Esta semana ha circulado la información que el gobierno norteamericano ha puesto a Chile en la lista negra, “de observación prioritaria” por ser un país que no vela lo suficiente por la protección del derecho de autor.

Los medios en general han actuado con alarma al respecto. Desde la editorial de La Tercera de hoy hasta el presidente de la Comisión Nacional Antipiratería y de la Cámara Chilena del Libro –a quien denominan “líder antipiratería– han dicho que en Chile no se ha hecho lo suficiente por la protección y que este warning del gobierno norteamericano es casi una señal obvia de lo lamentable que sería nuestra legislación.

Lo cual es paradójico, por varios motivos:

1.- Chile ha reformado su ley de propiedad intelectual a lo menos 3 veces, incluyendo el aumento del plazo de protección de 50 a 70 años luego de la muerte del autor. Ninguna de estas reformas se han hecho pensando en el interés público comprometido. El derecho de autor debe mantener un equilibro entre la protección de los autores y los derechos de acceso del público.

2.- La misma legislación norteamericana que es altamente restrictiva para los consumidores contempla una serie de excepciones y limitaciones del derecho de autor pensando precisamente en ellos. Eso explica por qué en Chile es ilegal reproducir archivos que contengan obras protegidas sin la autorización de su titular (sí, en Chile el iPod y los MP3 players son ilegales) mientras que en Estados Unidos existe una industria notable de descargas por Internet. Piensen en iTunes nada más.

3.- Todos hablan de piratería y nadie explica bien a qué se refiere. Porque cuando la industria habla de piratería, están hablando de todos nosotros. Sí, de quienes usamos contenido en Internet, de quienes somos amantes de la música y descargamos archivos de nuestros artistas favoritos desde la red, de quienes tenemos MP3 players y pasamos nuestros CDs a MP3. Para la industria y para nuestra legislación que ellos dicen que no es lo suficientemente dura, todos nosotros somos piratas.

Entonces cuando usted escuche hablar o lea por ahí que le hablan que Chile no tiene un sistema robusto que combata la piratería, dígale que se lave la boca con jabón.

Lo que Chile necesita no es endurecer las penas para los “piratas”. Lo que Chile necesita es un sistema que además de resguardar los intereses de los creadores, resguarde los intereses de los usuarios, de todos nosotros.

Porque si resulta que todos nosotros estamos quebrando la ley, no quiere decir que estemos todos equivocados, quiere decir que algo malo pasa con la ley y hay que cambiarla.