El próximo sábado 1 y domingo 2 de abril se realizará la séptima versión del Festival Lollapalooza Chile y en Super 45 estamos haciendo una cobertura especial.

Alex Anwandter ha armado su carrera en torno a fricciones. Desde sus inicios con Teleradio Donoso -con el disfraz de rock independiente a cuestas, pero impulsado a través de la maquinaria de la SCD-, hasta Amiga (2016) -su trabajo en el que reivindica el discurso queer, en un mundo cada vez más hostil hacia las minorías-, todo lo construido por Anwandter a lo largo de 10 años de carrera, parece estar siempre en conflicto con algo. Su reciente participación en la Cumbre del Rock también fue testigo de estas fricciones: sobre el escenario, Anwandter dijo que el rock “era un club de hombres”, lo que le valió críticas y aplausos por partes iguales.

Por supuesto, Anwandter sabe esto y no lo oculta. Armado de un conjunto de sólidas canciones pop, se ha convertido en portavoz (y centro de atención) de una generación que busca ser melancólica, romántica, bailable e incendiaria a la vez; mismos atributos que permiten calificar sus canciones. No es de extrañar que, para subrayar aún más estas fricciones que se establecen en esta generación, haya decidido subirse al carro del cine con Nunca vas a estar solo (2016), una película basada tangencialmente en el caso de Daniel Zamudio, donde Anwandter no solo cumplió la función de director, sino también de guionista, montajista y musicalizador.

En esta búsqueda insaciable por convertirse en un referente generacional, tanto en lo musical como en lo discursivo, Anwandter parece olvidar que la suya es una posición privilegiada (cada vez que alguien le afronta su origen social, no encara, sino que se va por la tangente); que sus primeras canciones tenían dudosos homenajes (“Bailar y llorar” parecía un calco de “Love is the drug” de Roxy Music); o que su conflictiva personalidad le puso trabas a su carrera en algún momento (el fin de Teleradio Donoso, con agudas descalificaciones de su entonces manager, fue un momento para olvidar). Pero ese olvido se ha convertido también en su fortaleza: ha decidido centrarse en lo que hoy es importante; en las demandas que se escuchan en la calle; en el claroscuro que significa vivir en Chile; en apuntar sus dardos a los políticos, las instituciones, el Estado (‘prendamos fuego a La Moneda’); en proteger su identidad artística; y en crear himnos de batalla para la pista de baile.

Porque si algo sobrevive a estas fricciones, son sus canciones. Alex Anwandter, el agitador político de la escena independiente nacional, es también uno de los compositores de singles más capaces de los últimos diez años. En cada disco en el que ha participado, más que elaborar una idea conceptual, Anwandter entrega píldoras de pop condensadas en 3 minutos y medio. Suyas son las maravillosas “Amar en el campo”, “Siempre es viernes en mi corazón”, “Tormenta”, “Eres mi persona favorita” y esa bomba que es “¿Cómo puedes vivir contigo mismo?”. Canciones que perduran más allá que cualquier crítica que caiga sobre Anwandter y sobre todo, canciones que resisten y sobrepasan el ego del propio Anwandter. Como en cada gran músico de este siglo, eso es lo único que importa. Y este Domingo 2 de Abril, también será lo único que importe.