Tercera entrega y final de nuestra cobertura en el Festival Primavera Sound. Esta vez Walter Roblero realiza un feat. con Jorge Acevedo, que igualmente aporta con sus impresiones.

La presencia chilena

No lo digo yo, lo dijo la prensa española en varios medios, Javiera Mena fue una de las grandes triunfadoras del Primavera Sound 2011. Lamentablemente me quedé pegado viendo a los increíbles británicos de Field Music para cuando fue su show –mi colega y amiga Carlas Arias hizo una reseña del concierto que puedes ver acá-. Algunos días antes pude conversar con Javiera en Madrid en el marco del Festival “Viva la Canción” organizado por Casa América, y me contó que estaba trabajando mucho en sus presentaciones europeas, pues había armado una banda con integrantes españoles (aunque también colabora su colega venezolano de Algodón Egipcio).

Mis compatriotas presentes en su show de Primavera Sound no cabían en sí después de su presentación, pues el espacio del escenario Adidas se colmó de gente que coreó sus canciones con total fanatismo. Muchos españoles ya la tratan como si fuera algo especial en su propia escena.

Fernando Milagros, por su parte, realizó una presentación impecable –esto no me lo contaron-, aunque con menos público. Secundado por los integrantes de Phillipina Bitch y el baterista Iván Molina, interpretaron una selección variada de su repertorio en clave folk rock de raíz dylanesca. Lástima que no mucha gente pudo verlos. Mejor suerte tuvo Perrosky, que realizaron el show enérgico al que nos tienen acostumbrado en escenarios santiaguinos. Con un sonido gustosamente saturado y rocanrolero captaron la atención de muchos curiosos que iban pasando (varios venían de vuelta de ver a Deerhunter), que se vieron seducidos por su garaje charrasqueado y latino.

Gepe fue víctima de un cambio de horario inesperado para su presentación acústica en el pequeño escenario Myspace Smint. Aunque tocó en el mismo horario que Fleet Foxes, bastante gente se acercó a escuchar las canciones de su set, en el que repasó de forma íntima una selección de su discografía. Junto con Mena, es de los artistas chilenos que presenta mayor interés en la escena ibérica.

El espacio dedicado a las tiendas de sellos discográficos y merchandising, contó con la participación de Discos Tue-Tue y Quemasucabeza, quienes saldaron resultados dando cuenta de un creciente interés por material nacional en latitudes europeas, gracias al efecto Javiera Mena-Gepe-Dënver. Ambos sellos potenciaron sus catálogos equilibrando con diferentes formatos descargables, discos compactos y, la vedette del momento, el formato vinilo. Y a propósito, como tendencia mundial de todas las discográficas presentes, vinilos es lo que se vio por doquier en todos los cajones de los sellos y obviamente lo que más se vendió en esta edición del Primavera.

Algunas gratas decepciones personales

Comet Gain: Si bien este servidor se considera un seguidor de su sonido indie pop militante, la tarde inaugural en el Poble Espanyol no estuvieron a la altura. David Feck y los suyos (ocho músicos sobre el escenario) sonaron aburridos y sin matices.

Seefeel: Me agradó su regreso homónimo del año pasado, pero al verlos en vivo me dieron ganas de que dejaran todo tal como estaba. De los grupos que, desde la teoría, hacen avanzar la música popular, pero que en vivo resultan soporíferos.

Half Japanese: Un regreso clasiquero y sin enjundia. Los hermanos Jad y David Fair eran unos genios cuando, antiguamente, lograban canalizar la ineptitud técnica, el desmadre y el espíritu anti estrella del bajo presupuesto. Lo que vi era un grupo de viejitos tocando rock velvetiano y rollingstoniano sin un ápice de veneno. Un bajón.

Dean Wareham plays Galaxie 500: El mismo colega que me dijo lo de John Cale sentenció: “Este si que tiene futuro”. Fue como un balde de agua fría, pero fue demasiado real. Un Dean Wareham al borde del aburrimiento, acompañado de su mujer Britta Phillips (copiando al pie de la letra las líneas de bajo de Naomi Yang), más un batero y un guitarra serviciales. Es triste darse cuenta que hay grandes cosas que ya fueron y leyendas que deben quedarse sepultadas por el tiempo. Es por eso que la música avanza.

Cosas que me perdí (aunque quise ver)

El Guincho: Ese día había visto a PIL, Grinderman, Suicide y The Flaming Lips (algunos en primera fila y saltando); ya no quería más guerra.

Glenn Branca Ensemble: Se topaba con Grinderman.

Salem: Se topaba con The Flaming Lips.

Emeralds: Llegué tarde.

The Walkmen: Se topaba con Grinderman.

The Fiery Furnances: Llegué tarde.

The National: Se topaba con Pere Ubu, segunda vez que me los pierdo.

Deerhunter: Se topaba con Field Music.

The Monochrome Set: Llegué tarde. Creo que nunca los veré. En Chile los conocen solo dos personas con las que he conversado (y eso que son contemporáneos a TheSmiths).

Low: se topaba con Perrosky, pero ya los había visto en su gira The Great Destroyer.

Arto Lindsay: Había que hacer colas interminables para entrar al Auditori, que significaban perderse varios grupos.

James Blake: El escenario Pitchchfork se repletó hasta la incomodidad. El hype del año.

Ariel Pink’s Haunted Graffiti: Se topaba con Pere Ubu y Half Japanese. Rodrigo Santis me dijo que había estado muy bueno, pero que fue perjudicado por un volumen muy despacio.

Lindstrom: Tocó a las 4:30 de la madrugada después de Pulp y Battles. Ya no quería más guerra.

Julia Kent: no alcancé a llegar, tocaba muy temprano y había estirado el almuerzo con amistades.

