Una veinteañera nostálgica deudora de Christina Rosenvinge; un cuarteto de hip hop gangsteril y con nombre de juego de playstation japonés; y una sensual diva capaz de mezclar a MIA con letras de crítica social. Así son los tres ganadores del séptimo Concurso de Nuevos Sonidos Super 45. Una versión donde el rock volvió a quedar en deuda, y la electrónica y los proyectos acústicos se posicionaron como los géneros de mayor innovación y creatividad. Aquí, una reseña a los ganadores y a las seis menciones honrosas.

Sin dar mayores vueltas, nuestra cosecha 2007 (o 2006 si consideramos que son proyectos que llevan más de un año de incubación) dejó varias conclusiones. Primero, que el rock sigue de capa caída. Más allá de los clásicos y repetitivos ejericios post-rockeros, o de rock romántico (que traen de vuelta, sí, a la Rue Morgue) o de aquellos que buscan conquistarnos con sus perfectas melodías tipo Strokes, sólo la electrónica y los proyectos más acústicos y personales marcaron una innovación en la presente versión de este concurso.

La segunda es que, a diferencia de 2005, nuestros ganadores y menciones honrosas pueden escucharse en su myspace, una plataforma que, sin duda, ha disparado la creatividad y la variedad de estilos en nuestro país y el mundo. Nuestra ración de casi setenta demos confirma que la cantidad nunca ha sido escasa. Lo que debería venir es el aumento de calidad que ya vemos en diversos géneros. Sólo el tiempo demostrará quienes tienen el talento para hacer música que respire más allá de la web. Los nombres a continuación son la prueba.

R.: ventana emotiva

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“Siempre quise tener mi propia banda. Tuve muchas, muchas. Al final terminé encerrada en mi cuarto con mi guitarra, mi clarina y teclado???. Estas frases son de Fragmentando lo que soy, un poemario escrito por Ruth Barrientos Riquelme (23), la mujer detrás de R., seudónimo artístico que se debe a la letra más repetida en su nombre y a otros juegos vocales. Una música basada en las letras y emociones difíciles de expresar en la vida cotidiana.

“Mis canciones las escucha muy poca gente???, dice tranquilamente Ruth. “En el fondo, nunca han salido de las cuatro paredes. Puede ser por un poco de vergüenza o timidez???. Paralelamente, ella estudia pedagogía en el Instituto Chileno-Británico y le falta muy poco para terminar sus cursos, aunque siempre ha optado por el castellano para escribir.

Ruth parte creando las letras y va probando guitarra acústica o eléctrica, con harto efecto y delay, sumando teclados y sonidos ambiente si lo necesita. “Hay melodías que he tenido en la cabeza por años o puede tomarme una noche hacer una canción???, relata. Ruth define sus canciones como nostálgicas, nutridas de ideas que dan vueltas por su cabeza desde chica. “Me baso mucho en las cosas que me cuesta decir o explicar y me sale más fácil hacerlo desde la música. Soy una persona que se comunica más escribiendo que hablando???, confiesa. Así, una canción como ‘Pájaros con cara de gato’ se remonta a un sueño donde aparecían criaturas de ese tipo; ’10 años después??? es una poderosa revisión introspectiva que se sumerge en notas tristes. Y ‘Mal Hábito’ se adentra en territorios climas más sicodélicos y oscuros. Sus referentes van desde Christina Rosenvinge –quien le ha escrito felicitándola- hasta Cat Power y Mazzy Star.

El impulso de Claudio Parra, músico de Pájaro de Mal Agüero, ha sido clave para alentarla a mostrar sus canciones en este concurso. Para el show del 24 de mayo en la Sala SCD de Bellavista, Ruth quiere sonar lo más cercano posible a las grabaciones y será acompañada por un músico más en el escenario. “Esto va a servir para romper el hielo???, concluye. “Quedaría mucho más conforme aunque una persona se acercase y me dijese ‘oh, me gustó tu canción’???.

Picnic Kibun: la fiesta

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Picnic Kibun es un nombre recogido de un sicodélico juego japonés de Playstation. Todo comenzó cuando Eduardo (tornamesa de scracth) y Cristóbal (sintetizador y Electribe) empezaron a componer bases experimentales y buscaron una voz. Sumaron al cantante Harvey Keitel, oriundo de Japón y residente en los Estados Unidos, quien aportó sus influencias hip-hop y folk, y se consolidaron a mediados de 2006, con la entrada de Juan Necochea (bajo y guitarras), más influenciado por el indie-rock de Sonic Youth a Bloc Party y otras tendencias jazz.

Con formación completa, Picnic Kibun fusiona los estilos personales de cada músico y su demo no sigue una línea constante. Su primera canción es lo más cercano a un karaoke japonés pasado por bases aceleradas y samples de videojuegos, atravesando canciones de folk y electrónica, hip-hop gangsteril y electro-rock en su canción final. “La idea de las canciones es que sean up-speed, entretenidas, de pasarlo bien???, comenta Eduardo.

