Nuestro colaborador Tote Valenzuela estuvo en la primera edición del festival Puchuncahuín, que se llevó a cabo el pasado 13 de febrero.

Hace no muchos años el verano, para los consumidores de música en vivo, se limitaba a instancias como el Festival de Viña, el del Huaso de Olmué o todos su similares que, en mayor o menor escala, contemplaban casi el total de la oferta de música en vivo para los veraneantes. Actualmente, y como respuesta a la diversidad de escenas y seguidores de bandas locales, podemos encontrar nuevas instancias dispuestas a brindar al veraneante la “experiencia festivalera”, con la pulserita, los escenarios, el camping y los carros de comida. Y bueno, mucha entretención.

El fin de semana recién pasado, fue el turno de la primera edición del Festival Puchuncauín, realizado en el Parque Cachagua (quinta región), en las afueras de Maitencillo. El evento contó con la presencia de Astro, Los Tetas, Tunacola, Lasmala, Magaly Fields, Aguilas Paralelas, DJ Caso y DJ Carlomarco.

Ataviado por su veraneo, este cronista llegó al festival cuando el sol se ocultaba, y comenzaba la presentación de Astro. La banda liderada por Andrés Nusser deja en claro que saben lo que hacen, con un buen sonido, y a pesar de la herida sufrida por su vocalista en medio de la presentación -se cortó la mano con las cuerdas de su guitarra-, Astro logró imponer en el público el entusiasmo de hits como “Ciervos” o “Colombo”. Aún así, la banda comienza a mostrar un cansancio en el escenario: ya no exudan la energía que mostraban hace un año atrás, y esa avalancha de pop sicodélico ahora se siente más como una brisa.

tunacola

Tunacola sorprendió a quienes los conocimos siendo un dúo (Richi Tunacola y DJ Caso) con su formación actual de siete músicos, a decir: set de vientos, bajo, teclados, voces y percusiones. Con la contundencia de esa orquesta, la presentación adquiere otra consistencia y se transforma en una inyección de energía funky, donde Richi Tunacola, con la necesaria arrogancia, se hace cargo de su estatus de frontman, encendiendo la fiesta y moviendo sus hilos sin dificultad, con canciones entretenidas y muy bien acompañado por su movediza banda.

La noche culminó con la efervescencia de Los Tetas en su mejor versión, arrojando sin más un manojo de grandes éxitos. Para ellos no hay dificultad en lograr que el público coree los versos de “Corazón de sandía”, “Cha Cha Cha” o “La medicina”. El desenfreno lírico de Tea Time, la madurez y excelencias de Cee Funk y la minuciosa exactitud de Rulo —los históricos de la banda— les permiten entregar un show de alta calidad.

Como balance final, y teniendo en cuenta la dificultad que conlleva toda primera edición, cabe destacar la producción del evento, la organización y la programación de las bandas, en una compleja iniciativa, concebida con empeño y determinación. Es de esperar que festivales como Puchuncahuín sigan destacando y resignificando el valor de las bandas nacionales, aprovechando el fervor estival, para acercar la escena local a nuevas audiencias.

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Fotos cortesía de Zariri. La galería completa aquí.