Pulp siempre estuvo en el bando correcto. En pleno frenesí del brit pop de los ’90 en Inglaterra -que nos trató de mostrar una especie de reboot del “Swinging London”-, Pulp tuvo tanto una noción de estilo apabullante como la suerte de tener puntería para sintonizar como pocos con el zietgeist de esa época. Ese que dictaba una ética de ropa usada, hábitos predatorios de discoteca con la amenaza de la difusión incesante de campañas de prevención del SIDA por televisión. Pulp compuso la banda sonora definitiva de ese período, musicalizando nuestros últimos años de colegio y los de la universidad.

Fueron ellos, que parecían que no iban a lograrlo nunca, quienes apuntaron al complejo oficio de ser una banda total y vivir para contarlo. Eso implicaba un acercamiento al pop de guitarras, que fue mutando a una veneración por los arreglos dramáticos, un vestuario cuidadísimo en la figura insupurable de Jarvis Cocker, siempre tan falto de esfuerzo, y por supuesto sus videos.

Con ese aire setentero en tono sepia que siempre tenía algo medio camp, eran acontecimientos en sí mismos que hasta el día de hoy, al mirarlos bailando en la Blondie, conservan su influjo magnético. Planetariamente famosos, fueron ellos los que nos dejaron esas canciones-himnos que seguimos cantando como la primera vez. Aquí cinco de ellas. (Carmen Duarte)

Do you remember the fisrt time (1994)

Pulp cumplía poco más de una década de trabajo sin lograr el reconocimiento que ya merecían, cuando aparece His ‘n’ hers (1994), el álbum que los catapulta al estrellato de la mano de su himno “Do you remember the fisrt time”.

Jarvis y su pluma relatan una historia sin tantas metáforas ni máscaras. Es sexo. Qué tanto se puede disimular el recuerdo de esa primera vez. Tan nefasta ahora que ambos han crecido, que parece casi un deber volver a intentarlo. Incluso aunque ella tenga a otro, un tipo quizás demasiado serio, a él le da lo mismo: “cógetelo y siéntete una mujer adulta, siempre y cuando no olvides guardarme un espacio en tu cama”.

No es raro que Pulp comience sus shows con esta canción, la cadencia de su introducción, con la que comienza una historia con sabor a despecho, crece en intensidad y explota en una fiesta en que se mezclan recuerdos, resignaciones, calenturas y la esperanza de volver a estar juntos. Si así comienza una fiesta, mejor ni imaginarse cómo puede llegar a terminar. (Rodrigo Ferrari)

F.E.E.L.I.N.G. C.A.L.L.E.D. L.O.V.E (1995)

Fue Pulp la banda que mejor supo interpretar la moral sexual de los ’90, con esa mezcla de condones, pista de baile y fotonovela neurótica que fue “Disco 2000”. Exquisitamente cool, esa canción tiene su anverso dentro del mismo disco -el gran Different class de 1995- en algo mucho más sombrío: “F.E.E.L.I.N.G. C.A.L.L.E.D. L.O.V.E.”.

Ejemplo perfecto del nivel que había alcanzado Pulp para dominar los golpes de efecto, comienza con un susurro lastimoso, que pasa sorpresivamente a un coro que entra como un puñete y se corta de golpe. Un vértigo que respalda el drama que parece estar agobiando la voz de Jarvis Cocker: saberse obligado a involucrase en algo que no quiere, y que le resulta espantosamente inoportuno. Entre fogonazos de imágenes del cuerpo de una mujer que lo persiguen y resoplidos entrecortados, aparece la nausea ante la dimensión de su deseo. Y para describir lo que es estar enamorado, Cocker canta “es más sucio que eso, es como un animal pequeño que sale sólo de noche”. Una delicia para psicoanalistas. (Carmen Duarte)

Pulp – Live bed show (1995)

Cómo describir la comezón del séptimo año sin ser cursi (o sólo un poquito). O citar al melodrama clásico de la canción italiana de los ’70 en un contexto popular y muy británico. A estas alturas poner a Pulp como parte del brit pop es casi un capricho. No sólo sonaban muy diferentes, sino que cantaban sobre asuntos totalmente discordantes que el resto de sus supuestos pares generacionales. “Live bed show” es el momento para reconocer que esto no da para más. Que no hay vuelta. Pero claro, siempre desde ese punto de vista algo sardónico y siempre flemático en el que Jarvis Cocker hace de narrador.

Aun así, pocas veces en la carrera de Pulp se van a permitir momentos tan patéticos como este: “But she knows if this show was televised no one would watch it, not tonight… but seven years ago”. Different class es un tratado sobre la miseria moral de la clase media británica pero nunca expuesto con rabia porque, mal que mal, los cinco miembros de la banda provienen de ahí mismo y Pulp nunca fue una banda contestataria. (Cristián Araya)

Something changed (1995)

Algo cambió cuando nos conocimos. Algo pasó. Pudimos habernos visto en el metro, pudiste haber preferido comprar papas fritas y ver tele. No me vas a creer pero estuve a punto de hacerte una serie de preguntas imbéciles, hasta que me miraste a los ojos y me dijiste que nos fuéramos, que diéramos una vuelta por la plaza. Te dije que estaba lleno de problemas, que era mi peor versión. Me miraste a los ojos y pasó algo raro, medio místico si quieres. Me cerraste la boca con un beso despacito como diciendo shh y ahí de pronto entendí lo que me había pasado a mí. (Claudio Ruiz)

This is hardcore (1998)

La canción que da nombre al sexto disco de estos británicos, resume claramente la “resaca ” de Jarvis y compañía. El  líder ya estaba cansado de la fama, lo que había buscado durante 10 años se había transformado en una pesadilla. Su figura era tan mediática, que no tenía vida personal. La letra de la canción es una apología al porno duro (hardcore), que era uno de sus vicios en las giras de aquella época. Por otra parte, esta desnudez se reflejaba también en las letras, en un wetdream quinceañero, una apología a la soledad (“But what I want to know: what exactly do you do for an encore? ‘Cos this is hardcore”).

Musicalmente, la banda se acerca al aspecto narrativo de las letras de Jarvis. Ya no basta imaginarse lo que nos cuenta el líder, sino que componen una mini banda sonora, que recurre a los ampulosos arreglos a la Scott Walker, productor de su siguiente álbum. A los quiebres tipo “Paranoid android”, componen tres canciones en una, algo extraño para “la simpleza” musical a la que nos tenían acostumbrados.  Un paso importante en términos musicales, y nos quedamos cortos si queremos comentar el excelente video del tema. Como recomendación extra está la versión “end of the line mix”, una pequeña pieza que ensambla los arreglos de cuerdas del tema. (Boris Orellana)