Pulp
Teatro La Cúpula
Domingo 24 de noviembre

Fotos de Rodrigo Ferrari

¿Qué es lo que nos fascina tanto de Pulp? ¿Sus canciones pop? ¿Su capacidad de hacernos bailar? ¿Sus letras? ¿Todo? Sí. Lo que pasa es que Jarvis Cocker tiene el talento forjado por años de años de hacernos partícipes de sus canciones, como si fuéramos testigos de lo que nos cuenta, como si estuviéramos escondidos en el clóset con él en “Babies”, por ejemplo. Cuando baila canciones como esas o “Lipgloss” nos transportamos al Limit, ese club que frecuentaba el cantante cuando la escena post-punk de Sheffield estaba en su mejor momento.

Pulp comienza con unos carteles luminosos verdes que saludan. “Hola”, “cómo están”, “¿están listos?”, “¿seguros?” y una serie de otras invitaciones al concierto entre risas y excitación fan. Después del desenfreno con la habitual “Do you remember the first time?” Jarvis Cocker pregunta quién fue a Primavera Fauna, asegurando que esta vez tocarán otras canciones. Para suerte de todos, el concierto tiene lado A y lado B.

Muy pronto llega “Underwear”, advirtiendo que puede ser temprano para cantarla, pero no importa. El chillido es completo, y estamos con él mirando a la chica que está con el chico equivocado, inmersos totalmente en la canción.  Él es el narrador y también el espectáculo; con su voz, susurrando a veces, nos hace cómplices de un secreto. Así nos cautiva y toma nuestra atención durante todo el show. Porque además, Jarvis Cocker se muestra más irónico que en el Primavera Fauna, con más dramatismo, actuación, movimientos y saltos. Incluso se ríe de Freddy Mercury al ponerse la bandera de Chile como capa.

La sensualidad le resulta natural a Jarvis, que en la ola del éxito, era retratado como la voz de una generación y hablaba abiertamente de sexo. Lejos de ser idealizado, eso sí. “En vez de cantar ‘puedo follar a 24 mujeres en una noche’, prefiero cantar ‘me vine después de 30 segundos’”, decía a la publicación Melody Maker en 1993.

Si el sábado fue una fiesta al estilo Blondie Disco 2000 en vivo, la noche del domingo es la resaca, la mejor del mundo. Es nuestra porque estamos cansados, y también porque eligen canciones como “She’s a lady”, “Sheffield sex city” y de nuevo “This is hardcore”, con las que Pulp muestra un lado más rudo y directo en su mensaje, además de cosas que nadie quiere escuchar como en “Mis-shapes”. Es que cuando escuchamos las canciones con resaca, duelen más, pero también disfrutamos más y nos introducimos en sus letras, más que como espectadores, como participantes.

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