La visita del dúo canadiense Crystal Castles venía antecedida de una fama hecha a punta de buenas críticas, escándalos sobre el escenario, un show estridente y un personaje que se roba la película apenas sube el escenario: su vocalista Alice Glass.

Tras el éxito de ventas del show que se realizará hoy en el Teatro La Cúpula y que se agotó rápidamente, el dúo programó un concierto para el día anterior, en la Blondie. Hasta allá llegaron los fanáticos que -desde las seis de la tarde- hacían cola afuera del local, todo para que recién a la medianoche aparecieran los canadienses. Alice Glass subió al escenario reptando, acompañada de un par de botellas de Jim Beam, reafirmando su impronta de rockstar y dando inicio a un potente espectáculo que mezcló luces estroboscópicas y sonidos afilados, intercalados por los alaridos de la vedette de la noche.

Con la fanáticada en el bolsillo tras el primer par de canciones, Crystal Castles sufrió dos apagones durante el show que obligaron a hacer la misma cantidad de pausas. Arreglados los enchufes y con el público al borde de la desesperación, Ethan y Alice recobraron el tiempo perdido haciendo gala de la fama que se han ganado, él subiendo el volumen al máximo a los robóticos acordes y voces distorsionadas, ella subiéndose sobre la batería y saltando al público en incontables ocasiones.

El show se coronó con la vocalista perdida entre el público, repartiendo whisky y dando golpes de puño a algún calcetinero que -parece- estiró demasiado las manos. A pesar de las interrupciones, la banda completó un show cargado de los hits que fundamentan las buenas críticas que han conseguido tras dos exitosos álbumes, fans a punto del desmayo y un público general preguntándose aun qué fue todo el estruendo que tuvo lugar en una noche de martes bajo el asfalto de la Alameda. Los que vayan hoy, lleven sus tapones.

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