En las últimas semanas nos hemos visto envueltos en una serie de confirmaciones de gran impacto en la oferta de conciertos y festivales que se están preparando en nuestro país.

Quizás más desapercibido, indudablemente menos mediático, pero no menos interesante, es la visita que este viernes 28 realizará la banda neoyorkina Blonde Redhead en el Teatro La Cúpula, cita que posee todos los merecimientos para transformarse en un evento de carácter único.

Hemos querido alistarnos de la mejor manera y dar algunas de las razones por las que no debes dejar pasar esta oportunidad.

Texto por Roberto Doveris y Rodrigo Jara

Blonde Redhead, banda liderada por Kazu Makino y los gemelos Simon y Amadeo Pace, es de esas extrañas bandas que en estudio poseen una elaborada capa de arreglos y de efectos atmosféricos, que hacen pensar que el directo podría ser difícil de sortear ante tanta producción sonora.

Sin embargo, cada presentación en vivo que realizan demuestra precisamente todo lo contrario: se trata de una banda sólida, con un sonido impecable y con una obsesión por los detalles tanto o más grande que en los discos.

Esta perfección sonora del directo del trío, nacido en Nueva York hace casi veinte años, proviene sin duda de la particular dualidad del perfil de la banda. Mientras los gemelos fueron formados en la academia, la japonesa posee una relación más directa con la escena under noventera y es allí donde comienzan a desarrollar su carrera.

Es así como siguen los pasos de la psicodelia rockera de la época en Blonde Redhead (1995) y La mia vita violenta (1995), donde predominaban las guitarras rasgadas, las voces distorsionadas y una fuerte influencia del Noise. Sin embargo, ya en estos primeros lanzamientos podía verse una fascinación por las melodías, por las pedaleras y por una cierta inclinación atmosférica que sería conducida más tarde hacia el rock alternativo y el Nugaze.

Sus discos con Touch and Go Records, Fake can be just as good (1997), In an expression of the inexpressible (1998) y Melody of certain damage lemons (2000), han dejado la parodia psicodélica algo de lado, ingresando a una zona brumosa tan desoladora y nostálgica que los posicionará como una banda de rock desgarrada y romántica, que no teme yuxtaponer la dulzura de las voces y las melodías de Makino, con las rudas baterías, siempre ingeniosas, y la vena rockera que los instalará como la contraparte más experimental del indi-rock de finales de los ’90.

Sin embargo, es con Misery is a butterfly (2004), primer LP que editan bajo el sello 4AD, que Blonde Redhead da un paso definitivo hacia el romanticismo sonoro que los caracterizará hasta hoy. Pero el corte no sólo se produce por el cambio de casa discográfica, sino que también y sobretodo por el accidente a caballo que sufre Makino, que la lleva a escribir “Equus”, pieza clave en el cancionero de la banda, que describe a la perfección cómo se relacionan desde el presente con una herencia punk conservada de manera solapada, pero siempre latente, más en la actitud para vocalizar que en la música propiamente tal.

Finalmente con 23 (2007), una joya excepcional de la década recién pasada, y Penny sparkle (2010), el más reciente disco de la banda, es cuando la veta Shoegaze, que siempre estuvo presente, se vuelve un referente obligado a la hora de comprender al grupo. No se trata de una influencia directa que se actualiza sin más, por el contrario, las piezas de 23 parecen una perpetua lucha entre los referentes, haciendo de los movimientos una suerte de tormenta sin tregua, como ocurre en la tensión irresuelta de la canción que le da nombre al disco.

Una lucha entre batería, guitarra y voz que encuentra quietud en las enrarecidas y nubladas atmósferas producidas por teclados y filtros, que abren también un espacio para el dream pop. Y este parece ser el tono protagonista de Penny sparkle, evidentemente más cerca de la electrónica y del Nugaze, un disco de atmósfera más que de melodía, más sofisticado y menos desgarrado, preciosista en esencia.

No cabe duda que se trata de una banda que durante veinte años ha ampliado estilos y tendencias, volviéndolos propios. Sus directos, por lo tanto, se enfrentan a la difícil tarea de contener todas estas vetas experimentales que tanto los caracterizan, y por la que se mueven como en su propia casa. Algo que sólo puede resultar bien con una ejecución virtuosa y que podremos presenciar en vivo este viernes 28 de Septiembre. (Roberto Doveris)

Más razones y algo de música. Por Rodrigo Jara

-Porque el trío formado por la japonesa Kazu Makino y los hermanos gemelos italianos Simone y Amedeo Pace llevan una historia de casi 20 años, donde su música ha ido en constante evolución, partiendo de aquellas primeras referencias noise de Sonic Youth hasta llegar actualmente a un pop pasmosamente elegante, más introspectivo, discreto y sutil, poblado de bases electrónicas, pero indudablemente más complejo.

-Porque no es casualidad que en aquellos caóticos primeros meses de vida, llamaran la atención de Steve Shelley, baterista de Sonic Youth, y terminara convirtiéndose en el productor de su primera placa.

-Porque ser llamados a ser parte de 4AD, uno de los sellos independientes más importantes de la cultura actual, no es una mera casualidad y debe sentirse como una consecuencia del potencial innegable de la banda.

-Porque sus letras dan espacio a una serie de emociones, que terminan comprometiendo y sintonizando los estados emotivos de una intensa y atormentada Kazu Makino con su público.

-Porque se dan la oportunidad de interpretar 23, el disco que los consagró como una banda de culto dentro la cultura independiente actual, y que a pesar de las complejidades de su estructura, terminan siendo interpretadas con agradecida certeza.

-Porque vienen promocionando su última producción Penny sparkle, una obra llena de matices pop, que cada vez que la vuelves a escuchar terminas descubriendo o reinterpretando sentimientos antes ocultos.

Si estas razones de peso no son suficientes, estamos seguros que las siguientes canciones te convencerán.

“Misery is a butterfly”, de Misery is a butterfly (4AD, 2004)

“23”, de 23 (4AD, 2007)

“Black guitar”, de Penny sparkle (4AD, 2010)