Para quienes crecieron en los 90s, Blur fue una banda clave.  No sólo porque simbolizaron la masificación de la música indie británica rotulada como britpop, sino porque también sus discos fueron reflejando los cambios de los tiempos. Dejando de lado la histeria de sus grupis, el cuarteto siempre tuvo algo que decir o hacernos escuchar pese a que a veces los árboles (es decir, sus singles) no dejaban ver el bosque (sus discos). Consecuencia de una histeria de otra clase, no debutaron en Chile a fines de los 90s y hemos tenido que esperar hasta ahora para finalmente verlos tocar en Santiago. No nos quejamos y es por eso que algunos miembros de nuestro equipo han elegido estas canciones para la siempre necesaria sección 5fav.

Sunday, sunday (1993)
Damon Albarn, músico inquieto, pero no idiota, se puso los pantalones baggy y distorsionó su guitarra cuando era necesario a principios de los 90s. Pero Albarn, músico no idiota, pero inquieto se dio cuenta que se le daba mejor la narración costumbrista tipo Kinks y creó el 93 este relato de AQUELLAS tardes en un suburbio londinense. Ahí también comenzó la faceta bufonesca del vocalista de Blur, de la que intentaría librarse con barba tupida, músicos africanos, bandas virtuales, músicos africanos de nuevo, canciones de conciencia social y bastante más. Ahora que sí es un músico reconocido (lo lograste, Damon, lo lograste), se permite saltar de nuevo en vivo con tonadas como ésta. Como para acordarse de que en los tiempos de la Cool Britannia, mientras algunos enarbolaban sólo la desfachatez y la poca neurona (todo bien con los Gallagher, pero…”i’m feeling supersonic… give me gin and tonic”, por favor!), nuestro Ray Davies ya proponía la broma con sentido. Jorge Acevedo

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To the end (1994)
Es muy probable que ni los propios integrantes de Blur hayan pensado que, diez años después de haber grabado esta canción, serían ellos mismos los que estarían protagonizando el argumento de su canción más triste. Ese conocido guión de la relación que se desgasta, se vicia y finalmente, se quiebra. Fueron justamente ellos los que se dijeron cosas que en realidad no sentían de verdad, quizás producto de algunas copas de más, o porque prefirieron resolver con una frase mal elegida, los asuntos de los que no se habían hecho cargo. Que siempre los hay y con los que es tan fácil echar todo a perder. Fueron justamente ellos los que se desconocieron y siguieron ese rito donde todo parece indicar que no hay vuelta atrás, aunque haya amor. Sin embargo, y muy afortunadamente, hasta esas canciones que dicen contar las cosas tal y como son, pueden llegar a equivocarse. He aquí la prueba: Blur está en Chile. Rodrigo Ferrari

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Parklife (1994)
“Parklife” es estar desempleado y dependiendo del subsidio de desempleo: Una modalidad conveniente para aquellos que no quieren trabajar. Desde esa perspectiva describe el día de una persona desocupada en que lo más excitante de la jornadaes alimentar a las palomas y estar pendiente de todos quienes pasen por su lado, para poder criticarlos a sus espaldas. En la canción colabora el actor Phil Davies con su acento cockney plasmando la identidad local y a su vez el video introduce la estética brit pop, de las casas pareadas, de las calles pintadas en sentido contrario, de la clase trabajadora, los autos viejos, el bus londinense rojo, una cita a Abbey Road, etc. Es un tema fascinante y un hit de Blur, que no hay que saltarse en una fiesta que se diga buena. Macarena Lavín

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Coffee & TV (1999)
Compuesta enteramente por Graham Coxon y, más raro aún, cantada por él mismo, “Coffee & TV” es un bicho raro en el contexto de 13 (Food, 1999) y en la discografía de Blur. En éste, superado por sus problemas con el alcohol y haciéndose cargo de su personalidad discreta y tímida, Coxon saca la voz como muy pocas veces en la historia de la banda y parece pedir perdón por su comportamiento (“Sociability / Is hard enough for me / Take me away from this big bad world / And agree to marry me / So we can start over again”). Y el tema es definitivamente una de las batallas ganadas por el guitarrista: algo debe pesarle a Albarn que Coxon haya construido a partir de su sensibilidad más cercana al punk uno de los singles más exitosos de Blur, y una de las canciones de pop más entrañables y tarareables de la década de los 90s. David Salinas

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Trimm trabb (1999)
Dentro del aire enrarecido de 13 (1999), esta canción de claras connotaciones psicodélicas, rescataba y hacia suyas ciertas influencias en la carrera de los Blur. Si el fantasma de Syd Barrett se había hecho presente en los comienzos de la banda, díganse lados B de 1990-1992, ahora parece que Damon vivía en carne propia el abuso de las drogas y la desolación en que se había perdido su ídolo adolescente. Cantando cada vez mas alienado mientras se hunde en el mántrico “Trimm trabb” y el climax del grito final. Por otro lado la banda acompaña con un ritmo sedado e hipnótico, sobre el cual Coxon juega con dos fases guitarreras (acústica y eléctrica), que desembocan en una explosión de ruido a la J Mascis. Sin duda un tema importante para la banda y sus fans, como lo han demostrado en su gira de retorno, al tocarlo en la mayoría de sus presentaciones.

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