La historia de esta banda inglesa la hemos visto repetirse varias veces: músicos capaces de darle una vuelta de tuerca al sonido de su generación, con canciones suficientes para tomar el mundo por asalto, pero que sufren una zancadilla tras otra por parte de los sellos, hasta que deciden tirar la esponja. Ahora están de regreso, y qué mejor excusa que su próxima concierto en Santiago, el miércoles 27 de abril, para repasar su carrera.

Todo empezó en 1984, cuando los aún imberbes guitarristas Adam Franklin y Jimmy Hartridge deciden formar una banda en su natal Oxford junto al baterista Paddy Pulzer y el cantante Graham Franklin, hermano mayor de Adam. Fanáticos de The Stooges y MC5, pero también del pop y la sicodelia, se bautizan como Shake Appeal y empiezan a moverse en el circuito local. Tras sacar el single “Gimme fever” (Notown, 1988), deciden que es hora de buscar un sonido propio y Shake Appeal cierra el boliche al año siguiente.

Alimentado por bandas americanas como Sonic Youth, Dinosaur Jr. o Hüsker Dü, Adam Franklin compuso nuevas canciones que entusiasmaron lo suficiente a sus ex compañeros como para reunirse a grabar un demo en los estudios Union Street de Oxford. Pese a esto, Pulzer y Graham Franklin renunciaron al poco tiempo, para embarcarse en nuevos proyectos. Adam Franklin y Jimmy Hartridge decidieron, entonces, armar sus maletas y partir rumbo a Londres, no sin antes entregarle una copia del demo a su amigo Mark Gardener, guitarra y voz de Ride.

Gardener, buen tipo, le entregó el demo al volátil Alan McGee, quien decidió ficharlos para Creation Records prácticamente al mismo tiempo que terminaba de escuchar la cinta. No era para menos: la banda ahora conocida como Swervedriver lograba expandir las fronteras de la guitarra en un formato pop. Es cierto, partían desde el shoegaze, pero agregaban a la receta notas de sicodelia y cuerdas mucho más pesadas, herencia de su educación en el sonido garage de fines de los 60.

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Antes de debutar en formato largo, Swervedriver lanzaron los EP’s Son of Mustang Ford y Rave down, con los que recibieron buenas críticas, sobre todo de quienes quisieron ver en ellos la respuesta inglesa al grunge. Por ello gozaron siempre de mayor popularidad en Estados Unidos, donde fueron contratados por el sello A&M los primeros días de 1991. Luego de una breve gira junto a los olvidados Ned’s Atomic Dustbin y de editar el EP Sandblasted, el 30 de septiembre de 1991 sale a la calle el álbum Raise (Creation), un potente debut que se encumbró por igual en los charts indies y metaleros, llevándolos a girar incansablemente, aunque no sin problemas. A mitad del tour, el baterista Graham Bonnar (reclutado a su llegada a Londres) se marchó sin dar explicaciones, pero en tiempo récord fue reemplazado por Danny Ingram, quien cubrió el resto de las fechas pendientes y se quedó en la banda para grabar el EP Never lose that feeling (Creation, 1992). Todo parecía ir bien hasta que Bonnar y luego el bajista, Adrian Vines, desertan.

Muchos dieron por terminada la carrera de Sweervedriver, pero, sorpresivamente, reaparecieron en 1993 con el disco Mezcal head, un cañonazo producido por Alan Moulder —quien también se encargó de encontrarles nuevos bajista y baterista— donde reforzaron su sonido y continuaron rindiendo culto a los viajes en auto y al espíritu libre de la generación beat en sus letras. Las críticas fueron todo lo positivas que se podía esperar y su popularidad siguió creciendo en los Estados Unidos, arrastre que aprovecharon de consolidar a fines del mismo año con una gira junto a Smashing Pumpkins y Shudder To Think.

Al año siguiente, cuando volvieron a juntarse con Alan Moulder para grabar lo que sería su tercer largo, Ejector seat reservation, Franklin y sus compañeros deseaban dejar de ser vistos como “esa banda llena de referencias a Estados Unidos en sus letras”, por lo que se volcaron más hacia la sicodelia, el pop y el glam en un disco soberbio, que también marcó el inicio de una seguidilla de problemas que dieron pie a la infame “Maldición de Swervedriver”: en un intento por mantenerse a la par del entonces omnipresente britpop, Moulder escogió “Last day on earth” como primer single, ignorando los deseos de la banda, que prefería lanzar “The other Jesus” como presentación.

Hay más: A&M Records se vio obligado a retirar las copias promocionales por incluir un tema extra con versos de “It’s all over now, Baby Blue”, de Bob Dylan, que no habían sido autorizados. El sello decidió ponerlos en el congelador, alegando una copada agenda de lanzamientos que no permitiría sacar el disco hasta dentro de un año y medio.

