Public Image Ltd.
Club Blondie, Santiago. 14 de agosto 2016
Fotos: Cristian Soto – Blondie

En un año en que -como pocos en lo que va de la década- la cantidad de bandas ilustres tocando en escenarios nacionales ha copado la agenda (haciendo temblar la billetera en el proceso) el debut de Public Image Ltd. en Chile vino a saldar una deuda pendiente hacía mucho tiempo. La banda en donde Johnny Rotten volvió a ser John Lydon venía a presentar su último disco, el más que digno What the world needs now… (PiL Official, 2015), y la noche del domingo 16 había ganas de comprobar en carne propia los reportes de presentaciones previas en Uruguay y Argentina donde se hablaba de shows demoledores, donde la decadencia no tenía permitido el ingreso.

Tras una espera más larga de lo habitual, llevadera gracias a las canciones de Talking Heads, The Cure, Gang Of Four et al. pinchadas por el DJ de la sala, uno a uno salieron los músicos a escena, junto con el pintoresco manager/asistente -una versión civilizada de Begbie, el psicótico de Trainspotting- dejando al maestro de ceremonias para el final. Cuando la hipnótica base rítmica de “Albatross” iniciaba el trance, el rey sin corona del punk apareció para tomarse el escenario e iniciar algo muy parecido a un ritual colectivo, en donde había tanto espacio para el trance como para el pogo más desenfrenado.

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Aunque entre el público alguien se rompía la garganta llamando a Lydon por su antiguo apodo, y otra persona se esforzaba por sostener en alto un sticker con el logo de Sex Pistols, nada hubo de la banda más nihilista de la generación del ’77 y ni falta que hizo: Con un set armado en base a placas como Public Image (First Issue), Metal Box, This Is What You Want… This Is What You Get, el famoso “Disco genérico” de 1986 (que cambia de título según el formato), Happy? o los más actuales This Is PiL y What The World Needs Now… cada nueva canción era un bombazo que hacía difícil convencerse de que solo habían cuatro tipos sobre el escenario. Lydon, generoso como buen líder, otorgaba espacio a sus acólitos para mostrar lo que saben, dándoles nuevas vueltas de tuerca a clásicos como “Religion”, alargada a más de 10 minutos de intensidad con mini performance anti eclesiástica incluida, en donde presentó a Lu Edmonds (guitarra, bouzouki) como “Jesús, que viajó desde Argentina para tocar en Chile”, y al baterista Bruce Smith junto al bajista Steve Firth como dos arcángeles. Que nunca falte el humor.

Tras una apoteósica versión de “Rise”, el grupo se retiró al backstage, volviendo a los pocos minutos para el bis. Lo que había sido una noche impecable hasta ese momento, fue empañada momentáneamente cuando un pobre diablo tuvo la mala idea de lanzar una botella de cerveza que estalló en plena frente de Lydon, provocándole un corte y deteniendo el show por un tenso momento. Mientras el manager pedía al público que identificaran al agresor -a esas alturas, acorralado y recibiendo un correctivo grupal- el frontman mostró una vez más todo su oficio: En lugar de dar por concluido el concierto, dedicó unas palabras al agresor, improvisó un turbante con una toalla y anunció que todo continuaba para dar paso a una arrolladora versión de “Public image”, seguida de “Open up” (single de 1993, grabado junto a Leftfield) fusionada con “Shoom”, que sirvió para cerrar un concierto inolvidable, para bien y para mal.

Conversando después con amigos, mientras intentábamos asimilar lo sucedido, la conclusión fue obvia: Más que un sonido, el punk es una actitud y Lydon junto a su séquito nos dieron una clase magistral, nunca mejor resumida en la frase que sirvió como despedida: “Hacemos esto porque lo amamos. No más industria de mierda, no más discográficas. Solo PiL.”. Ahí queda eso.

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