Estuvimos en la estupenda charla de la periodista y autora estadounidense Jessica Hopper en el marco del festival Ruidosa. Ex-editora de Pitchfork y actual editora de MTV, habló de su visión de ser escritora musical, desde su primer fanzine en los 90, hasta sus experiencias de aprendizaje en estos días, por medio de una interesante conversación junto a la destacada periodista Marisol García.

Foto: Rosario Oddo, extraída del Facebook de Ruidosa

Como periodista, Jessica Hopper fue capaz de valorar a esa adolescente fan como tal en vez de burlarse, ya que la obsesión por un grupo conlleva una expertiz y conocimiento acabado, que no todos tienen. Eso la hace inmensamente especial. No me gusta nada escribir en primera persona pero hay veces que uno debe salirse de eso y contar cosas aunque sea necesario exponerse. Ir a Ruidosa provoca una catarsis, la cual debe salir por algún lado.

Yo era una quinceañera obsesionada con Nirvana, por ejemplo. Era fácil, porque en 1994 y 1995, debido a la reciente muerte de su líder Kurt Cobain, lo hacía digno de reportajes amorosos en revista Cosas; hasta rutas de viaje por Seattle, su ciudad, en la Revista del Domingo; y artículos meramente musicales en otras publicaciones como la difunta Rock & Pop. Yo solía comprarme bootlegs y postales en tiendas escondidas de Viña, etc. Vi decenas de veces el documental Live tonight sold out sobre Nirvana, aprendiendo sobre la ideología DIY. No me vestía como “señorita”, usaba camisetas blancas y camisas de franela y no tenía idea de maquillarme. Era monotemática con el el punk y el grunge, o lo que fuera. Así que me hacían bromas. “Si te robaran ¿qué te dolería más? ¿Tus CDs o tu ropa?”. Yo era niña y no tenía permitido que me gustara el rock con esa intensidad.

Tengo casi 37 años y a mediados del año pasado cumplí una década siendo periodista musical. No podría haber hecho otra cosa. Me han dicho varias veces: “elegiste un camino difícil, solitario”. Y debo reconocer que lo es.

En la industria hay más hombres, tanto en los medios musicales, en los circuitos tanto de rock, como del indie. Hay estudios académicos sobre análisis de prensa rock que así lo destacan (Laing, D., 2006, “Anglo-American music journalism”; McLeod, 2001, K., “A Critique of Rock Criticism in North America“; Gudmundson, G., Lindberg, U., Michelsen M., and Weisethaunet, H, 2002, Pop Music and the press; Karja, A., 2006, “A prescribed alternative mainstream: popular music and canon formation”).

Es verdad, somos pocas en el rubro y a veces se hace cuesta arriba. Hay ambientes laborales donde hay completo control cómo tu pieza debe ser publicada; o si eres cantante, cómo debe sonar tu música. “Toca más despacio, más amable, sonríe”. Si ya estás ahí en la escena, cubriendo como periodista o tocando en una banda, es muy poco cool pedir ayuda, no se puede tratar de hacer las cosas, si no que hacerlo. La lucha es parte del romanticismo del punk, del DIY, pero una queda exhausta al final.

Jessica Hopper llega para contenernos y defender nuestra manera de afrontar esta profesión que compartimos. Dice por ejemplo, que para escribir sobre este tema está bien ser confesional, emocional e intensa y que la vulnerabilidad que tenemos debe ser nuestro principal activo, porque es el motor en que vemos las cosas para luego crear, registrar o poner algo en papel.

uno de los libros de la autora

Uno de los libros de la autora

El análisis de Jessica Hopper, que ya lleva 20 años activa en esta área es muy acogedor. Como mujer no podemos esperar que las estructuras patriarcales y actitudes machistas cambien, no nos queda otra a veces que levantarnos entre nosotras para seguir adelante. Proponía entonces anoche algo que probó ella con éxito y que consiste en hacer grupos de apoyo entre mujeres y ayudarse a cumplir los objetivos o sueños en nuestras carreras y en la misma vida; si ya éramos dos o más mujeres en un medio había que enseñar, confiar y no ver en la otra una competencia. Siempre sería mejor hacer equipo.

Para cerrar, la DJ y productora nacional Valesuchi le preguntó qué le parecía que en los carteles de festivales todavía hubiese tan pocas mujeres, que por qué eso todavía tenía que ser tema más que la misma música. Jessica Hopper llegó a la conclusión en sus investigaciones que compramos más música que los hombres, entonces que es imperativo tener una mayor presencia femenina, que hay poco espacio para chicas y se sigue reforzando la idea de que somos unas outsiders, cuando en realidad somos una buena parte del público. Así que de nuevo, seguir empujando y abriéndose caminos, escuchar a esa fan que a veces es ridiculizada, que sea parte de la industria, escribiendo o tocando, y apoyándose en otras para hacer llegar su voz. Nos inspira y ayuda a todas.