Mogwai: Se topaba con Swans. De todas maneras, los vi en Chile en uno de sus mejores momentos.

Warpaint: Hice mi pasada por las tiendas en ese momento.

tUnEyArds: ídem anterior.

Kurt Vile & The Violators: Se topaba con Einstürzende Neubauten.

Impresiones de última hora (bonustrack de Jorge “venenoso” Acevedo)

El mismo colega que colaboró con un par de cometarios anteriormente (ambos con menos de cinco minutos de intervalo), me envió algunos comentarios de conciertos que me perdí y que él tuvo la buena fortuna de presenciar, acá van:

Big Boi: Esto, me imagino, debe ser el sueño húmedo de algún integrante del Ku Klux Klan: una multitud de blanquitos-blancos, tratando de menear las caderas con el show de la mitad activa de Outkast. Con un espectáculo de lo más old school (tornamesas, un Mc de apoyo y poco más), Big Boi regaló algunos éxitos de su banda madre, buena parte de Sir Luciousleftfoot: thereturn of chico dusty (Defjam, 2010) y mostró sus dotes de entertainer, ante una audiencia (blanca como la leche, repetimos) absolutamente entregada. Se extraña un poco de la variedad estilística de André 3000, pero dentro de lo que presentaba su disco debut y sus aportaciones cuasi-solistas al cancionero de Outkast, lo de Big Boi tenía todas las de ganar en la primera noche de festival.

John Cale: Es en el Auditori, un teatro de capacidad limitada, ubicado en la entrada del Parc del Forum, donde John Cale y su coqueta falda escocesa deleitaron a un entregado público. Gente que agotó al empezar la tarde del Sábado 28 las reservas para el teatro y que generó (con el permiso de Mercury Rev, que también ocuparon ese escenario unas horas después) la mayor fila de la tarde a la espera de un miserable (y lejano) asiento. Es que hablamos de la revisión completa del clásico Paris 1919 (Reprise, 1973), con su sólida banda de apoyo y con la ayuda fundamental de la orquesta BCN216.

Decir nuevas palabras sobre las imperecederas canciones y el talento interpretativo del ex Velvet Underground, no sólo es una ¿reiteración?, sino casi un insulto. John Cale cantó con emoción y oficio (sí, se puede ambas), dijo poco más que “buenas noches” y luego de las 9 canciones del disco a homenajear, reclutó a unas coristas, cantó algunas canciones nuevas y cuando volvió la vista atrás se acordó de su álbum más rabioso: Sabotage/live (IRS, 1979). Nostalgia, pero con (mucha) clase.

Mercury Rev: Casi emulando las interminables filas de acceso para el concierto de John Cale, lo de la banda de Buffalo en el Auditori, fue todo lo que se podía esperar. O sea, Mercury Rev interpretando su obra cumbre Deserter’s songs (V2, 1998) en un marco inmejorable. Y aunque el enfoque de la interpretación algo tiene de espectáculo masivo (más guitarras, apurando el tempo y alargando los finales de las canciones), fue el espacio íntimo del teatro, con un sonido de excepción y un juego de luces muy efectivo; el que logró que algunas magníficas canciones en disco (“Opus 40”, “Holes”, “Goddesonthehighway”) tuvieran su expresión ideal.

Si las crecientes sonrisas del público avisaban de esta feliz conjunción de factores, la cara de felicidad de Jonathan Donahue y, suponemos, la idéntica expresión de Grasshopper (que celebraba década y media con los mismos lentes oscuros y el mismo jopo en el cabello) lo confirmaban. Mientras este último dirigía la infalible banda de apoyo, el vocalista, ahora liberado de sus labores en guitarra, se entregaba a una suerte de exageración escénica (ya se sabe: tocar pianos imaginarios, levantar dedos al horizonte con expresión profunda) que, visto el buen resultado final, hasta se podía tomar con gracia. Para el final, un cover poco efectivo de “Salsbury Hill” de Peter Gabriel, alguna selección de otras obras y un público feliz, pero algo preocupado por el resultado de la Champions League y el concierto de PJ Harvey, que comenzaba en aquellos momentos.

Jon Spencer Blues Explosión (JSBX): Hace 10 años en un teatro Providencia que debió albergar mucha más gente, nos enteramos que “the blues is Lumber one” y que los fieros acompañantes del señor Spencer se llamaban Russel Simmins y Judah Bauer. Y si no lo escuchaste la primera vez, te lo repitió las siguientes veinte. Luego de 5 años de silencio, dedicados a las agendas personales (Spencer en Heavy Trash; Judah Bauer con Cat Power; Simmins armando otro combo rockero con Dan the Automator llamado Menwithout Pants), JSBX se reunieron para sacar un recopilatorio, actuar en vivo y demostrar que esencialmente siguen siendo los mismos.

Spencer se volvió a enfundar su mejor tenida de cuero; Judah Bauer sigue cool y distante tratando de mantener algo de calma en el vendaval sonoro; y por el metrónomo Simmins no pasan los años, ni cambio de look alguno. Una constante que el público agradeció con un lleno total en uno de los escenarios secundarios y con uno de los pocos momentos peligrosos que se pudieron ver en el festival, guardia de seguridad furioso incluido.

Fue en los 70 minutos ininterrumpidos de esa jam (no voy a mentir, no sé si tocó veinte canciones o sólo una realmente larga) de funk, garage, psychobilly, rock and roll y todo lo que se pueda tocar con dos guitarras y una batería, que JSBX reclamaron su lugar en el garage. Ahí, entre los amplificadores y los posters de The Cramps y New York Dolls.

Fotos: Walter Roblero (principal), Carla Arias (Javiera Mena), What Katie Does Flickr (Mercury Rev)

Ver Informe #1 y #2