En pocos días más se cumplirán exactos diez años desde la publicación del debut de los neoyorkinos Clap Your Hands Say Yeah por lo que lo del miércoles pasado en la ex Oz fue una especie de reunión generacional para quienes en aquel entonces comenzaban a escudriñar música que oliera a fresca y original gracias a aquel nuevo invento tecnológico llamado internet.

A punta de mp3s descargados en plataformas p2p o de CDs quemados en el PC regalón, bandas como CYHSY empezaron a sonar en las fiestas universitarias o carretes incipientes de una escena indie dispuesta a abrir el abanico del rock que por esos días giraba principalmente a lo que publicaban bandas como The Strokes o The White Stripes.
Así y todo, esta proceso ceremonial que significa de conmemorar un álbum en vivo no tiene otra función más que recordarnos y restregarnos en la cara que estamos viejos. Aún así y sin la carga negativa que eso pueda acarrear, este ejercicio también permite mirar con distancia y cierto amor propio aquella lozana avidez por dar con la nueva canción perfecta. En otras palabras, el ansia musical no se mitiga con el surgimiento de arrugas y la merma de masa capilar.

Esto quedó demostrado de sobremanera cuando poco minutos para las 11 pm La sala de la Ex Oz estaba completamente llena y que a los pocos segundos de iniciar el concierto lo que se respiraba no era naftalínica nostalgia sino que un honesto frenesí por el simple acto de saltar y vibrar con aquello que nunca te ha dejado de deleitar.

Ya desde la patada inicial, con altavoz incluido en mano del característico tono vocal de Alec Ounsworth, queda la impresión de que el disco homónimo de los CYHSY sigue cautivando de la misma forma en que lo hizo cuando apareció. Por eso es que, a pesar de algunos problemas de sonidos, la figura de este disco sigue siendo tremenda e independiente de que las canciones se sucedan unas a otras en el mismo orden en el que fueron publicadas, el concierto se lee más como un compendio de grandes éxitos de una banda con vastos años de ruedo.

Ahora bien, es también honesto admitir que Ounsworth no ha logrado concretar algo ni cercanamente similar a lo que consiguió con este debut. No lo digo como algo negativo, mal que mal muchas bandas han vivido lo mismo y eso no quita que cada cierto tiempo te puedan sorprender con alguna propuesta nueva. Aún así, a estas alturas del partido lo de CYHSY recuerda a los Violent Femmes, no solo por el singular registro que comparten Ownsworth con Gordon Gano, si no porque ambas bandas sentaron un precedente con sus discos debut para luego diluirse en las publicaciones posteriores, sin dejar por eso de ser trascendentales en la evolución de la música apellidada alternativa.

Siempre se agradecen instancias como estas, sobretodo cuando en Santiago cuesta tanto agarrar a una banda en su explosión creativa (aunque cada vez menos). Y si bien la suspicacia que pueda generar un evento conmemorativo de este tipo en cuanto a lo musicalmente valioso por sobre lo netamente sentimental, lo cierto es que lo comido y lo bailado siempre viene bien ser rememorado, en especial cuando el plato original sigue manteniendo su sabor y su frescura intacta.