Lo prometido es deuda, aquí está el reporte de nuestro corresponsal Jorge Acevedo para los shows que The Sadies y The Wave Pictures dieron hace unos días en Sala Azkena.

Fotos por Jorge Acevedo

Si hay una palabra de la que arrancar cuando se la escucha, esa es “honestidad”. Esas benditas 3 sílabas han generado imperios monetarios, articulado carreras de varias décadas y creado más posters y biografías de las que necesita el mundo. Vengas del centro mismo del Bronx, de la esquina más lluviosa de Seattle o de la fábrica de los Double-Decker buses; sólo basta con ser maravillosamente “honesto” para darle el plus novedoso a los mismos viejos acordes.

Pero tenemos un problema. Probablemente ese “bendito concepto” es lo que mejor define lo visto en la Sala Azkena de Bilbao en dos noches consecutivas. Algo de eso hay en presentaciones despojadas de artificios escénicos, pero pletóricas de buena música. En un par de bandas que, jugando con los elementos más básicos y old-fashioned posibles (algunas excelentes canciones, instrumentación acotada) dan muestra de solvencia, actitud e imaginación. A eso, no hay más remedio, que llamarlo honestidad. Aunque la imaginación del redactor quede al debe.

The Sadies (viernes 9 de marzo)

Ahí están esos trajes de seda. Y si son con motivos de colores encima, mejor. Utilizados una y otra vez (servidor apuesta que son los mismos que vio en Santander el año pasado), pero con la elegancia intacta. Como sólo un buen grupo de americana se puede presentar. Y algo de eso sabe el cuarteto canadiense que sube al escenario hoy. Si tienes dudas, pregúntales a quienes los han reclutado, de backing band, en los últimos 15 años. A saber: John Doe, Neko Case, Jon Spencer, Garth Hudson y, últimamente, un recién aparecido llamado Neil Young.

Pero lo que los motiva a recorrer las carreteras europeas en 2012 excede su probada capacidad de acompañamiento. En vivo, The Sadies son una banda de Country and Western, pero también una de Surf-Rock. Por no mencionar que podrían pasar por un excelente grupo de Garage, sino fuera por la pericia Rockabilly que exhiben sin mayores problemas. A fin de cuentas, son una gran banda de acompañamiento de sí mismos y  de sus nada de desdeñables habilidades compositivas (“What’s left behind”, “Lay down your arms”, “Cut corners”, “Another year again”).

Centrando el repertorio en New Seasons (Yep Roc, 2007) y Darker circles (Yep Roc, 2010), la pareja central de los hermanos Travis y Dallas Good (ambos en guitarra y voz) y ese metrónomo que forman Sean Dean y Mike Belitsky, en contrabajo y batería; buscaron 80 minutos sin descanso el equilibrio perfecto entre esa gama de estilo, de los que no parecen elegir ninguno.

Así, claramente no resiste el apelativo de “Alt-country” para definir a 4 tipos que hacen lo que se les place, lo arreglan bonito, sudan en el intertanto y te lo entregan como si no costase nada hacerlo. Y cuando ya piensas que es suficiente, sacan el violín, interpretan un número country portentoso como “Higher power” y cierran el local con un cover de Love. Como para pedirles el teléfono y contratarlos para tu matrimonio.

The Wave Pictures (sábado 10 de marzo)

Ahí está esa ropa de ocasión. Que nos dice: acabamos de llegar de la ciudad vecina y, ojo, que nos espera el pueblo siguiente. Pero, no preocuparse, que aquí les trajimos un puñado de buenas canciones (de esas que nos sobran en el equipaje y en nuestra decena de discos). Claro que comencemos temprano, que debemos partir raudos, si no se nos va el bus…

Y así como empieza, rápidamente termina un concierto del trío inglés. En apretados 70 minutos, el anti-power trío expone sus bazas (inteligentes letras, variedad estilística, minimalismo sonoro) desde el primer segundo. Acá no hay nada que parezca artificio, ni para bien, ni para mal. Sí, señor, al lado de The Wave Pictures, The Sadies parecen U2.

Aclaremos, nadie se vio con cara de estafado, ni mucho menos. Ahí estuvieron “Little surprises”, “Just like a drummer”, “I love you like a madman”, el instante de protagonismo del batería Jonny Helm con “Now you’re pregnant” y todo lo que se puede hacer cuando se revuelven las cenizas de The Modern Lovers y Violent Femmes con gracia, estilo y espontaneidad.

Y de eso último van bastante sobrados los Wave Pictures, cuando dejan de lado los pequeños detalles de vientos y teclados de Instant coffe baby (Moshi Moshi, 2008) o Beer in the breakers (Moshi Moshi, 2011) y, manteniendo el esqueleto de las canciones (ese que contenta, tanto al fan de The Wedding Present como al viudo de Hefner) logran mantener la sonrisa de los 150 espectadores. Aunque las letras vayan de lo agridulce a lo derechamente tristón y pongan algún gesto de duda cuando las escasas piezas lentas y con más desarrollo instrumental (“Beer in the breakers”) no sean tan bien resueltas en vivo.

Para un grupo tan consciente de sus limitaciones como David Tattersall y sus amigos, no hay problema. Despachan una canción tras otra, incluyen algunas del aún inédito Long black cars (Moshi Moshi, 2012), hacen el guiño a sus anfitriones con una cara B aparecida en la última edición de Rockdelux, cambian el guión cuando se corta una cuerda del bajo de Franic Rozycki y, en general, se lo pasan bien, sin morir en el intento, ni despeinarse en ello.

La verdad, nada despeina mucho a The Wave Pictures que así, jugando las mismas cartas de Hefner (esa inteligente simpleza disfrazada de amateurismo), contentan a otro público en su propio “neverending tour” ¿Dónde me dijiste que era la tocata mañana?