Último despacho de Gonzalo Aylwin desde Barcelona.

Fotografías por Toni Rosado de Scanner FM.

Ya en la entrada del Parc del Fòrum se advertía que la tercera y última de las jornadas principales del Primavera Sound 2013 iba a ser diferente. Otro era el carácter de los fans que llegaban en masa al festival: un público más adulto, quizás más entendido en música, que no iba sólo a beber cerveza y quedar tumbado sobre una mesa o rincón del recinto, sino que a disfrutar de un día especial, el cierre a una edición que arropó a más de 170.000 almas primaverales, cifra récord según datos oficiales.

La no presentación de Band of Horses (no pudieron volar a Barcelona por problemas climáticos), que era una de las bandas llamadas a triunfar aquel sábado 25, condicionó un poco el plan establecido para ese día. Conocido ese percance, quienes abrieron la hoja de ruta del día fueron unos chilenos, La BIG Rabia. Invocando literalmente su nombre, el dúo de Sebastián Orellana e Iván Molina desató en el escenario Adidas Originals un rock marcado por un sonido rabioso y ruidoso que hizo disfrutar a un pequeño puñado de fans chilenos que los apoyaron entusiastamente. Aunque fueron pocos, público había.

Alejada del tono sombrío imperante aquella jornada fue la presentación de Perrosky en el Adidas Originals. Con un poco más de ruidosos fans que sus predecesores, los hermanos Gómez aprovecharon hasta el último minuto para descargar energías sobre el cemento catalán y dejar a más de un extranjero sorprendido que pasaba por el lugar. Mientras algunos bailaban, otros ponían cara de “que interesantes”, además de varios que se asomaban y se quedaban unos minutos confirmando en sus programas de quienes se trataban. Una buena actuación que pudo tener más público, pero que rindió.

Junto con las dos bandas nacionales, otro condimento chileno que tuvo presencia en el PS 2013 fueron un par de stands con música y libros sobre la música del fin del mundo. Mientras hubo sol en las tres jornadas del festival, público no faltó por esos espacios. Más de algún curioso se mostró interesado, en especial latinoamericanos.

Volviendo a los escenarios grandes, los que resultaron más beneficiados por la ausencia de uno de los más de 150 grupos que pasaron por el Fòrum fue Dead Can Dance. Uno se pregunta cómo diablos hace una banda para crear tal atmósfera de sinergia espiritual y lograr el grado de misticismo como lo hizo esa noche el grupo australiano sobre el escenario Ray Ban. Aquel, fue testigo y confirmante de que los elogios que se llevó la agrupación tras su gira, que contempló incluso Santiago el año pasado, no eran casualidad.

Con un largo traje negro muy del estilo Star wars, Lisa Gerrard deleitaba al respetable con un estilo sopranesco impresionante, llevando incluso a varios a hacer desaparecer de sus oídos los lejanos sonidos de los escenarios adyacentes con su performance. Mientras, Brendan Perry con su voz y guitarra, imponía un tono lúgubre que más que atemorizar, entumecía una helada velada. Bastante oscurantismo que pretendía continuar durante la noche.

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Pero tenía que haber algo que rompiera con fuerza una noche de oscuros sonidos, y los encargados fueron los raperos de Wu-Tang Clan. A punta de una innumerable cantidad de “mother fuckers”, los neoyorquinos instalaron la fiesta en Barcelona. Sobre el escenario Primavera los seis miembros del grupo se desafiaban como si estuvieran en una esquina del Bronx, y eso lo traspasaban al público que, con algo de timidez, se fue involucrando en el juego que proponían los norteamericanos: harta palabrota, mucha mano arriba de la cabeza y mucho brinco imparable. Fue una fiesta de hip hop la de ellos, necesaria y que se agradece.

Como un cardumen incontrolable, el público comenzó a trasladarse al escenario Heineken donde se presentaba el bueno de Nick Cave and The Bad Seeds. El público mayor que daba cuenta al inicio, no dejaba espacio a la duda de que el rey de la noche iba a ser él.

Demás está decir que el australiano es un señor, una bestia arriba del escenario. Se las sabe por libro, de hecho él mismo es el autor de aquellos susurros y voz profunda que envolvió la noche como si estuviéramos entre tinieblas. El comienzo tenebroso con “We no who U R” dio paso con los minutos a ráfagas potentes como “The wipping song”, para rematar poco menos de una hora de concierto con brisas tenues como “Stagger Lee” y “Push the sky away”.

A pesar de que gran parte del público estaba en el Heineken, Camera Obscura se dio maña para llenar ee escenario Ray-Ban. Ya viejos representantes del indie pop, tiraron sobre la mesa gran parte de su gama de éxitos a cargo de la inconfundible y dulce voz de Tracyanne Campbell, lo que se tradujo en un exitoso paso por Barcelona que se presagiaba difícil ante el ciclón Nick Cave y sus compipas.

Para rematar una noche lúgubre, qué mejor que My Bloody Valentine, quienes desde el inicio ensordecieron oídos con “I only said”, seguidos por “When you sleep”, dos sandías caladas para entrar con todo. Aprovecharon también de presentar algo de ese rico sonido de M B V, su nuevo disco con “New you” y “Only tomorrow”, llevándose las palmas del respetable. El aturdimiento corrió al final por cuenta de “You made me realise”, el que dejó a los fans más agotados listos para un largo dormir. Fue el cierre de un festival que batió récords de público y que ya inició su cuenta regresiva para el 2014 con el primer artista confirmado: Neutral Milk Hotel.

Revisa el reporte del día 1, aquí y el día 2, acá.

Más fotos de Primavera Sound 2013 en la cuenta de flickr de Scanner FM.