El dúo belga lanzó en febrero su primer disco en once años como Soulwax, tras editar varios registros con su otro proyecto, 2manydjs. Sobre su negativa a remezclar a David Bowie y la película en la que se desdoblaron en 16 nombres diferentes hablamos con Dave Dewaele.

Esto podría marcar un precedente en lo que concierne a las bandas sonoras. Están los compositores que escriben música incidental, los que hacen la curatoría de las canciones para un film y está Soulwax en un nivel muy diferente. Los hermanos David y Stephen Dewaele crearon 16 grupos ficticios (con el mismo número de canciones) para la última película de Felix Van Groeningen,” Bélgica”. La obra (que se puede ver en Netflix) relata la historia de dos hermanos que impulsan un bar que, tras somnolientas noches de blues, se transforma en el lugar obligado y con la música precisa para fiestas desenfrenadas.

Este soundtrack, editado en febrero pasado por PIAS, es algo que sorprende, pero tal vez no debería. Estos dos músicos representan de la mejor manera lo que significa la versatilidad, haciendo que la aplicación de ese concepto a otros resulte algo impreciso y hasta injusto. “Grabamos música todo el tiempo y la lanzamos a través de diferentes nombres, o hacemos cosas con otras personas. Estamos ocupados todos los días haciendo cosas nuevas”, cuenta Dave Dewaele, la mitad del dúo, desde su casa en Londres.

Pero no solo son Soulwax, el proyecto rockero y bailable con el que editaron su primer disco, Leave the story untold, en 1996. También son 2manydjs, surgido de “Hang de dj”, un programa de radio que tenían en Bélgica y con el que sacaron en 2002 As heard on radio Soulwax, Pt. 2 (Play It Again Sam), su primera compilación de remixes, demostrando desde un comienzo su fabuloso eclecticismo musical.

En “Part of the weekend never dies” (2008), el documental dedicado a ellos dirigido por Saam Farahmand, los hermanos Delaewe confiesan que 2manydjs era una excusa para seguir con la fiesta una vez que terminaban de tocar con Soulwax. Este proyecto enfocado en el formato live set fue respaldado por David Bowie y los ha llevado a girar por todo el mundo, con tres visitas a Chile, la última en el festival Primavera Fauna de 2014.

dsc_0772

¿Qué pasa cuando una banda o artista les pide un remix de su canción y a ustedes no les gusta?
—Si no nos gusta la canción a veces somos realmente honestos y les decimos “no podemos oír algo con lo que podamos trabajar, perdona”. O “estamos muy ocupados”.

Últimamente supimos de varias veces en que David Bowie declinó algunas colaboraciones, y era muy educado haciéndolo.
—Sí, nosotros también somos así. Es divertido, porque él es una de las personas que nos pidió que le hiciéramos un remix, pero le tuvimos que decir que no. No escuchamos nada que pudiéramos mezclar o hacer mejor. Cuando estábamos empezando, él fue de mucho apoyo para 2mannydjs. Le encantó el álbum que lanzamos y en las entrevistas hablaba de nosotros. Nos invitó a un programa de televisión en París y nos pidió este remix. “Lo sentimos mucho, pero tu música ya es perfecta y no la podemos mejorar, así que tenemos que decir que no”, le respondimos.

Pero igual hay un remix de ustedes haciendo “Rebel, rebel” de Bowie
—Bueno, algo extraño pasó después, en 2004. Cuatro o cinco meses después que estuvimos en la televisión con él, Bowie tuvo que cancelar el resto de su tour porque le dio un ataque al corazón luego de un show en el festival Hurricane de Scheesel, su última presentación masiva. La siguiente parada sería en Bélgica, pero él estaba en el hospital. Los promotores nos dijeron que Bowie quería que lo reemplazáramos con un concierto de 2manydjs, pero nosotros dijimos “nunca podríamos hacerlo, es loco”. Su manager insistió: “Chicos, realmente él quiere que lo reemplacen”, a lo que contestamos “ok, haremos una versión especial y más larga de ‘Rebel, rebel’ editada, pero no un remix”. Pero nunca pudimos remezclarla, es demasiado perfecta. Es demasiado buena, no podemos hacer nada.

Bélgica es conocida como un país importante para la música dance. ¿Cómo fue para ustedes crecer ahí?
—Para nosotros fue bueno crecer ahí. Había que tener la mente abierta, porque es un país muy pequeño. Si decides dedicarte a la música tienes que ser loco o muy apasionado. Por mucho tiempo fue estar en un pequeño capullo en este mundo chico de Bélgica, pero a finales de los 90 empezamos a tener éxito y girar con Soulwax en Inglaterra, Estados Unidos y Europa. Tempranamente vimos que el mundo era mucho más grande que Bélgica. Muchas de las personas de la escena en ese país se quedaron allá. Es algo extraño lo que pasa, es muy fácil vivir una vida cómoda en Bélgica, un país que no empuja a las personas a ser muy creativas. Cuando miro hacia atrás, a ese periodo, pienso que es una pena por tanta gente. Porque, por ejemplo, si vives en Londres, Nueva York o Los Ángeles tienes que trabajar muy duro, porque hay mucha competencia y presión para obligarte a hacer cosas. Bélgica no es el caso. Me da un poco de lástima por la gente que nunca hizo nada más allá en la música y ahora vive una vida cómoda con esposa, niños y un trabajo estable.

De lo que habla Dave Dalewe se trata “Bélgica”, la película que musicalizó Soulwax. Las decisiones se ven ahí dibujadas y contrapuestas. El hermano menor, Jo, está a cargo de un café en el que no pasa mucho y llega Frank, que es un alma en pena por la monotonía de una familia y un trabajo fijo. “¡Nos estamos quedando dormidos así! ¡Quiero más rock and roll!”, le grita a su mujer cuando le cuenta que trabajará con Jo para mejorar el bar Bélgica. Y así, con su gestión y contactos, llegan las mejores bandas. Los primeros son The Shitz, un clásico ejemplo de indie rock jugado, con empatía y chaquetas de cuero que simbolizan el ímpetu de las primeras noches, el entusiasmo de partir un nuevo proyecto. Cuando las cosas se comienzan a desbandar aparece Erasmus, un dúo vestido de dorado que rememora el ítalo disco y entonan “Ti ricordo de mi”, lanzándose al público. O el grupo rockabilly They Live, que es presentado como el “secreto mejor guardado de la historia del rock de nuestro país”, reflejando la confusión inminente de lo que será una noche nefasta. Así, los géneros musicales van agolpándose en las distintas noches a lo largo de la película.

¿Cómo fue el proceso de composición de la banda sonora? ¿El director les decía la historia de cada banda?
—Duró un periodo de seis a nueve meses. El director se sentaba con nosotros y nos contaba escenas de la película, diciendo que tal banda haría tal cosa en cierta escena y por qué estaban escuchando cierto tipo de música. Entonces, mientras él escribía el guion nosotros estábamos desarrollando las bandas junto a él

¿Compusieron ustedes las canciones y armaron las bandas?
—Sí, nosotros escribimos, compusimos, produjimos y grabamos en el estudio. Todo lo que cada banda tenía que hacer en la película debían aprenderlo, lo que tomaba harto tiempo, porque a veces teníamos que ensayar con ellos por semanas para asegurarnos bien que harían lo correcto, como tocar de tal manera la guitarra o usar de cierta forma el micrófono. Fue algo muy agradable y entretenido de hacer.