Después de recibir una formación musical académica tradicional, Philip Glass decidió seguir un camino creativo diferente a lo que dictaba la vanguardia y la experimentación en la década de 1960. Influido por la música de Ravi Shankar y el naciente minimalismo, se estableció en Nueva York y comenzó a desarrollar una música caracterizada por la repetición de pulsos cuya variación depende de la adición o sustracción de ciclos rítmicos.

Era una propuesta que exploraban por entonces Terry Riley y Steve Reich, pero como se trataba de una música distinta, tanto de lo docto como de lo popular, Glass tuvo que formar su propio grupo para interpretar sus partituras. En lofts, galerías de arte y museos neoyorquinos ofrecía actuaciones que podían durar horas, con esa música repetitiva, con una fuerte dependencia de teclados electrónicos y vientos.

Pero en 1976 Glass saltó a la fama internacional cuando presentó una ópera que no se parecía a ninguna otra, una ópera sin una trama lineal ni libreto narrativo, donde números, solfeos y coros emergen entre figuras gigantescas que representan un tren, un juicio o una nave espacial. Fue “Einstein on the beach” y no sólo cambió su vida artística, sino que además abrió un nuevo capítulo en la historia del teatro musical.

Han pasado más de tres décadas desde el estreno de “Einstein on the beach” y Glass se ha transformado en uno de los pocos compositores “doctos” en acceder a otros públicos, sobre todo jóvenes. Además de un nutrido catálogo de sinfonías, conciertos y óperas, también es autor de partituras de películas como Mishima, Kundun, Candyman, The Truman show, The hours o Cassandra’s dream. Y, a la vez,  ha colaborado con Leonard Cohen, Suzanne Vega, Paul Simon y David Byrne.

Glass además ha dejado una marca importante sobre otros músicos, desde Mike Oldfield o Tangerine Dream hasta Stereolab o Tortoise. Esto se aprecia sobre todo en obras como “Music in twelve parts” o “Music with changing parts”. Por otro lado, David Bowie y Brian Eno lo reconocieron como principal influencia para sus álbumes Low y Heroes, y Glass agradeció la referencia componiendo dos sinfonías basadas en temas de esos álbumes.

Los conciertos que Glass presenta en el Teatro Municipal de Santiago condensan todo este trabajo, desde la ópera hasta el cine, desde el minimalismo puro de los ‘60 hasta la música repetitiva más refinada de los últimos años, todo interpretado por el Philip Glass Ensemble, aquel grupo con el que el compositor y tecladista se inició en el underground artístico neoyorquino, antes de inscribirse como uno de los creadores más importantes del siglo XX.

José Oplustil produce hace quince años en Radio Beethoven los programas Siglo XX, dedicado a la música contemporánea y experimental, y Archivo maestro, sobre grandes partituras de todos los tiempos.