Omar Souleyman @ La Cúpula: Maestro de ceremonias Rodrigo Herbagemarzo 9, 2015BlogConciertosDestacados0 Comentarios Fotos: Rodrigo Ferrari Tras una prolífica carrera como cantante de bodas en Siria y más tarde bajo el alero de Four Tet, Omar Souleyman se presentó por segunda vez en Chile tras su debut en el Primavera Fauna del año pasado, para seguir presentando Wenu Wenu (2013), trabajo lanzado por medio de Ribbon Music, conquistando escenarios de festivales internacionales de la talla de Glastonbury y All Tomorrow’s Parties. En esta ocasión, la Cúpula del Parque O’Higgins inauguró la jornada con Inti Kunza en las perillas y el acto de apertura de Cholita Sound, el proyecto electro-tropical de Cathy Purdy, ambos esmerándose en romper el hielo con los espectadores, quienes pasado la medianoche recién se atrevieron a posar sus pies en la pista de baile al interior del recinto. Con una configuración minimalista y un leve retraso, en el escenario Rizan Sa’id comienza a enseñar sus dotes con el sintetizador, abriendo paso a Omar, quien con su look típico (gafas, bigote hirsuto y pañoleta) comenzaba a entusiasmar a los presentes. Los problemas técnicos que aquejaban a su acompañante se encargaron de sabotear aquellas intenciones, aunque para su suerte, tras unos minutos se arregló todo para comenzar el espectáculo como se debe. El show tuvo momentos álgidos con la participación de la comunidad siria-chilena, quienes prácticamente se robaron la película durante un par de canciones subiendo al escenario a bailar y agitar con ímpetu la bandera de su pueblo. Cuando se pensaba que vendría la calma tras su retiro del escenario, el sintetizador nos anuncia la llegada de “Warni Warni”, el enérgico single que motivó un desenfreno lo más parecido a una celebración de bodas en tierras árabes, indiscutiblemente el punto más fuerte del show. Durante aproximadamente una hora, Omar mostró lo que sabe hacer: animar al público al ritmo del Dabke, que a base de potentes percusiones programadas y un teclado sin respiro, contrastaban con la austeridad de Omar, siempre calmo atravesando el escenario de punta a punta para incentivar las palmas y el fervor del público. A pesar de la enorme distancia geográfica con medio oriente, Chile no ha sido ajeno a su cultura pop (cómo olvidar a Tarka), y no deja de ser menos impresionante que tras el imaginario construido por el mundo post 9/11, Omar se haya tornado una especie de ícono pop reivindicando sus tradiciones arábicas y reescenificándolas en los distintos rincones del mundo. Fotos: Rodrigo Ferrari