El próximo 5 de agosto debuta en el Teatro Cariola de Santiago esta banda británica que supo dejar su marca dentro de la generación post punk/new wave, llegando incluso a colarse en las listas de éxitos, a tener un breve coqueteo con el mundo del cine y causar un gran impacto en generaciones posteriores que hoy los reconocen como inspiración. Una excusa más que válida para revisar su trayectoria.

Nacidos en medio del torbellino punk de 1977, los londinenses The Psychedelic Furs fueron el vehículo expresivo usado por los hermanos Richard y Tim Butler para transitar desde el art rock más arisco hasta el new wave más luminoso. Acompañados por el saxofonista Duncan Kilburn, el baterista Paul Wilson y el guitarrista Roger Morris, usaron la casa familiar de los Butler como sala de ensayo, pero al poco tiempo debieron buscarse un nuevo sitio ya que ni sus padres ni sus vecinos soportaban el ruido. Decidirse por un nombre tampoco fue tarea fácil: Tras llamarse inicialmente RKO pasaron a ser Radio, y durante varios meses se presentaron en vivo alternando entre The Europeans y The Psychedelic Furs, hasta que se decidieron por éste último apelativo, inspirado en la canción “Venus in furs” de los imprescindibles The Velvet Underground.

En 1979, expandidos a sexteto con Vince Ely reemplazando a Wilson en batería y John Ashton como segunda guitarra, empezaron a trabajar con el productor Steve Lillywhite en lo que sería su debut homónimo (editado en 1980 por CBS), donde supieron mezclar la urgencia y actitud punk con las influencias bien asimiladas de gente como el inmenso David Bowie, Roxy Music y contemporáneos como Siouxsie And The Banshees. Si bien tuvo buena repercusión en Europa, ayudándoles a forjarse una reputación, no corrió la misma suerte en Estados Unidos, donde fue solo deleite para minorías.

Sin amilanarse, repitieron la jugada con Lillywhite en las perillas para Talk talk talk (CBS, 1981), placa en donde el sonido se expande con composiciones más luminosas, aunque sin perder el toque agreste de los primeros días: Ahí queda el disonante inicio con “Dumb waiters”, que convive sin problemas con éxitos instantáneos como la desgarrada “All of this and nothing” o “Pretty in pink”, que cinco años más tarde les daría nuevos réditos en Estados Unidos al ser incluida – en una versión diferente- en el soundtrack de la película del mismo nombre protagonizada por Molly Ringwald, Jon Cryer y Andrew McCarthy. Por cierto, fue Ringwald quien le mostró la canción al guionista John Hughes; De ahí a lograr una de las mejores películas de adolescentes de los 80s solo hubo un paso, aunque hasta el día de hoy Richard Butler sigue pensando que la versión regrabada poco y nada tiene que ver con la intención original de la canción, que trata sobre una chica cuyas inseguridades románticas le juegan más de una mala pasada.

Al año siguiente, reducidos a cuarteto por las salidas de Roger Morris y Duncan Kilborn, deciden mudarse a Estados Unidos para buscar un nuevo productor. Su nuevo socio fue nada menos que Todd Rundgren, quien, haciendo gala de su obsesión por controlar cada aspecto de la grabación, integró al dúo vocal Flo & Eddie, un cellista, una mini sección de bronces y a él mismo como tecladista. El disco resultante, Forever now (CBS, 1982) perfecciona los logros del anterior Talk talk talk fusionando su sonido post punk con capas de sintetizadores en una combinación ganadora: Canciones como “Love my may” o la inspiradora canción titular mantienen el equilibrio justo entre gancho y composición esmerada, factor que destaca también en “Sleep comes down” o “President Gas”, con sus irónicas referencias al entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. Dos años más tarde, la baja de Vince Ely los obligó a asumir como trío la grabación de Mirror moves (CBS, 1984) junto al productor Keith Forsey. Aún así, logran dar con una placa ya de lleno metida en la movida New Wave gracias a la predominancia de los sintetizadores y las baterías programadas, los principales motores que impulsan singles irresistibles como “Heaven” y “The ghost in you”. Pese a algunas torpezas de parte del sello -como elegir unilateralmente los singles que se lanzaron en Estados Unidos y Europa, con resultados dispares- y a algunos momentos poco inspirados, Mirror moves garantizó a la banda un buen período de giras que los hizo estar presentes tanto en medios mainstream como en las radios universitarias de la época.

1986 era un año que pintaba bien, pero que terminó desencadenando una serie de eventos poco afortunados: A pedido de los productores del filme Pretty in pink graban una nueva versión de la canción del mismo nombre que, pese a reventar los rankings a ambos lados del Atlántico, no los dejó conformes y provocó que fueran presionados a grabar un nuevo disco para aprovechar el éxito del single. Midnight to midnight (CBS, 1986) resultó ser su disco más derechamente comercial hasta ese momento, al punto de que Richard Butler no se mordió la lengua al tacharlo de “Insípido, superficial y débil”. Tras pasar el impasse con la edición del recopilatorio All of this and nothing (CBS, 1988), contraatacan con Book of days (CBS, 1989), un sorprendente retorno a la crudeza sonora de sus inicios en donde Vince Ely volvió a sentarse tras la batería y la guitarra de John Ashton entrega algunas de sus ejecuciones más potentes, supliendo sin esfuerzo el lugar que antes era ocupado por los teclados, como queda claro en “I don’t mine”, “House” y el tema que da título a la placa. Apoyados por el productor Dave Allen (The Cure, The Chameleons), The Psychedelic Furs volvieron en plena forma, aunque no logró colarse en los rankings al igual que el siguiente World outside (CBS, 1991). Visto lo visto, los hermanos Butler deciden cerrar el boliche para embarcarse en un nuevo proyecto: Junto al guitarrista Richard Fortus y Frank Ferrer en batrería dieron forma a Love Spit Love, banda que editó dos discos y gozó de un relativo éxito comercial, aunque tras la edición de Trysome Eatone (Maverick, 1997) la banda fue puesta indefinidamente en el congelador.

En 2000, los hermanos Butler reforman The Psychedelic Furs junto a John Ashton, Richard Fortus y Frank Ferrer para dedicarse desde entonces a hacer giras -parte de las cuales quedaron registradas en el álbum Beautiful chaos: Greatest hits live (Columbia, 2001)- en las que antiguos y nuevos fans han podido escuchar sus canciones en directo. ¿Un ejercicio de nostalgia? Sí. Pero en ocasiones como ésta bien vale la pena estar presentes para atestiguar de primera mano a una banda que forjó su propio camino  con varios momentos de grandeza irrepetible en el camino. A ver con qué nos sorprenden el 5 de agosto.

The Psychedelic Furs + Electrodomésticos
Sábado 5 de agosto
Teatro Cariola
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Entradas en Puntoticket y sin recargo en boleterías del Teatro Cariola.