Uno de los factores más atractivos de su música es Harvey, el “japo-gringo??? como le dicen sus amigos. Su background musical de gustos, del hip hop underground de Atmosphere al electropop japonés de Rip Slyme, es su plataforma inventiva para contar su visión de las mujeres inalcanzables (‘Drop your panties’), de historias amorosas de pareja (‘Pink ‘n blue’) o de su experiencia como profesor de idioma (‘Adolescent Reactionary’). “Me gusta cantar melódicamente y también poder gritar, y hacer rap???, dice Harvey en un suave castellano con modismos chilenos. “Harvey hace sentir a la gente bien, entretenida???, dice Juan. “Tiene mucho desplante en el escenario???, agrega Koren.

El juego sobre el escenario es lo más importante en Picnic Kibun. “La única condición que nos hemos puesto es hacer cosas prendidas???, asegura Eduardo. Juan remata: “Nosotros no somos dioses de nuestros instrumentos, así que no tienen para que sentarse a mirarnos, tienen que pararse a bailar???.

Valentina Fel: guerrillera pop

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A diferencia de R. o Picnic Kibun, Valentina Fel no es una primeriza sobre los escenarios. Además de sus conocimientos de teatro, suma el aprendizaje del flamenco y la versatilidad lúdica de su antiguo grupo de rock de chicas, Amor a Dolores. ???Cuando me subo al escenario entro en otra frecuencia. Puede ser delirante, romántica, punk, lo que sea???. Su música conlleva un total desplante escénico. Su propuesta incluso impresionó a la banda musical de la compañía teatral Royal Deluxe, de quienes recibió generosos comentarios al telonearlos a comienzos de año.

Tras siete meses de trabajo con Erasmo Parra, quien compuso las bases de sus canciones, éste la introdujo a la gravitante MIA. Y la referencia no es menor, tomando en cuenta la mezcla electrónica y barrial de sus canciones, que se mueve entre el kitsch del raggamufin y una producción de texturas coloridas, ritmos encendidos y mucha actitud punk al estilo rapeado de la Mala Rodríguez. A esto, Valentina le suma un fuerte compromiso social en sus letras. “Para mí una marcha siempre tiene una cosa efervescente, de gritar algo y repetirlo, y también me identifico con esas manifestaciones de crítica constructiva”, reconoce.

Sobre la referencia sensual de sus canciones, ella prefiere hablar de canciones sexy. Le gusta tocar sola, acompañada de las bases, y no con una banda de apoyo. “Se crea una distancia entre el público, como una especie de diva???, cuenta. Y recuerda su último show en un restorán top: “Si el escenario lo permite me subo a las mesas, me pongo agresiva. La última vez, había dos tipos con corbata que me miraban con cara de querer irse, ja,ja,ja???. Como si fuera poco, promete vestuario especial y proyecciones visuales para su show.

Las menciones honrosas

Tonossepia
Tonossepia es el seudónimo de Diego Vergara, más conocido como Prospegto Arkano por su trabajo junto a la banda Colectivo Etéreo. Su demo no fue una sorpresa para los que estábamos al tanto de su excelente LP Calor (Neurotyka, 2007): una exquisita fusión de electrónica y jazz, que mezcla sonidos orgánicos con letras provocativas. Más que una promesa, Tonossepia ya asoma como una realidad en lo que se refiere a productores musicales de calidad.

Anna Karina
Melodías que remiten a The Moldy Peaches son las que alimentan a Anna Karina, un trío con voz femenina que opta por la fórmula guitarra – voz para dar origen a canciones de corte muy simple e intimista. Todo lo dulce que pueda parecer esta fórmula, queda en entredicho al poner atención a sus letras, casi siempre escritas en primera persona y con claro contenido confrontacional (‘Muérete’, ‘Somos tu Vergüenza’). Una apuesta con doble sentido.

Tiei
Uno de los múltiples proyectos en que participa el multifacético Cristóbal Vargas, ex bajista de la banda soul Óvolo. Pese a que ya cuenta con más de dos años de recorrido, Tiei aborda el hip hop y electrónica recurriendo a un verdadero collage de influencias, donde predominan las texturas reflexivas y los instrumentos de percusión. Música ideal para escuchar un sábado por la mañana.

Fello
Fiel representante de la era Soulseek, lo de Fello consiste en el hibridaje constante: bases electrónicas, guitarras folclóricas y ritmos progresivos que dan origen a melodías largas y fluctuantes, ideales para evocar imágenes. En You Tube, tres de sus videos ya están rotando desde hace varios meses.

Groove Niño
“Minimal Hip Hop Funky Glitsch Music??? es como define su estilo Groove Niño. Un alterego ficticio para un abordaje a la electrónica bajo una impronta robótica y ecléctica. Su demo resulta toda una confirmación para un personaje que ya había dado que hablar este año por sus live sets junto a Tonossepia.

Mel Mann
Imagine un hombre que, desde su ordenador, se sienta por las noches a descifrar sus vivencias. Así podría definirse la música del argentino Nicolás Melmann que, si bien puede enmarcarse dentro de lo ambient, explora matices que van desde el slowcore hasta el space rock de Spacemen 3. Su demo sigue la línea trazada por su primer larga duración, Kyoko, marcada por la introspección y la melancolía.