Fotos: Rodrigo Ferrari

Con bastante puntualidad comenzó el show de Cibo Matto en Blondie, donde presentaron parte de su largo repertorio musical, pero sobretodo temas de su último disco “Hotel Valentine”, que estaban vendiendo antes del concierto en una edición especial para Latinoamérica con el bonus track en español “Chica fantasma”, tema que Miho Hatori y Yuka Honda tocaron especialmente para el público local, ayudadas de un papel para poder recordar la letra y ayudarse con la pronunciación. Este relajo que propusieron en el escenario hizo de la velada algo muy cálido y cercano, con mucha conversación y fluidez entre un tema y otro, y una conexión con el público inmediata.

Sin embargo lo que ganaron en energía lo perdieron en precisión sonora, ya que la delicadez de sus programaciones y melodías perdieron todo matiz en el escenario, apostando por una veta más rockera y fiestera. Con una textura noisy y saturada, el dúo japonés se permitió reversionar sus propios temas y adaptar sus discos más pop al directo, que fue más rapero y funky, con bajos muy potentes y batería en vivo.

Curiosamente tocaron menos canciones que en otras presentaciones del tour, y de hecho el público clamó por un último regreso que nunca ocurrió. Sin embargo la corta entrega derrochó energía y dejó la mejor de las impresiones; una banda madura que no se estresa por el perfeccionismo técnico de un concierto sino por rescatar la experiencia humana que significa compartir una noche en torno a la música.

Fotos: Rodrigo Ferrari

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