Corazones en un Congreso de Rock en Brasil Macarena Lavinoctubre 3, 2013Blog0 Comentarios Nuestra colaboradora Macarena Lavín fue invitada a exponer en el I Congresso Internacional de Estudos do Rock, organizado por la Universidade Estadual do Oeste do Paraná (Unioeste), en el suroeste de Brasil. Su ponencia se tituló Corazones de Los Prisioneros: un disco fundacional. A continuación, algunas impresiones de esta experiencia. Recepción temprana “Corazones fue editado el 22 de mayo de 1990 y tuvo un recibimiento magnífico en términos de masividad (… )A comienzos de 1991 la cifra llegó a 80 mil: un éxito por donde se lo mire. Pese a esto, no todo era una celebración. Algunos críticos expresaron su descontento. Esperaban que tuviese cariz político, social y todas aquellas temáticas que caracterizaban a las antiguas canciones de Los Prisioneros El quiebre en el grupo, fue un quiebre también en el sonido, con la renuncia de Claudio Narea, que por ser parte importante de Los Prisioneros también significaba un pilar importante para el estilo pop más bien rockero. Entonces si “la identificación de lo auténtico requiere la representación consistente de los orígenes” (Bohlman en Moore, 2002, p. 213), la banda sin su guitarrista fundador perdía de alguna manera la autenticidad que los caracterizaba. Frente a este escenario, Jorge González abrazó las bases electrónicas y el álbum contaba con un avezado productor de primera línea. La crítica entonces reaccionó. Un escritor bajo el seudónimo Discóbolo: “sí perdieron ese sabor de autenticidad de otrora y están en un esquema más preconcebido y elaborado” (La Tercera, 28 de mayo de 1990, p. 50) y Freddy Stock en La Segunda llamaba a “replantear el rock perdido” . Mientras otros lo recibieron bien. El director de super45, Cristián Araya dice: “era un disco súper bailable, pero a nosotros no nos cayó tan mal porque ya éramos fans de New Order, ya éramos fans de Depeche Mode, Pet Shop Boys, y encontrábamos que era increíble que un disco chileno fuera tan actual”, Iván Valenzuela en tanto predecía en el Wikén que “el álbum se convierta con los años –aunque es prematuro decirlo sin la perspectiva del tiempo –en una pieza clave de la música pop chilena de la década”. Disco pop fundacional: Los procesos de un estilo musical forma parte de un proceso. La cultura de la basura ya tenía bases electrónicas en varias de sus canciones. Ya no es un coqueteo con lo electrónico, sino que su influencia y ejecución son evidentes. Esto más la actitud de Jorge González, su fuerte impostura de la voz, heredada del mundo del rock hacen de él un artista que utiliza un nuevo diálogo musical. Al ser un disco pionero hace que Corazones inicie otro tipo de diálogo con generaciones más jóvenes de músicos y se comience a construir una nueva continuidad de estilo (Negus, 1997, p.145). Entre ellos encontramos a músicos como Pedro Piedra, Gepe, Javiera Mena, Alex Anwandter o Dënver. Son directos en sus letras, no tienen pudor de hablar de amor ni menos de experimentar con cualquier estilo en particular y sobre todo escucharon el disco sin las construcciones sociales de la autenticidad rock de antaño. Como conclusión, con más de 20 años que nos diferencian con la publicación de ese disco, podemos ver que la identidad del grupo no estaba puesta exclusivamente en ser un trío rock contestatario, sino que tenía que ver con su capacidad de cambio, de movimiento, lo que se ve reflejado en la amplitud de Jorge González para experimentar con nuevos sonidos, haciendo lo que nadie espera que haga. En el primer hit de Los Prisioneros, cantaban que “los hippies y los punks tuvieron la ocasión de romper el estancamiento”. Con Corazones fue su turno, y sin duda que fue la mejor manera de sentar un precedente para una generación que tomó su música y su desprejuicio como bandera de lucha Reacción en la sala Terminé mi presentación, que incluía citas, fotos, y un extracto de “Estrechez de Corazón” incorporando la temática romántica (o de despecho más bien) y un argentino de la sala, me dice que se “le cayeron Los Prisioneros”, que para él el grupo era “no necesitamos banderas” y cosas así, y luego que si el sonido de Corazones no habrá tenido mucha injerencia Gustavo Santolalla, como queriendo quitarle la responsabilidad a sus héroes auténticos. El escritor también argentino, Sergio Pujol, me comentó esa noche lo divertido que fue aquella intervención y que su desilusión a ese disco de Los Prisioneros había justificado mi ponencia.