Llegamos a la tercera entrega y final de nuestro reporte Primavera Fauna 2012, aquí parte de lo mejor del festival: Lindstrøm, Dinosaur Jr., Jorge González, Pulp y más.

Fotos de Rodrigo Ferrari

Lindstrøm (19:30 escenario Djs)

No sabíamos si Lindstrøm iba a presentar un Dj set o un show en vivo, como se había prometido en los días previos al festival. Para ser justos, lo cierto es que el noruego mostró un soberbio set en el que reconstruía sus propios temas, dándoles nuevos giros y sorprendiendo a más de un bailarín. De lo visto en la Pool Party esa jornada, Lindstrøm se instaló fácilmente como el invitado más fino, vanguardista y elegante. (Gabriel Pinto)

Dinosaur Jr. (20:00 escenario internacional)

El pesado viento costero de la tarde y un sonido rudimentario, sin muchos matices, afectó en parte la actuación de Dinosaur Jr., que igualmente supieron estar a la altura de su leyenda. Quienes disfrutaron el concierto en primera fila se lo pasaron en grande con clásicos obligatorios como “Little fury things”, “Freak scene” o “The wagon”, pero la calidez y desenfreno de su sonido perdía contundencia y nitidez al alejarse del escenario. Una lástima, especialmente teniendo en cuenta su maravilloso show de la noche anterior en el Centro de Eventos Cerro Ballavista, ex Oz. (Walter Roblero)

Surtek Collective (21:00 escenario Djs)

Tan chocantes como sus mutantes beats y secuencias (que se pasean del reggaeton al techno), es el contraste que provocan Uwe Smichdt y Vicente Sanfuentes sobre el escenario. El primero, apenas se mueve mientras presiona un botón por aquí y gira una perilla por acá. El segundo, salta, canta, grita y se contorsiona mientras el espíritu de James Brown se apodera de él. El público ve esto y reacciona de la única manera posible: bailando. (Gabriel Pinto)

Clap Your Hands Say Yeah! (22:10 escenario internacional)

En los años ’50 se culpaba al demonio por la mala influencia del rock and roll. Con Clap Your Hands Say Yeah! ciertamente aún mete la cola. Los de Brooklyn nos contaron que iban a estar escuchando a varias bandas antes de tocar. Los vimos cerca del escenario con Bonde do Rolê y caminando alrededor de las piscinas, luego tuvimos que esperar bastante para que abrieran su show con “Satan say dance”, extraído de Some loud thunder, su segundo disco.

Más tarde deslumbraron con sus clásicos de la década de los naughties “The skin of my yellow country teeth” y “Upon this tidal wave of young blood”, porque no hay manera de no bailar con esas guitarras rápidas, esa voz de Alex Ounsworth que chilla y que se desgarra, sin necesidad casi de hablar entre una canción y otra.

La timidez del vocalista se trasluce mientras canta con los ojos cerrados canciones como “Goodbye to mother and the cove” (uno de sus momentos más conmovedores, por lo demás). No vienen a hacerse los simpáticos, ni a interactuar con el público más allá de mostrar su música que es una muralla de sonido ruidosa. Imposible no aplaudir y gritar yeah con voz desgarrada. (Macarena Lavín)

Jorge González (23:05 escenario latino)

Jorge González cerró el escenario nacional de Primavera Fauna con una presentación sobria, emotiva y precisa del disco Corazones, probablemente el disco menos comprendido de Los Prisioneros. Quizás porque sus hits hasta se corean con dolor, el disco de 1990 fue recibido con la timidez propia de un momento político confuso y adolescente, poco dado a admitir penas de amor. El sanmiguelino actuó reordenando las nueve canciones del álbum y actualizándolas gracias a las percusiones y efectos de Uwe Schmidt.

“Amiga mía” abrió los fuegos como de costumbre, con un público respetuoso que copó el ala oriente del recinto y con un Jorge González más conectado que nunca con un público que coreó cada momento de la presentación, pese a la inminente presentación de Pulp en el escenario contiguo. Acompañado además por Cecilia Aguayo -otra injustamente incomprendida en la historia de la banda- no hizo un ejercicio de memoria o de trivia descontextualizada, sino que conectó al público presente con un espacio creativo particular y brillante, gracias a las fórmulas probadas (“Estrechez de corazón”, “Tren al sur”), pero particularmente gracias a esos instantes tensos, que tuvieron en “Cuéntame una historia original” y “Es demasiado triste” dos de los momentos más interesantes de todo el festival.

Mientras La voz de los ochenta le disparó al pecho a la década de las zampoñas y el vino navegado, Corazones fue el canto del cisne de la banda de rock más importante que haya existido en las últimas décadas. Jorge González, vigente y en forma, de alguna manera regaló también un trozo de esos dolores que le dieron forma a Corazones. Reconciliado con ese pasado, y particularmente agradecido por la oportunidad de mostrarlo en público, González además nos llenó de guiños que de pronto explican no sólo la dimensión de un disco que sigue sonando vigente, sino la potente influencia sobre varios de los músicos que amenizaron la jornada sobre ese mismo escenario. Mostrar un disco como este se va a quedar con nosotros así como se quedan esos recuerdos borrosos de amores confusos que nos prenden las luces del camino. Como toda estrechez de corazón. (Claudio Ruiz)

Pulp (00:00 escenario internacional)

La espera terminó. Nunca pensamos que veríamos a Pulp en vivo, una vez que se separaron. Ahí estábamos todos luego de un largo día, expectantes. Entonces se apaga todo y una cortina musical usando la base de “Common people” nos pone nerviosos a todos. Se prenden de azul y rosado una a una, las letras con que se deletrea Pulp, que todo el día habían estado ahí, desconectadas.

Como en toda la gira abren con “¿Do you remember the first time?” y Jarvis Cocker se acuerda de la primera vez en Chile, nombra el Teatro Caupolicán. “Estoy un poco corto de respiración, así que me voy a dedicar la siguiente canción. Aquí va ‘Help the aged’”, dice provocando las primeras risas del público.

En un vaivén que incluyó desde la invitación al baile de “Disco 2000” , “Sorted for E’s & wizz” o “Babies” (con Jarvis en modo chileno diciendo “guagua, guagua”, para la posteridad), hasta la deprimente “Live bed show”. Porque Pulp no sólo muestra su lado luminoso, también su careta más oscura y fascinante que es “This is hardcore” y su precursora “I spy”, para cerrar con “Common people”, el himno noventero que trascendió todo el brit pop y a Pulp como su banda más inteligente y atractiva. En más de una hora y media no sólo nos dieron un show preciso con humor, baile y hits a la vena, sino que tras una larga jornada de bandas increíbles, Pulp demostraron que a través de su sonido y como performers habían sido los mejores. (Macarena Lavín)