Pedropiedra en vivo
Cripta y muerte en Club Chocolate
Jueves 14 de junio

Fotos de Rodrigo Ferrari

“Cripta y muerte” fue el nombre escogido por Pedropiedra para su concierto del pasado jueves 14 en el Club Chocolate, para cerrar la etapa de sus dos primeros discos Pedropiedra (2009) y Cripta y vida (2011). El sentimiento de despedida se mantiene latente durante el concierto de hora y media donde repasa casi la totalidad de sus canciones, incluyendo “Mr. Guantecillo” de 31 Minutos y un cover de Los Pericos.

El concierto estrella parte con una electrónica “Obrero mundial”, en la que destapa la mascota que lo acompaña durante la noche: un perro espacial diseñado por Álvaro Izquierdo, al que bautizó como “Cristóbal”. La velada sigue con “Oh, oh” y la llegada de tres coristas en trajes al estilo Halloween, una estética que ha adornado toda la etapa Cripta y vida.

Salta con “Hacia el vacío” y “Si somos salvajes” del primer disco, dándole un sonido soul a esta última con trompeta y saxofón y la canción gana con todo. Lo mismo que “Cuarto oscuro”, una lenta melodía que aquí adquiere un ritmo más acelerado y luminoso o una versión reggae de “Sol mayor”. Luego anuncia “Forever young”, y está lejos de engañar a todos, porque no es un cover de Rod Stewart, sino que un tema inédito, que trae pop alegre con un guiño al grupo sesentero argentino Los Gatos y está llena del ingenio que caracteriza a las composiciones del cantante.

A medida que pasan los minutos y las canciones, sin pausa alguna, el sonido se va tornando más estridente, con varias distorsiones en que se infiere una atmósfera apocalíptica. El público reacciona bien a los solos de guitarra ni que estuviera a fines de los ’80 en un concierto glam.

Más cerca del final vino la nostalgia y la tristeza en “Historias de terror”, donde la canción suena como siempre debió hacerlo: pausada y triste ante la realidad cruda que denuncia. Esto para dar pie a la canción final: “Ayayayayay”, con toda la banda reunida alrededor suyo, haciendo cantar al público y pidiendo palmas. Se notaba esa tónica de nostalgia y de tristeza que caracteriza a las despedidas. Tras ese momento Pedropiedra se va, consolidándose como un rey del pop en los escenarios santiaguinos.

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