Han pasado casi diez años desde la publicación de 69 love songs, el disco que redefinió el particular sonido de The Magnetic Fields y que se convirtió, de paso, en un clásico inmediato. En enero pasado la banda de Stephin Merritt lanzó una nueva placa, Distortion, razón suficiente para analizar la discografía de The Magnetic Fields.

Desde su refugio contra la soledad, Merritt viaja sin importar la próxima parada, apurando el vaso, entre carreteras perdidas, moteles, lluvia, humo, espejos y algo de sexo. Bienvenidos.

Distant plastic trees / The Wayward bus (1994, Merge)

Editados en 1990 y 1991 por Red Flame y Feel Good All Over respectivamente, y compilados en 1994 por Merge, estos trabajos muestran el potencial de un sonido en construcción. Susan Anway ejercía entonces como voz oficial de un proyecto que mantenía a Stephin Merritt oculto entre sus textos, las drum machines y los sintetizadores baratos. Con ABBA y Phil Spector siempre en el horizonte, el sonido de The Magnetic Fields comienza a tomar forma.

Holiday (1994, Merge)

Stephin Merritt decide enfrentar sus miedos y tomar el toro por las astas. Susan Anway, por motivos de distancia, ya no está y a él le toca, por vez primera, interpretar sus propias letras. El resultado sorprende. La voz grave de Stephin otorga al proyecto la identidad que le faltaba y desde ‘BBC radiophonic workshop’ hasta el sublime final con ese pequeño himno que es ‘Take ecstasy with me’, este disco redefine y esculpe el sonido de The Magnetic Fields. Claudia Gonson y Sam Davol siguen como parte estable de un proyecto cada vez más cerrado en torno al nuevo crooner y es él quien escribe, compone, mezcla y produce la mayoría de las canciones del grupo.

The charm of the highway strip (1994, Merge)

Continuación apócrifa de Holiday y un anticipo de lo que vendría. En The charm of the highway strip los textos de Merritt ya han madurado y crecido y los tópicos de siempre se presentan más vivos que nunca, con títulos explícitos y sugerentes. Aquí abundan las carreteras solitarias (‘Lonely highway’, ‘When the open road is closing in’), los viajes en tren (‘Born on a train’, ‘Fear of trains’) y todos los lugares aún por descubrir (‘Sunset city’, ‘Two characters in search of a country song’). No hay otra solución más que escapar, dice desde su portada.

Get lost (1995, Merge)

Obra mayúscula y cúspide del sonido forjado desde Holiday. Electro-pop de baja fidelidad y alta descarga emocional. Un viaje irrepetible a través de postales de los sesentas, setentas y ochentas. Brian Wilson y ABBA, Phil Spector y Pet Shop Boys, Gary Numan y Joy Division, conviven en armonía y Merritt sigue entregando letras enormes, llenas de orgullo (gay), personalidad y honestidad. Este disco marca un antes y un después en la carrera de The Magnetic Fields, Merritt apunta alto y consigue un trabajo uniforme como ningún otro, un deleite pop, elegante y profundo. Pop pegajoso con tendencia al drama y al escape.

69 love songs (1999, Merge)

Después de Get lost cualquier cosa era posible y estas 69 canciones agrupadas en tres volúmenes, disponibles tanto en un cuidado boxset como por separado, ratifican aquel período plateado. Aquí hay canciones enormes, pero por sobre todo, un cuidado sentido del humor que hace que estás tres horas de canciones de amor no terminen por aburrir al auditor. Los beats y los teclados dan paso a destellos de electricidad, canciones acústicas, ritmos latinos, jazz ebrio y experimentos vocales. La incorporación definitiva de John Woo y el apoyo vocal de Shirley Simms (presente también en el reciente Distortion), L.D Beghtol y Dudley Klute le otorgan nuevos aires a la interpretación, siempre grave, de Stephin. 69 love songs es, por derecho propio, uno de los grandes trabajos pop de todos los tiempos.

i (2004, Nonesuch)

En eI primer disco fuera de Merge desde 1994, Merritt entrega un trabajo compacto y elegante que, a pesar de su corta duración y de todas las expectativas tras 69 love songs, resultó suficiente para destacar dentro de lo más selecto de ese año. Merritt mantiene el pulso y entre comedias musicales, pop electrónico (sin sintetizadores) e ingravidez eléctrica se esconde un disco maduro y personal. Los años no han pasado en vano y Stephin Merritt es ahora patente de un sonido particular y reconocible y cada canción (todas ellas con títulos que empiezan con la letra ‘i’) parece una declaración de principios.

Distortion (2008, Nonesuch)

Otra pieza en la colección y un disco del cual aún no está todo dicho. Distortion crece con el tiempo y Stephin Merritt, después de dieciocho años, sigue en forma, capaz de seguir sacándole partido a melodías pop que, en manos de otro, no durarían más que un debut. Eléctrico y disonante por definición, Distortion es un disco difícil a pesar de su aparente simpleza, porque más allá de las guitarras (que ya estaban presente en la obra de Merritt hace rato y ‘Famous’, de Get lost, podría ser el mejor ejemplo), la voz de Stephin y la personalidad del grupo, siguen intactas.

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