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Rotas las relaciones con su sello estadounidense, la situación en Inglaterra no fue mejor: Creation editó el disco en 1995, pero la campaña promocional fue casi inexistente, y al haber perdido la licencia de la banda para Estados Unidos, Alan McGee los despidió apenas una semana después de que Ejector seat reservator saliera a la venta.

Sin amilanarse, Swervedriver siguieron adelante hasta que las nubes negras parecieron disiparse: un contrato por tres discos con DGC (subsidiaria de Geffen Records) en 1996 les devolvió el piso que habían perdido. Luego de intentar inútilmente que A&M les devolviera los derechos de publicación de Ejector seat reservator para Estados Unidos, se lanzaron a grabar el nuevo disco en su propio estudio, construido con el dinero que recibieron como avance.

Pero, nuevamente, la fatalidad: cuando todo estaba listo para la salida de 99th dream, un reajuste corporativo en DGC dejó sin trabajo al A&R de la banda, y tres horas más tarde daba por finalizado el contrato con Swervedriver, aunque no impedirían el lanzamiento del álbum. Decididos a sacar el material, firmaron con el sello neoyorquino Zero Hour, que lanzó oficialmente 99th dream el 24 de febrero de 1998. Orientado más al indie rock en formato canción, la placa dividió a crítica y fans, que extrañaban el sonido más saturado de antaño.

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La seguidilla de problemas empezó a pasar factura dentro de la banda, que en medio de la gira promocional comenzó a cuestionarse la posibilidad de la separación. Finalmente, decidieron cumplir los compromisos pendientes y el 13 de diciembre de 1998 dieron su último show en Perth, Australia.

Sweervedriver entró en pausa hasta 2008, cuando Adam Franklin decidió reunirse con sus compañeros para una nueva gira, que comenzó en abril de ese mismo año en el Festival Coachella y que fue acompañada con reediciones expandidas de Raise, Mezcal head y Ejector seat reservation. A partir de ese momento se reunieron esporádicamente solo para hacer giras, hasta que en 2012 estrenaron la canción “Deep wound” en el programa de Jimmy Fallon. Todo quedó ahí, hasta que en 2014 anunciaron vía Twitter que estaban mezclando su nuevo álbum. I wasn’t born to lose you” (Cobraside) salió finalmente el 3 de marzo de 2015, precedido por el single “Setting sun” el 13 de enero del mismo año. Lo que suceda de aquí en adelante está por verse.

Discografía esencial

Son Of A Mustang Ford (Creation, 1990)
Un debut urgente y poderoso, lleno de guitarras ruidosas y pesadas que podían encantar por igual a un fan de My Bloody Valentine y a un devoto de Black Sabbath. Cuando le preguntaban por qué prefirieron publicar un EP, Jimmy Hartridge respondía: “Si tienes cuatro canciones listas, las grabas y las publicas de inmediato. No existe eso de guardar canciones para el álbum”. Con ese nivel de composiciones, solo podemos darle la razón.

Raise (Creation, 1991)
El debut largo de los ingleses dejó las cosas claras: el potente sonido que habían anticipado en los EP’s previos, junto a letras escapistas sobre automóviles y libertad, sorprendió entonces y sigue sorprendiendo ahora, tanto por el trabajo de las guitarras como por la novedosa forma de tratar las voces hasta convertirlas en un instrumento más. Un gran primer paso, aunque lo mejor aún estaba por llegar.

Mezcal head (Creation, 1993)
Apadrinados por el productor Alan Moulder (The Jesus and Mary Chain, Ride, My Bloody Valentine, Nine Inch Nails, Blonde Redhead) y con cambio de sección rítmica incluida, Swervedriver logran acá depurar los elementos mostrados en Raise. El disco suena enorme y visceral sin perder el sentido melódico, imparable de principio a fin. Escuchándolo, uno se pregunta qué puede haber pasado para que un discazo como éste haya sido tan subestimado.

Ejector seat reservation (Creation,1995)
Swervedriver lo tenían todo para dar el gran salto con este disco, donde miraban más al pop sicodélico que a la suciedad garagera, pero los problemas con A&M y luego con Creation lo condenaron al peor fracaso comercial de su carrera. Triste destino para un trabajo rotundo, luminoso y adictivo, que merece ser reivindicado cuantas veces sea posible.

99th dream (Zero Hour, 1998)
Grabado de manera más simple y con menos pistas, para poder interpretarlo sin problemas en directo, este disco generó reacciones encontradas. Comparado con sus obras previas es el más débil, aunque contiene suficientes canciones para volver a escucharlo una y otra vez.

I wasn’t born to lose you (Cobraside Distribution Inc., 2015)
El regreso, 17 años después de 99th dream. A diferencia de otros recientes discos de reunión, I wasn’t born… sí le hace honor al legado de la banda, siguiendo el camino trazado por los iniciales Raise y Mezcal head, aunque con un sonido más contenido. Solo “Red queen arms race” y “Deep wound” nos sacan del trance sostenido en un álbum que se disfruta, aun cuando tenga la intención explícita de abrir nuevos terrenos sónicos.