DIIV tocan este sábado a las 14:30 horas en el Ray-Ban Stage de Movistar Primavera Fauna. Aquí algunas razones para no perderse su show.

Al escuchar DIIV en vivo, aprecias algo que no es tan obvio en sus dos elepés a la fecha: el baile. La coordinación entre sus guitarristas para generar campos danzantes, acelerando el tempo de las canciones en estudio, sobre una base rítmica contundente, una batería de pocas piezas, genera un estado cinemático y luminoso.

Es una coreografía alegre y de pulsos electromagnéticos, cuyo músculo esencial es rock (kraut y post-punk especialmente), poniendo la mente en un estado meditativo cuyo horizonte son las nubes. Tal como nos enseñara con más agresividad Sonic Youth en su recorrido destructor. En cambio, DIIV solapa la distorsión, y la convierte en el fluido de un letargo de límites más blandos y abismos apenas indagados.

Los neoyorquinos son parte de la nueva camada de bandas que sigue explotando el manto poroso de lo que entendemos hoy por shoegaze, visto más como un estado anímico, y también una pose, que como una estética estricta, dictada por el reverb de sala, ora por la distorsión y delay de guitarras, o lo cavernoso de la mezcla.

En su performance, la banda juega con estilo: Zachary Cole Smith, líder y guitarrista, adopta la faceta más abstraída y cool de Kurt Cobain. Las letras, en cambio, no son clave en su contenido, sino más bien en su función sonora, desfasadas de la coreografía precisa de instrumentos.

Su show será uno de los primeros del festival (14:30 horas en el Ray-Ban Stage, entre Föllakzoid y Wild Nothing), y es una buena jugada para convocar público desde temprano, pues inyectará de energía cinética el ambiente.