En Super 45 estamos conmovidos con la muerte de el Duque Blanco. Aquí Pablo Meneses le dedica unos párrafos de despedida.

Despertar con noticias como ésta no es la mejor manera de comenzar la semana. Luego de 18 meses de una lucha contra el cáncer que había mantenido en secreto, David Robert Jones (conocido en el universo como David Bowie) murió ayer 10 de enero en su hogar de New York, rodeado de sus más cercanos.

Curtido en bandas como The Kon-Rads, Davy Jones and The King Bees y The Manish Boys, su carrera comenzó a despegar con la edición del single “Space oddity” en 1969. Desde ahí su carrera fue una constante reinvención estética y sonora que lo llevó a coquetear con géneros como la psicodelia, el glam, el soul y la electrónica, colaborando con mentes afines como Robert Fripp y Brian Eno, artífices de la “trilogía berlinesa” con que despidió los ’70.

En la década siguiente, sus discos solistas se resintieron por un excesivo apuro en la grabación, hecho que más de alguna vez reconoció en entrevistas, expresando sus deseos de volver a grabar placas como Tonight, Let’s dance o Never let me down, para darles el sonido que siempre debieron tener. Inquieto por naturaleza, no perdió oportunidad de continuar explorando nuevas formas de arte, actuando en películas como The hunger (Tony Scott, 1983) y Merry Christmas, Mr. Lawrence (Nagisa Oshima, 1983).

En 1989 volvió a trabajar en formato de banda con la creación de Tin Machine junto a Reeves Gabrels, Tony Sales y Hunt Sales, proyecto que se diluyó en medio de polémicas y desacuerdos con EMI records. Retomando su carrera solista, se volcó a experimentar con la música industrial, el drum n bass y la composición de soundtracks para cine y TV, hasta que en 2006 anunció que se tomaría un año sabático. En 2013, las alarmas se encendieron con el anuncio del lanzamiento de The next day, su primera placa con material nuevo desde Reality (2003), que fue recibida con el mismo entusiasmo por la crítica y los fans.

Retirado de los escenarios a causa de un infarto y sin dar entrevistas, se encontraba musicalmente más activo que nunca, grabando la música para la serie de TV The Last Panthers, supervisando el musical “Lazarus” , junto con editar el 8 de enero pasado el disco Blackstar, que en palabras del productor Tony Visconti, “fue grabado como un regalo de despedida para los fans”.

Es imposible evitar el nudo en la garganta al conocer esas declaraciones y hermanarlas con las enigmáticas imágenes del single “Lazarus”, en las que Bowie parece despedirse de nosotros, sabiendo lo que sucedería. Como siempre, un paso adelante del resto. Buen viaje, David. No te imaginas cuánto te vamos a extrañar.