hicimos que es muy tribal, que se remite a los tiempos prehispánicos. El norte nos interesó por varios factores, como esa historia primitiva, antigua y muy mística, en relación con la naturaleza, el cielo y las montañas. Pero también con lo que pasó después, con la dominación inglesa y norteamericana de las salitreras y las minas.

-¿Cómo influye aquello en su música?
Eddie: De alguna manera podemos ver la relación que nosotros como latinoamericanos tenemos con Europa y el mundo desarrollado. Carolina a lo mejor no, porque ella no es sudamericana, pero los otros estamos tocando una música que no es propia, que es el rock, y ello lleva a un mestizaje. Hay una violencia implícita que está ahí y una historia política interesante. Ello, porque el socialismo en Chile se desarrolló allá y fue muy reprimido durante la dictadura. Entonces, hay muchas capas históricas que coexisten, a la vez que es un espacio muy desolado. Vive muy poca gente en un modo de ser muy minimalista. Tiene algo muy primario y muy unitario. Nos pareció un lugar muy interesante como para ir a capturarlo, a registrar su historia y a utilizarla bajo nuestro punto de vista. Dar nosotros mismos una interpretación de cómo vivimos ese viaje, de nuestra compenetración con los lugares y la gente.

-¿Qué tal Kick?
Eddie: Este disco está muy ligado a este proyecto del norte. Es un álbum que se gestó en paralelo y comparte muchas cosas con lo que hicimos en Chile: es minimalista, muy basado en la percusión y las letras tienen mucho en común. Hay mucho overdub de baterías, o dos baterías tocando, pero, a la vez, tratamos de simplificar lo más posible las estructuras. Deshacernos de todo lo no sea esencial. Es bueno eso, es un trabajo interesante ya que te obliga a quitarle todo lo que es innecesario.

-¿Una nueva dirección?
Eddie: Claro, antes siempre buscábamos llenar los espacios. Ahora quisimos cambiar.
Carolina: Sí, y eso de sacar elementos es mucho más difícil que sumar. Por ejemplo, lo grabamos una primera vez y no nos gustó, así que lo grabamos de nuevo. Nos demoramos porque esto de despojar los temas es un trabajo bastante arduo.
Eddie: Ahora Pánico es un grupo muy libre, tenemos dos discos y no tenemos que rendirle cuentas a nadie.

Pánico presenta hoy jueves 16 de diciembre la música de Del rock a la eternidad y exhibe un avance del documental. Luego, fiesta con DJ set de Pánico en El Living del mismo lugar.

Centro arte Alameda. Alameda 139.
21:30 horas
$10.000 concierto y documental
$ 3.500 fiesta

www.myspace.com/panicoband